Semiotica
Enviado por jonarko • 18 de Enero de 2015 • 6.673 Palabras (27 Páginas) • 194 Visitas
Semiótica VS. Semiología
“La muerte de Ferdinand de Saussure, el nacimiento de la Semiología”.
A finales del siglo XIX, Ferdinand de Saussure (1857-1913) cambió para siempre la visión sobre el lenguaje. Mucho antes de que Noam Chomsky fuese “el nombre que hay que citar” en cualquier texto de lingüística, Saussure ya había revolucionado todo. Curiosamente, él no pudo escribir lo que pensaba, profesor suizo, estudioso de lingüística (considerada como una rama de la teoría general de los signos), las clases que dio a sus alumnos cristalizaron en una teoría, el Curso de Lingüística General, que no es más que los apuntes que dio a sus alumnos en clase. Así se creó la Semiología.
La Semiología, es una ciencia mayor que la lingüística que estudia “la vida de los signos en el seno de vida social”, es un neologismo por que no encuentra antecedentes de su uso y su objeto de estudio es el signo, lo que la delimita de antemano, aunque esta se encuentre regida por un sistema: el sistema de signos lingüísticos, es decir la lengua.
A su vez Charles Sanders Pierce (1839-1919) Habla de la necesidad de una ciencia llamada Semiótica, que sea “la doctrina de la naturaleza esencial de las variedades fundamentales de toda posible semiosis”, este término (Semiótica) fue utilizado desde Hipócrates y Galeno para denominar el conjunto de síntomas de una enfermedad, posteriormente utilizado por Locke en sus Ensayos sobre el entendimiento humano en 1690.
Lo primero para entender a Ferdinand de Saussure es la diferencia de los conceptos de “lengua ” y “lenguaje”.
Lengua, es una parte determinada y esencial, un producto social de la facultad de lenguaje y un conjunto de convenciones necesarias, adoptadas por el cuerpo social para permitir el ejercicio de esta facultad en los individuos.
La relación que hay entre lenguaje y lengua es la que existe entre una capacidad o facultad de realizar algo y el producto de esta capacidad.
La lengua es un sistema de valores puros, dos elementos entran en juego en su funcionamiento: las ideas y los sonidos. Sin la ayuda de los signos, seríamos incapaces de distinguir dos ideas de una manera clara y constante.
El papel característico de la lengua frente al pensamiento es el de servir de intermediaria entre el pensamiento y el sonido. El pensamiento es caótico por naturaleza y se ve forzado a precisarse al descomponerse.
Se podría llamar a la lengua el dominio de las articulaciones, tomando a esta palabra en el sentido ya definido: cada término lingüístico es un pequeño miembro, un articulus donde una idea se fija en un sonido y donde un sonido pasa a ser el signo de una idea.
Lengua no se podría aislar ni el sonido del pensamiento, ni el pensamiento del sonido.
La elección que requiere un determinado tramo auditivo (sonido) para una determinada idea es totalmente arbitraria.
Solo el hecho social puede crear un sistema lingüístico. La colectividad es necesaria para establecer valores cuya única razón de ser consiste en el uso y en el consenso general.
Además la idea de valor, si determinada, nos muestra que es una gran ilusión considerar un término simplemente como la unión de cierto sonido con cierto concepto. Es preciso partir de la totalidad solidaria para obtener mediante el análisis los elementos que ella contiene.
El lenguaje es la capacidad, facultad de simbolización o de significación, capacidad de utilizar signos; es decir, “de representar lo real por un signo y de comprender el signo como representante de lo real”, también dice Benveniste que es una facultad humana, que posee una característica universal e inmutable del hombre, otra cosa distinta de las lenguas (particulares y variables en las cuales se realiza).
Al ir estableciendo la diferencia entre lengua y lenguaje, Saussure va construyendo un paradigma científico mediante el cual asigna a la lingüística un lugar epistemológico autónomo respecto a otros enfoques posibles de los fenómenos que analiza y de notable coherencia y exhaustividad.
Saussure define a la lingüística como el conjunto formado por la lengua (sistema de signos lingüísticos) y el habla (conjunto de realizaciones fónicas de dicho sistema); su postura parte desde dentro de la lingüística y se proyecta hacia las demás ciencias del signo, además dice que si por primera vez se ha podido asignar a la lingüística un lugar entre las ciencias es porque se ha hecho depender de la Semiología.
También comenta que el problema lingüístico es ante todo semiológico, y que los desarrollos toman su significación de ese hecho importante, si se quiere descubrir la verdadera naturaleza de la lengua, hay que considerarla en lo que tienen en común con todos los demás sistemas del mismo orden; y los factores lingüísticos que aparecen como importantes a primera vista, no deben de ser considerados más que en segundo plano sin o sirven para distinguir la lengua de los demás sistemas.
La unidad lingüística es una cosa doble, formada por el acercamiento de dos términos. Los términos implicados en el signo lingüístico son ambos psíquicos y están unidos en nuestro cerebro por un enlace asociativo.
El signo lingüístico no une una cosa y un nombre, sino un concepto y una imagen auditiva (con imagen auditiva nos referimos no al sonido material sino a la huella psíquica de ese sonido).
El carácter psíquico de nuestras imágenes auditivas aparece con claridad cuando observamos nuestro propio lenguaje. “Sin mover los labios podemos hablarnos a nosotros mismos.”
Ferdinand de Saussure desarrolla extensamente los caracteres de la lengua y sólo incidentalmente se preocupa de fijar determinadas características del habla. Esto es coherente con la totalidad de su pensamiento, ya que dirige su tarea al desarrollo de una lingüística de la lengua, con total prescindencia de una lingüística del habla.
Llamamos signo a la combinación del concepto y de la imagen auditiva. Y podemos sustituir concepto e imagen auditiva por Significado y Significante.
Principios:
1. la arbitrariedad del signo: El vínculo que une el significante al significado es arbitrario. Este principio domina toda la lingüística de la lengua.
Con la palabra arbitrariedad, queremos decir que es inmotivado, o sea, arbitrario respecto del significado, con el que no tiene ninguna vinculación natural en la realidad. La propia arbitrariedad del signo resguarda a la lengua de toda tentativa de modificarla. Para que una cosa pueda ser cuestionada, es preciso que se base en una norma razonable. La lengua, sistema de signos arbitrarios, carece de dicha base, y no cuenta por ello con ningún terreno sólido de discusión; no hay ningún motivo para preferir
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