Procesos Normativos En La Escuela. Bullying, Reflejo De Una Sociedad En Decadencia
Enviado por JaviRock • 19 de Agosto de 2013 • 1.381 Palabras (6 Páginas) • 501 Visitas
A raíz y consecuencia de que últimamente se ha analizado el “Bullying” o “matonaje” (como lo conocemos en la lengua hispana) desde aspectos meramente superficiales, hemos decidido plantearlo desde una mirada anticapitalista, posmodernista si se quiere decir, dejando de lado todo afán reformista, que tiende a analizar el bullying como simples errores humanos producto de una mala administración escolar o familiar, teniendo por detrás toda una ciencia y saberes incuestionables. Con esto decimos, que los estudios (casi todos) que se encuentran en torno al bullying sólo abarcan el tema desde aspectos reformistas, analizando las consecuencias pero no intentando develar las causas directas, siempre intentando dar soluciones momentáneas que sólo apelan a podar el problema, y no a socavarlo de raíz. Con esto se nos da a entender que el Bullying como práctica siempre ha existido y existirá, naturalizando los hechos que surgen de todo un entramado de saber poderes más construcciones sociales. Entonces aparecen todos estos especialistas de la educación, desde psicólogos, médicos, psiquiatras y profesores, quienes en el fondo poseen algo en común, la misma función correctora del individuo anómalo, con un actuar policial especializado, capacitados para aconsejar, recetar y aplicar las medidas necesarias para aminorar y/o reducir la situación problemática, controlándola y evitándola a través de prácticas educativas que fomenten el “respeto”, la tolerancia, y la integración, al mismo tiempo que se justifica y refuerza la labor de la ciencia como productora de verdades científico sociales.
EllxsCuando en realidad lo único que se obtiene es hacer más sencilla la vida de aquellos mismos que perpetúan el problema. Por esto, se tiende a creer que las causas son tan simples y superfluas como un problema de “disciplina” por lo tanto una mala formación de los estudiantes, haciendo parecer que el bullying como práctica no es más que una problemática que se da en los colegios de bajos recursos por fallas de la administración en el control de los alumnos, un mal desempeño profesional de los distintos sectores y unidades educaciones, o problemas intra familiares. Pretendiendo que la solución se base siempre en reprimir o controlar la “anomalía” y sus consecuencias, que radican primero que nada en la subjetividad del individuo, siendo este, no más que el simple espectador de una sociedad basada en la “superioridad”, la “normalidad” y el imaginario de la diferencia. Pero que al mismo tiempo y de forma hipócrita sanciona todo indicio de superioridad en los individuos, toda muestra y expresión de privilegios que siempre recaen en algún tipo de exclusión, discriminación o abuso. Ya vemos lo paradójico de todo esto, el sancionar, condenar y castigar lo mismo que se promueve, es lo que llamamos doble discurso o doble moral, y es en estas contradicciones y farsas donde la moral trabaja, se refuerza y se optimiza, formando y conformando sujetos llenos de culpa que se esforzarán en hacer cumplir la norma moral. Si somos conscientes de esto es cuando nos percatamos de lo hipócrita qué es la sociedad en sí, entonces vemos como esta, estratégicamente se moraliza más y más, a medida que sistemáticamente la violencia simbólica se va ejerciendo con mayor eficacia. Como sabemos, lo acontecido una vez en la sociedad, ocurrirá más tarde en la escuela sólo que en un espacio físico más reducido o a “escala”, y lo que ocurre en la escuela, repercutirá a un nivel más general en la sociedad de la misma forma. La escuela es la cuna de la organización social, uno de los motores principales en los que se sustenta el poder a través de la competencia el ego y los demás procesos de normalización/estandarización impartidos en las escuelas, tales como las ideas sobre lo bueno/malo, lo feo/bello, lo aceptado/no aceptado, correcto/incorrecto, normal/anormal, y un sinfín de binarismos que transmiten estereotipos normativos que condicionan los comportamientos, construyendo subjetividades necesarias para la reproducción de la cultura tal como la conocemos. Claro aparentemente solucionan el problema, pero aquella solución es tan homologable como la solución que puede otorgar la ley, la cárcel o el derecho.
“De hecho occidente se dedica a aplastar, ante la alteridad la aplasta, o bien disuelve la diferencia en diversidad, una especie de diferencia domesticada, ante lo distinto, un peligro “inquietante”, ante lo raro, lo que hace es atraerlo, absorberlo
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