Profesorado de Matemática Práctica Docente I
Enviado por RociPoblete • 21 de Julio de 2017 • Ensayo • 1.224 Palabras (5 Páginas) • 211 Visitas
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Instituto de Formación Docente Continua
Río Colorado
Profesorado de Matemática
Práctica Docente I
Docentes: Daniela Gómez Elizondo y Juan Cruz Godoy
Alumna: Rocío Poblete
Fecha de presentación: 29/09/2016
La educación es muy importante para nuestro desarrollo, para disminuir la pobreza y para obtener libertad e igualdad, nos educamos desde que somos pequeños, primero en nuestro hogar, luego en la escuela y en cualquier ámbito donde nos encontremos; todo aprendizaje es significativo, desde una señal de tránsito, valores, costumbres, hasta un cuatrinomio cubo perfecto; lo que quiero decir es que nos estamos educando permanentemente.
“Para Sarmiento, educar es función primordial de la forma republicana de gobierno, pero, a la vez, la existencia de ésta depende del grado de instrucción del pueblo. Su ideal es la construcción de una república democrática -que reconoce la participación de todos los ciudadanos en la cosa pública- y ello exige ciudadanos, es decir, sujetos conscientes de la responsabilidad que les cabe en la elección y control de quienes ejercen el poder político”. (Arias Bucciarelli, M. ,2011).
En mi caso, lo que más aprecio es la educación pública, por todo lo que se luchó para que haya más inclusión, que sea más igualitaria y que no sólo puedan acceder a la educación los que disponen de los recursos económicos para pagarla. A continuación desarrollaré mi opinión al respecto de ésta “educación inclusiva”.
Nadie puede ignorar todo lo que pasó en la historia de la educación argentina, sabemos que al principio sólo unos pocos asistían a la escuela, principalmente los varones (luego se incluyeron las mujeres), y únicamente se tenían en cuenta a los europeos y a los de clase alta. Tuvieron que pasar mucho años para que se establezca la educación pública, oficialmente con la sanción de la Ley N° 1420 (educación común, laica, gratuita y obligatoria) en 1884, con la que al fin hubo más igualdad.
En todo mi trayecto escolar concurrí a instituciones públicas; en la primaria fui a la Escuela N° 91 Granaderos de San Martín, donde había comedor al mediodía, recuerdo que las comidas eran riquísimas y casi siempre había guiso de arroz. Con mi hermana íbamos constantemente a comer allí, porque nos mandaba nuestra madre y a parte nos quedaba cerca la escuela. Ahora que lo pienso mejor y reflexiono sobre nuestra situación económica en ese tiempo, sabiendo que mi madre era soltera (y aún lo sigue siendo), y tenía que cumplir los roles de mamá y papá, porque nuestro padre casi nunca nos pasaba la cuota alimentaria y las pocas veces que lo hacía eran unos miserables pesos que alcanzaban para la comida de una semana. Hoy recapacito y puedo darme cuenta que mi mamá nos mandaba a comer a la escuela seguramente para tener menos gastos, igualmente nosotras nunca nos quejamos porque la comida nos gustaba, y nuestros hermanos mayores también habían comido allí cuando cursaron en esa escuela. Por eso amo las escuelas públicas, por la oportunidad que dan a familias como la nuestra, dado que aunque sea una simple comida de almuerzo, para algunos chicos tal vez era su única comida en el día, además me acuerdo que los panes que sobraban se los daban a los chico más carenciados para que lleven a su casa, en ese momento era una niña y no recapacitaba sobre este tema; teniendo en cuenta que desde los comienzos de 1990, la escuela se convirtió en comedor, centro asistencial y única institución que contenía a niños y adolescentes abandonados por su comunidad y sin resguardo, brindándoles coberturas de salud y programas sociales (Puiggrós, 2003). Pensar que pasaron casi tres décadas desde que se implementó el comedor, tan poco tiempo, de tal modo que es una satisfacción pertenecer a esta época con más igualdad y oportunidades para todos.
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