MULTICULTURALISMO

Ensayo

MULTICULTURALISMO

La globalización a pesar de presentarse como un fenómeno unificador de culturas, mercados y conocimiento, presenta aristas totalmente negativas para los más desfavorecidos,   así como la migración ha llegado para crear un nuevo orden mundial, en donde la multiculturalidad es un fenómeno natural en casi todos los países.

Aunque millones de indígenas aun viven en sus territorios originarios, muchos se han visto obligados a migrar para buscar nuevas formas de vivir, así sus identidades se han visto permutadas, al igual que sus condiciones de dignidad siendo víctimas de opresiones y desigualdades.  Todo esto consecuencia de los fracasos de las políticas de desarrollo, la falta de oportunidades, las políticas nacionalistas y desarrollistas que  agravan la desigualdad y la exclusión.^[1]

“Como en el antiguo discurso hegemónico que atribuía a los pobres la responsabilidad por su situación (“trabajan poco”, “no tienen iniciativa”), ahora la distinción entre los que se mueven y los que se quedan se adjudica a las inclinaciones caseras o las costumbres o las “ideas fijas de los sedentarios”. Sin embargo, existen vinculaciones estructurales y complementarias entre unos y otros”. ^[2] Es la globalización en el mercado, las redes sociales y la mercadotecnia, la comercialización en masa, lo que ha desencadenado la falta de oportunidades a las sociedades locales a salir de su propio territorio para enfrentarse a la nueva realidad.  

Las ciudades se han vuelto cosmopolitas pero no en todas existe tolerancia, miles de migrantes son privados de derechos, inclusive marginados a una brecha de miseria. Los nacionalismos y fanatismos son causas principales de estas brechas.  

“(…) Las filosofías ancestrales deben ser erradicadas; las viejas instituciones sociales tienen que desintegrarse; los lazos de casta, credo y raza deben romperse; y grandes masas de personas incapaces de seguir el ritmo del progreso deberán ver frustradas sus expectativas de una vida cómoda. Muy pocas comunidades están dispuestas a pagar el precio del progreso económico (…)” ^[3] 

Aunque existen actualmente varias instituciones  como la UNESCO y el PNUD,  a favor de crear políticas para erradicar el racismo, la desigualdad y la intolerancia, estas siguen siendo una realidad en casi cada país existe una cultura hegemónica haciendo caso omiso de ciertas costumbres de las culturas menores, es por eso que el autor Kimlicka comenta que  “En muchas partes del mundo, una saludable dosis de individualismo proporcionaría un merecido descanso a los conflictos originados por cuestiones de grupo.”^[4] 

Un ejemplo de lo anterior es el uso de Hiyab en escuelas laicas de Europa, hace poco escuche la noticia donde  "La aprobación de la ley que prohíbe el pañuelo en las escuelas primarias en Austria ha sido el último ejemplo de las prácticas preocupantes en relación a libertades", dijo el ente diplomático turco al indicar que el efecto de la ley "no se extiende a la kipá judía y el patka de los sijes". La Cancillería turca considera que la xenofobia y la islamofobia respecto a las comunidades musulmanas y turcas residentes en Europa, especialmente en Austria, se hizo "sistemática e institucional".  Cuando hasta hace pocos años, recuerdo  que durante  mi estancia en este país,  esta prohibición también estaba inculcada en escuelas turcas, donde el laicismo tenía un carácter estricto y una mujer no podía profesar su religión portando una hiyab en su cabeza al ingresar a instituciones públicas.  ^[5]

De igual manera en México la hegemonía católica que llega hasta las instituciones, donde muchas veces alumnos o personal de otras religiones o etnías son juzgados o marginados por su propia identidad.  

En el en el coloquio América profunda, celebrado en la ciudad de México del 6 al 9 de diciembre de 2003.  El invitado Felipe Quisque comenta: “yo no puedo usar sombrero, ni la vestimenta que llevo en mi ayllu, al venir aquí; no se me permite”. ^[6]

Según la Declaración Universal de la UNESCO sobre la Diversidad Cultural en el artículo 4to dice que “La defensa de la diversidad cultural es un imperativo ético, inseparable del respeto de la dignidad de la persona humana. Ella supone el compromiso de respetar los derechos humanos y las libertades fundamentales, en particular los derechos de las personas que pertenecen a minorías y los de los pueblos indígenas. Nadie puede invocar la diversidad cultural para vulnerar los derechos humanos garantizados por el derecho internacional, ni para limitar su alcance”.

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