Síntesis de LA Constitución como medio de control
Enviado por em_lira • 25 de Noviembre de 2015 • Síntesis • 2.000 Palabras (8 Páginas) • 115 Visitas
- SÍNTESIS DE LA OBRA.
A manera de introducción, el autor expone una analogía, en tanto se refiere a una palabra clave, máximo, ambas se refieren a organización y a intereses, los intereses se dividen entonces, en este caso, en personales y en los de un Estado en general y para su beneficio. Obvia y lastimosamente el caso de intereses personales y organización sólo para la corrupción es México. Se desprende entonces, el texto, a la impunidad referida al presidente, sus gastos, los sueldos de los que están allegados a él, y la manera de ocultar los asuntos y las acciones del gobierno.
Se utilizan, entonces, los dramáticos descubrimientos de corrupción en 1995¸ para que se revelara la inutilidad de las instituciones públicas constituidas para observar la conducta ética profesional que deben desempeñar los servidores públicos, esto refiriéndose al presidente y sus allegados, en primera instancia. Esto quiere decir que a raíz de esto, se tuvo en cuenta que estos mecanismos no servían del todo bien, esto en la Secretaría de la Contraloría de la Federación, que hoy en día es la Secretaría de la Función Pública y para su fiscalización, la Auditoría Superior de la Federación, las cuales, quisiera resaltar, si bien su relación con la presidencia no deja de ser de compadrazgo y se presta a actitudes de sumisión, con los demás servidores públicos, sí se tiene una estricta revisión y alineamiento o estricto apego a las leyes. Con esto quiero decir que por algo se empieza, siempre existirá esa sumisión ante el Ejecutivo Federal mientras ésta no sea un órgano a parte del, redundando, organigrama del mismo. Sino como ahora lo vemos, una fiscalía especializada en delitos de corrupción.
Lo anterior, menciona el autor, que sólo se crearon para formar un tipo de pantalla, que mantuviera en cuadro a los servidores que sus cargos fueran de menor jerarquía, y así aparentar la rendición de cuentas, y el control político siguiera en las altas esferas; por lo que se pueda referir entonces, a la confrontación de la rendición de cuentas en México.
Arremete contra la Constitución en cuanto a sus estructuras, que está construida para que los altos mandos dispongan de los recursos provenientes de los impuestos, que están para el mantenimiento de la nación; esto y asuntos que repercuten de manera inmediata en la sociedad a parte de los impuestos, están fundadas en la constitución, como barbaridades y otras fantasías, como lo menciona el autor.
La constitución, en cuanto a los reinos, sólo eran leyes hechas o decretadas, que si bien era para enseñarle a los súbditos hasta dónde era el reino, también eran misivas hacia los personajes más importantes del reino donde el rey les concedía privilegios y guardaba sus intereses a cambio de su reconocimiento como rey.
Nos habla de una constitución republicana, o de su idea, que surgió en el Estado de Pennsylvania, en EE.UU., que concebía a la constitución hecha por el pueblo y era una ley de control para el gobierno. Cuando el autor dice que las palabras federación y el poder de la federación se escribían en minúsculas da a entender que el constituyente, en 1917, quiso aminorar o resaltar esas palabras, no para restarle poder al Ejecutivo o a sus allegados, sino para restarle responsabilidades en cuanto los últimos acometieran algún acto de corrupción. Por ende, cada vez que acontece algún acto de corrupción, si bien la imputación podría quedar en el aire, es adjudicada directamente, por estas palabra claves a la Nación.
Hace referencia a los artículos de la Constitución que consagran a los servidores públicos, que están sujetos a juicio político, esto con la finalidad de demostrar el cerco de impunidad con el que se han cubierto los ex presidentes, la manera de encontrar responsabilidades que adoptar, pero no tantas ni tan grandes como para quitarlos del poder. Actualmente sólo hay dos cuestiones por las que un presidente pueda ser sometido a un juicio político, las cuales son imposibles que ocurran hoy en día, y se tuvo buen cuidado de no incluir al Ejecutivo Federal en la lista de servidores públicos sujetos a juicio político.
El autor, en otras palabras, tergiversa el refrán “mientras más leyes tenga un Estado, más corrupto es”, cuando escribe los gobiernos despóticos con frecuencia escriben las leyes con las que aseguran su dominio sobre las poblaciones de manera indirecta.
De una manera fatalista y hasta un poco dramática, menciona que la subsistencia del Estado es gracias y por responsabilidad de los Ciudadanos, los cuales prestan a sus gobiernos los impuestos para que funciones, pero si bien el ciudadano hace un desprendimiento de su patrimonio, no es ningún prestamos, y bien lo vemos, si fuera un préstamo, no habría sanciones que nos exigieran de manera directa y concisa pagar impuestos; y menciona que cuando un grupo selecto de personas son los únicos que tienen accesos a dominar esos recursos es, entonces, un país de esclavos y no uno libre,
Por lo mismo, establece que los impuestos deben establecerse con el consentimiento de los gobernados, o sea por medio de sus representantes legítimos; como ejemplo pone las leyes de EE.UU. y de Alemania.
Se nos ha olvidado que los funcionarios ni deben utilizar uno solo de los bienes y de los fondos que manejan, en nada que no sea estrictamente en beneficio de la población.
Cuando el poder se concentra en una persona o en un grupo, aquel que lo tiene puede establecer que sus actos no sean juzgados. En México, el poder del presidente no es absoluto, pero ha sido suficiente para protegerse de no ser juzgado, logrando con ello una virtual impunidad. Esto solo fue posible porque la población lo ha permitido o lo ha tolerado. En realidad, la población, nosotros, también somos culpables por haberlo aceptado.
Una primera concepción utópica, y además absurda, es aquella que pretende ver a la Constitución como la expresión de una voluntad constante, permanente y eterna de toda la población, no solo la que vivía cuando se hizo el texto original, sino la que empezó a vivir cuando los que la hicieron ya habían muerto.
La veneración por la Constitución en este aspecto, surge de la ilusión de que su texto se hizo para proteger a la población de los abusos de los hombres. Desgraciadamente, la Constitución, nuestra Constitución, la anterior, la actual y todas las constituciones del mundo, las hacen quienes tienen el poder.
Esta idea de la Constitución como garantía contra la injusticia, como el medio infalible para la protección de todos los mexicanos, es naturalmente incompatible con los cambios que los gobiernos introducen constantemente en ella. Esta ilusión de la Constitución es igualmente compatible con el hecho de que esos mexicanos no tienen ningún derecho a saber en forma clara y sencilla, que se hace con el dinero que ese gobierno les quieta puntualmente, ni cuanto destinan para si mismos los encargados de proponer los impuestos y los encargados decobrarlos.
La protección contra el gobierno detrás de un texto escrito es imposible cuando la población no participa realmente en el proceso por el que se hace ese texto, y ni siquiera participa de manera constante, efectiva y razonada en la vida política. La protección detrás de un texto es patética cuando el gobierno tiene a su disposición el dinero que obtiene de la población a través de los impuestos, y todos los recursos que le da el control sobre los bienes comunes para utilizarlos o distribuirlos a fin de asegurarse de la adhesión y el respaldo de sectores privilegiados, la manipulación, el control, la creación de grupos, y la invención de partidos políticos.
Es infantil querer ver a la Constitución como garantía, cuando no existe un camino abierto, accesible, para imponer su cumplimiento.
Constantemente hablamos de estado de Derecho. Si vivir en un “estado de Derecho” significa que la población debe aceptar y vivir de acuerdo con las leyes que los gobernantes hacen, entonces “estado de Derecho” significa acatar esas leyes.
Es absurdo decir que en México existe un Estado de Derecho cuando las leyes coinciden con la Constitución, por la sencilla razón de que el mismo que hace las leyes modifica la Constitución con la queaquellas pretenden cotejarse. No existe estado de Derecho cuando no hay transparencia en el manejo de asuntos públicos. No existe estado de Derecho cuando el miedo a gobernar de una manera abierta, prevalece sobre la necesidad de esa confianza de la población, sin la cual cualquier avance es imposible.
Si estado de Derecho significa cumplir con leyes que obedecen a los intereses de quienes gobiernan, entonces no queremos un estado de Derecho. Si estado de Derecho significa que los gobernantes no tienen que dar cuenta de sus actos, entonces no queremos un estado de Derecho. Si estado de Derecho significa que un hombre y sus secretarios pueden aplicar o no aplicar la ley según quieren hacerlo, entonces no queremos un estado de Derecho. Lo que queremos es un estado de justicia elemental en donde la sociedad sea el verdadero amo de los servidores públicos; un estado en el que, en todo momento se nos muestren las cuentas minuciosas del dinero que les entregamos a quienes finalmente son nuestros empleados y no tienen mas poder real que el que la población les da, en la medida y durante el tiempo que quiera hacerlo.
Este país no puede continuar con un sistema de simulación constitucional apoyado en leyes que no cuentan con el consentimiento de la sociedad, y que fueron diseñadas para ocultar el manejo de los asuntos públicos.
Cuando el texto constitucional de un país autoriza al gobierno a manejar como quiera el dinero que obtiene de la población, ese gobierno empieza a construir unaestructura económica imaginaria.
El seguimiento de la línea de la Constitución, que abre la puerta a la corrupción,
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