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Semiotica

hinata_sama17 de Noviembre de 2014

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SEMIÓTICA, CULTURA Y COMUNICACIÓN. LAS BASES TEÓRICAS DE ALGUNAS CONFUSIONES CONCEPTUALES ENTRE LA SEMIÓTICA Y LOS ESTUDIOS DE LA COMUNICACIÓN

Por Carlos Vidales

Presentación

El artículo que aquí se presenta tiene su antecedente inmediato en un trabajo previo (Vidales, 2008d) en el cual se bosquejó un primer acercamiento a la forma en que se ha establecido la relación entre la semiótica y los estudios de la comunicación. En ese momento se argumentó que algunos lugares comunes sobre la semiótica y el estudio de la comunicación quizá podrían tener un origen similar que se remonta a los años setenta y ochenta con los trabajos de Umberto Eco y los de Irui M. Lotman, los cuales ya habían planteado un lazo de interdependencia entre semiótica, cultura y comunicación. Sin embargo, lejos de poder establecer un estado actual de la semiótica de la cultura o de las reflexiones sobre la cultura dentro de los estudios de la comunicación, ese primer acercamiento evidenció una doble problemática: primero, la reducción de la semiótica de una lógica general a una herramienta metodológica en los estudios de la comunicación producto de la confusión en el uso de los conceptos y sistemas conceptuales devenidos de la semiótica y; segundo y más importante, evidenció las consecuencias de la incorporación a la semiótica del pensamiento sistémico. De este segundo reconocimiento nace el argumento central que aquí se desarrolla, dado que la incorporación del pensamiento sistémico ha transformado a la cultura de un concepto de espacio a un concepto de configuración y a la comunicación de un proceso de intercambio a un producto de la complejización progresiva de los sistemas semióticos.

Sin embargo, al mismo tiempo que se reconocen las implicaciones y consecuencias de la incorporación del pensamiento sistémico a la reflexión semiótica, es necesario reconocer una segunda problemática vinculada a la relación de la semiótica con los estudios de la comunicación, relación que ha generado un espacio de confusión y malentendidos conceptuales. Como ya se ha afirmado, tanto los trabajos de Umberto Eco como los de Iuri M. Lotman se encuentran estrechamente vinculados tanto a la semiótica como a los estudios de la comunicación, pues lo que ambos hicieron fue plantear, desde la base semiótica, una forma de conceptualizar a la comunicación, llegando ambos a plantear «modelos» comunicativos de análisis como un intento formal de entender los fenómenos no sólo de comunicación, sino de la cultura en general. Lo anterior permite establecer el segundo problema, dado que sugiere que el elemento de enlace entre la semiótica y los estudios de la comunicación, no es el reconocimiento de la epistemología semiótica para el estudio de los procesos culturales, sino la cultura y la comunicación como conceptos compartidos. Por lo tanto, lo que aquí se sostiene es que la semiótica y los estudios de la comunicación comparten a la «cultura» y la «comunicación» como palabras, pero no como conceptos y mucho menos como elementos constructivos.

Por otro lado, pese a que Eco y Lotman comparten a la comunicación y la cultura como conceptos centrales y al marco semiótico como teoría general, en realidad no comparten la misma lógica constructiva. En el primer caso, ambos conceptos se desarrollan en el marco de una teoría estructural, mientras que en el segundo caso, ambos son desarrollados desde el punto de vista sistémico. Este es un elemento clave para entender no sólo el movimiento posterior de la relación de ambos programas con los estudios de la comunicación, sino, sobre todo, para entender el origen de algunos malentendidos sobre la incorporación de la semiótica a los estudios de la comunicación. Mientras la cultura desde el programa estructural sigue funcionando como concepto de contextualización espacio-temporal, desde la perspectiva sistémica se transforma, pasa de ser un concepto de espacio a ser un concepto de configuración. Y en eso consiste el trabajo que aquí se presenta, es decir, en reconocer las características de la cultura y la comunicación en el marco de la semiótica de Umberto Eco y en la semiótica de Iuri Lotman con la finalidad de estudiar, sobre la base ya explícita de ambos sistemas conceptuales, la transformación ontológica y epistemológica de la cultura y la comunicación así como algunos malentendidos que se han producido en los estudios de la comunicación cuando éstos han decidido incorporar a sus estudios la perspectiva semiótica. Por lo tanto, estos tres momentos son los que corresponden a las tres secciones en las que se encuentra organizado el trabajo y las cuales se desarrollan a continuación.

1. Cultura y comunicación: el legado estructural de Umberto Eco

Como ya se ha mencionado en la presentación a este trabajo, en vías al reconocimiento de la primera problemática referida a la transformación ontológica y epistemológica de la cultura y la comunicación, es necesario partir por hacer explícitos los sistemas conceptuales y los principios constructivos desde donde se pretende establecer la relación, es decir, es necesario hacer explícito tanto el sistema conceptual de Umberto Eco como el de Iuri M. Lotman así como sus conceptos fundamentales y sus principios constructivos1. De lo que se trata es, por tanto, de establecer los criterios epistemológicos desde donde se construyen conceptualmente tanto a la comunicación como a la cultura en ambos programas, por lo que se comenzará, por criterios analíticos, por explicitar la propuesta de Umberto Eco, quien formuló en los años sesenta tres hipótesis fundamentales sobre la cultura, la significación y la comunicación en el marco de la explicitación de los límites naturales de la investigación semiótica, los cuales habrían de darle forma a lo que llamaría el «umbral superior» y el «umbral inferior», límites fuera de los cuales determinado fenómeno ya no es considerado semiótico o como responsabilidad de la semiótica.

La propuesta que realizó Umberto Eco en los años sesenta está basada en la idea de que la cultura por entero es un fenómeno de significación y de comunicación, lo que tiene como principal consecuencia que humanidad y sociedad existan sólo cuando se establecen relaciones de significación y procesos de comunicación, es decir, la semiótica cubre todo el ámbito cultural, por lo tanto, el conjunto de la vida social puede verse como un proceso semiótico o como un sistema de sistemas semióticos. Estas primeras consideraciones le van a permitir plantear las tres hipótesis referidas, a saber, a) “la cultura por entero debe estudiarse como fenómeno semiótico; b) todos los aspectos de la cultura pueden estudiarse como contenidos de una actividad semiótica y c) la cultura es sólo comunicación y la cultura no es otra cosa que un sistema de significaciones estructuradas” (Eco, 2000:44).

Para Eco (1999a), la primera hipótesis convierte a la semiótica en una teoría general de la cultura y, en un momento dado, en un sustituto de la antropología cultural. Sin embargo, el reducir toda la cultura a comunicación no significa reducir la vida material a una serie de acontecimientos mentales puros, es decir, no quiere decir que la cultura sólo sea comunicación sino que ésta puede comprenderse mejor si se estudia e investiga desde el punto de vista de la comunicación. Por su parte, la segunda hipótesis implica tan sólo una posibilidad, una forma de aproximación al fenómeno de la cultura. Por último, la tercera hipótesis es la más seria, dado que implica a la semiótica no como forma de aproximación sino como forma de estructuración, como elemento de organización y configuración de la cultura. Aunque Eco reconoce esta tercera hipótesis como la más radical, su desarrollo posterior parece transitar en este sentido, es decir, más que en el análisis, en la construcción de un modelo semiótico de la cultura. De esta forma, lo que emerge al final es, implícitamente, una forma especial de comunicación.

Hablar del desarrollo posterior de la semiótica de Eco es hablar de su teoría de los códigos y de la producción de los signos, propuesta que se convierte, junto a la propuesta de Lotman, en un intento por sintetizar y superar dos programas sumamente diferentes, el de Peirce y el de Saussure, lo cual se hace evidente en su consideración de sistemas codiciales y de producción sígnica. Para Eco, el código asocia un vehículo-del-signo con algo llamado su significado o su sentido, es decir, un signo es cualquier cosa que determina que otra diferente se refiera a un objeto al que ella misma se refiere en el mismo sentido, de forma que el interpretante, se convierte a su vez en un signo y así sucesivamente hasta el infinito. “En este continuo movimiento, la semiosis transforma en signo cualquier cosa con la que se topa. Comunicarse es usar el mundo entero como un aparato semiótico” (Eco, 1973:90). Como se puede observar, desde un comienzo aparece en el horizonte constructivo el elemento comunicativo.

En sus primeros bosquejos, Eco había retomado parte del programa saussureano para la explicación de su punto de vista sobre lo comunicativo y lo cultural, expandiendo así el modelo lingüístico inicial hacia otro tipo de materialidades, lo que trajo evidentemente algunas complicaciones. En la Lingüística, de la unidad sígnica se puede pasar a unidades más pequeñas como los morfemas o los lexemas, lo que acarrea en Eco una primera pregunta: ¿a qué nos referimos al hablar de unidad semántica o unidad cultural? ¿Cuál es su forma de existencia? (Eco, 1973). Según Eco, la cultura divide todo el campo de la experiencia humana en sistemas de rasgos pertinentes.

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