Las reglas del método sociológico (Emile Dukrheim) Cap 5 y 6
Enviado por Roberto Lago • 1 de Mayo de 2018 • Resumen • 1.655 Palabras (7 Páginas) • 1.584 Visitas
Las reglas del método sociológico
(Reseña de los capítulos 5 y 6, más Conclusiones)
Capítulo V
Luego de definir en los primeros cuatro capítulos qué es un hecho social, las reglas relativas a su observación, la distinción entre lo normal y lo patológico, y la constitución de los tipos sociales, Durkheim (en adelante D) se aboca en el capítulo 5 a buscar una explicación a los hechos sociales, y a poner énfasis en la relación causa efecto de su origen.
D cuestiona a Augusto Comte y a Herbert Spencer en sus afirmaciones sobre el origen de un fenómeno social, puesto que el primero apoya su pensamiento en que existe una tendencia o fuerza progresiva que es natural en la especie humana. Los hechos sociales de este modo tienen una utilidad o finalidad, hacer mejor la sociedad, y su origen es esa fuerza progresiva que tiende a que todo vaya avanzando de manera progresiva y positiva.
En Spencer cuestiona su teoría de que toda la evolución y actos del ser humano buscan una mayor felicidad, por lo tanto, la búsqueda de una mayor cooperación, la existencia de un estado, relaciones cada vez más complejas, familia, cooperación militar, gobierno, etc. se producen porque el hombre busca una mayor felicidad. Ambos consideran que el origen de los hechos sociales proviene de una utilidad.
Para D ninguna de estas explicaciones es válida. “Hacer ver para qué sería útil un hecho no es explicar cómo ha nacido ni cómo es lo que es”, afirma.
Y agrega: “No es esta necesidad (de utilidad) lo que puede sacarlas de la nada y conferirles el ser. Su existencia se debe a causas de otro género”.
Para D un hecho puede existir sin servir para nada, ya sea porque nunca se ajustó debidamente a una necesidad social generalizada o porque ya perdió su utilidad.
Pone como ejemplo, entre otros, el dogma religioso del cristianismo, que se ha mantenido a través de los siglos, pero sin embargo el rol de la religión es completamente diferente a en la sociedad moderna.
D reflexiona que las causas que hacen ser a un hecho social “son independientes de los fines a los que este hecho sirve”.
Denomina “finalismo” a la teoría de la utilidad del hecho social, y la descarta explicando que no hay fines y menos incluso medios que se impongan necesariamente a todos los hombres.
Si la utilidad fuese cierta debería haber infinito número de hechos sociales diferentes a través de la historia. Sin embargo, D subraya que un mismo hecho social se reproduce con “asombrosa regularidad” en diferentes sociedades y épocas.
Pone múltiples ejemplos como la covada, el levirato, la exogamia o el rapto de la novia, que se pueden observar en la historia de los pueblos más diversos.
“Esta generalidad de las formas colectivas sería inexplicable si las causas finales tuvieran en sociología la preponderancia que se les atribuye”, afirma.
Postula que para explicar un fenómeno social debe buscarse de manera separada la “causa eficiente” que lo genera y la función que cumple, y enfatiza que “los hechos sociales no existen generalmente en vistas de los resultados útiles que producen”, y añade que pensar lo contrario es ser “demasiado subjetivo” como para realizar un análisis científico como el que él reclama para la sociología.
D critica a quienes han venido ejerciendo la sociología hasta ese entonces (1895 primera edición del libro), ya que siguen un método esencialmente psicológico y finalista, lo que deja a la nueva ciencia que él está fundando como dependiente de la psicología. En ese contexto asegura que, si un fenómeno social “está explicado directamente por un fenómeno psíquico, se puede estar seguro de que la explicación es falsa”.
Tras una extensa refutación del finalismo, y otra vez polemizando con Comte (cuestiona puntualmente su regla de los tres estadios) y Spencer, D postula una regla fundamental en su teoría: “La causa determinante de un hecho social debe ser buscada entre los hechos sociales antecedentes, y no entre los estados de la conciencia individual”.
Poco después toma distancia de los contractualistas y refuta sus teorías sobre el estado de naturaleza, especialmente mencionando a Thomas Hobbes y Jean Jacques Rousseau, aunque en el tema de la coacción social también menciona de manera negativa a Nicolás Maquiavelo.
Para D es contradictorio que el individuo haya creado una maquinaria para dominarlo como el contrato social. El hombre no es forzado a una vida social, por el contrario, es algo natural en los individuos vivir en sociedad.
“El hombre esta naturalmente ligado a la vida política, doméstica, religiosa, a los intercambios, etcétera”, dice D. Agrega que las doctrinas contractualistas no están de acuerdo con la ciencia sociológica que él postula y que, si bien el hombre se inclina ante la fuerza social que lo domina, esta “es natural y no se deriva de ningún dispositivo convencional”.
Capítulo VI
En este último capítulo (“Reglas relativas a la administración de la prueba”) D comienza explicando que la sociología solo cuenta con un medio para demostrar que un fenómeno social es causa de otro: comparar los casos en que estos están presentes o ausentes simultáneamente.
Descarta la experimentación propiamente dicha (requiere que el observador puede producir hechos artificialmente para analizarlos) y señala que en sociología “el método que empleamos es la experimentación indirecta o método comparativo”, porque podemos aproximarnos a los hechos tal como se produjeron espontáneamente, y establecer las relaciones de causalidad.
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