Pena de Muerte

PENA DE MUERTE

La pena de muerte es un tema de gran controversia debido a que atenta contra la vida de un procesado. Trata de una sanción máxima con la que el Estado castiga a un delincuente, ésta ha sido aplicada desde el origen del ser humano y consiste en producir el perecimiento a un condenado como castigo a un delito capital, es decir un delito que atente contra la vida de una persona. En la antigüedad se la realizaba de distintas maneras hasta que se creó la inyección letal para que la persona a la cual se le aplica no sufra al morir.  

Se conoce que esta ley aún está vigente en 56 países: China, Irán, Arabia Saudita, Iraq y Pakistán son los países con más ejecuciones, además “la República Islámica es la única que contempla la pena de muerte para menores de edad. Desde 1990, al menos 47 menores han sido ejecutados por delitos que cometieron antes de cumplir los 18” (Agenda, 2017) 

Estados Unidos es el único país de América que aplica esta norma aunque no el único que la tiene escrita en su constitución. La Constitución de Perú, en su artículo 140 hace mención a la pena de muerte pero no la aplica debido a que el Estado ha ratificado en el Pacto de San José un documento, mismo que prohíbe atentar contra la vida de una persona: “Artículo 140.- La pena de muerte sólo puede aplicarse por el delito de traición a la patria en caso de guerra, y el de terrorismo, conforme a las leyes y a los tratados de los que el Perú es parte obligada.” (Tribunal Constitucional del Perú, pág. 56)

¿Bajo qué argumentos se aplica la pena de muerte? ¿Podría esta pena ser llamada “justa”? Estas son preguntas que tienen varias posturas puesto que existen quienes están a favor y otras que están en contra de la aplicación de esta norma cuando se comete un acto de gravedad como un homicidio. Se dice que quienes están a favor de que un asesino sea sometido a una pena capital, piensan que así se podrá terminar con la delincuencia y los actos criminales que se han generado, pero “[d]esde hace años los crímenes graves no han experimentado ninguna reducción significativa allí donde se ha vuelto a introducir la pena de muerte” (Beristain, pág. 105) Pese a que sí se ha aplicado esta norma la ONU no tiene cifras para decir que con esta pena se han reducido los crímenes.

Por otra parte también hay quienes piensan que “la pena reside en la retribución del daño ocasionado; el verdadero sentido de la retribución es el de compensar un mal de manera de reparar la lesión jurídica y extinguir la culpabilidad del autor” (Martino, 2003), pero el ser humano debería entender que no se puede actuar cometiendo lo mismo, es decir que no se debe vivir en un mundo donde se pague con la venganza.

Ahora bien, por un lado se encuentra Rodrigo Duterte, actual presidente de Filipinas quien ha manifestado que prefiere matar a los delincuentes que gastar el dinero de su nación en alimento para los procesados. ¿Es esto un acto de justicia? ¿Acaso está consciente de lo que ha dicho? “En los países democráticos, el coste de la pena de muerte es más alto que el de la cadena perpetua” (Beristain, pág. 106) Quizás esto es algo que mucha gente desconoce, pero, el organizar un juicio justo y terminar con la vida del condenado es más costoso que mantenerlo en prisión por varios años, cumpliendo una cadena perpetua.  Por otro lado están los instrumentos internacionales como la ONU que ha luchado para la abolición de esta ley y es así que su artículo número 3 de la Declaración de Derechos Humanos “expresa la defensa de la vida de todo individuo. En este contexto si se afirma que la vida es un derecho y no una obligación, entonces tampoco se puede tomar la muerte como una imposición o deber” (Márquez Mendoza, Octavio, Veytia López, Marcela, Guadarrama Guadarrama, Rosalinda, Ruiz Peña, Sergio, González Fabián, Elba Margarita, 2015)

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