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Pobreza En El 2011


Enviado por   •  5 de Febrero de 2013  •  1.633 Palabras (7 Páginas)  •  346 Visitas

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Alta desigualdad concentra la riqueza en 23% de la población

6 % es dueño de casi todo, el 16 % restante; de lo que queda

Éramos un país descalzo. Más de medio millón de pies al aire apisonando la tierra de los amos, unos cuantos criollos y extranjeros con calzado parisino, leontina y bastón con puño de oro pregonando el linaje, como el Ford frente a sus casonas coloniales, símbolos de la desigualdad, de la histórica exclusión social que arraiga y se engarza en el tiempo, y que un siglo después, en 2012, se cobrará un alto precio: la paz social.

Eran pocos, un puñado de importadores y exportadores, terratenientes que con la ley o la trampa se fueron apoderando de los terrenos comuneros, los ricos del primer decenio del siglo XX, cuando República Dominicana era una nación pobre, muy pobre, con una pobreza sumisa, resignada, que entendían obra de Dios y no del hombre, algo natural y no fruto del despojo, de la acumulación facilitada por leyes, decretos y otras artimañas que, como ocurriría después, legalizaban la apropiación desmedida.

Calzapollos. Al mediar la centuria, ni la Fadoc con sus rústicos y torturadores zapatos de uso compulsivo logró calzar gran parte de los pies desnudos o con “calzapollos”, alpargatas de neumáticos que a la población campesina, casi el 90% en 1912, protegían de las niguas y la parasitosis, que hacían estragos. Gente muy pobre, jornaleros y peones ajenos a la “danza de los millones”, en los años veinte, a la lluvia de dólares que desde 1945 nos volvía a traer el azúcar junto al café y el cacao en la posguerra.

Desigualdad y pobreza caracterizaron la tiranía de Rafael L. Trujillo, dueño y señor del país, el único que podía acumular riquezas, y los ricos de siempre a los que no había expropiado, gente de alcurnia con sus Cadillac y Chevrolet, mansiones y chalés que marcaban su estatus.

Nadie más podía empotrarse en la cima de la pirámide social, adonde se enquistó una veintena de familias que se apoderaron del patrimonio trujillista tras caer el tirano, iniciándose cambios en la estructura económica y la estratificación social. Despuntó la clase media, se adoptaron nuevos patrones en la generación del ingreso y en el consumo. Por el contrario, la concentración de las riquezas en pocas manos siguió siendo una constante.

Justo en 1961, los parámetros internacionales nos encasillaron en la categoría de país pobre, el número tres entre los más empobrecidos de América Latina. A fuerza de crecer dimos el salto. La economía se expandió y en 2007 nos declararon país de ingresos medios, posición consolidada en el primer decenio del siglo XXI. ¡Ya no somos pobres! Torres, elevados, villas con sus marinas y campos de golf lo atestiguan.

¿Que ya no somos pobres? Y esos arrabales urbanos, y esa gente famélica en campos y bateyes, y esa miseria en El Valle, Enriquillo y el Cibao Noroeste, las zonas más deprimidas con tasas de pobreza en 2011 de 53.9%, 53.8% y 50.8%, respectivamente?

Dimensiones dramáticas. El crecimiento económico generó cuantiosas riquezas. Sin embargo, nunca como ahora la endémica desigualdad había aflorado tanto, nunca la pobreza había tenido dimensiones tan dramáticas, aristas tan cortantes, afiladas por la exclusión. De US$1,232 en 1961, el ingreso per cápita se remontó a US$5,218 en 2011. Pero de ese promedio, el 10% más rico acapara 37 veces más que el 10% más pobre.

El país comenzó a transitar el siglo XXI con un Producto Interno Bruto (PIB) de US$23 mil millones en el año 2000, el cual subió a RD$55 mil millones en 2011, más que duplicado. Al mantenerse los mismos patrones en la concentración de la renta, las riquezas volvieron a fluir hacia la cúspide, un 6% de la población, también al 17% de clase media alta.

En total 23% beneficiado con alrededor del 60% del ingreso nacional, entre ellos los nuevos millonarios en dólares que se apropian del patrimonio estatal, políticos corruptos que saltaron de la base a la cima de la pirámide social, los catapultados por el narcotráfico, el contrabando, el tráfico humano. Disfrutan del festín, de las riquezas producidas por todos pero distribuidas con gran inequidad.

Más pobres. En términos absolutos y relativos, en 2012 hay más pobres que en el 2000. Y es que la pobreza se dispara en tiempos de crisis, como 2003, que subió al 42%, pero baja muy poco y lentamente en tiempos de bonanza, como 2005, 2006 y 2007.

Similar comportamiento se evidenció de 1997 a 2000, años en que el PIB creció a una media de 6% y la pobreza solo bajó un punto.

¿Por qué? Es obvio, los estratos bajos soportan el mayor rigor de los ajustes para enfrentar las crisis, sobre ellos recae la inflación, la carga impositiva, el peso de la deuda. Por eso, todavía en 2010 el índice de pobreza se mantenía en 33.2% de

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