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Sobre la baja de edad de imputabilidad en Argentina, aportes de la psicología


Enviado por   •  9 de Febrero de 2019  •  Reseña  •  1.175 Palabras (5 Páginas)  •  107 Visitas

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Sobre la baja de edad de imputabilidad en Argentina. Aportes desde la psicología.

Antes de empezar me gustaría situarnos en contexto.

La pubertad, desde el “enfoque del curso vital”, es un proceso de cambios corporales a nivel objetivo, externo, es el inicio de la adolescencia, de un proceso de crisis evolutivas desencadenadas por los cambios biológico-corporales, psicológicos y sociales.

La adolescencia entonces se conforma como una etapa de duelos en dos sentidos: por la separación o pérdida de atributos viejos, y por la incorporación de nuevas condiciones; procesos que se suceden de forma simultánea, o más bien: que desencadenan, la transformación de su autoconcepto, el cual se va a dar por la imagen corporal (la representación de su corporeidad), la autoestima y la valoración social atribuida a sí mismo. La pubertad ocurre entre los 9 y 16 años en las mujeres, y entre los 13 y 17 en varones.

Ante este panorama se sitúa el proyecto de ley por la baja de la edad de imputabilidad (de 16 años a 14), que busca atribuir responsabilidad a menores de un hecho reprobable. Pero para que un sujeto sea responsable, es decir para que asuma las consecuencias de su accionar, tal accionar debe ser llevado a cabo con conciencia y libertad, sino no podemos hablar de responsabilidad.

La persona que se encuentra entre los 14 y 18 años de edad, está en medio de procesos de cambios, crisis y duelos que significa la adolescencia. Estas transformaciones atraviesan al sujeto en su psique y en su conducta.

Entre ellas tenemos a la pérdida de las figuras parentales infantiles, las cuales se encuentran ya internalizadas. Frente a esto se ubica el grupo como una salida que le sirve al adolescente para referenciarse en oposición a las figuras parentales, como búsqueda de una identidad única. Tal grupo tiene función de soporte socio-afectivo, con sus propios códigos relacionales, de sanción y premiación. Esta función de soporte implica la transferencia en la figura del grupo de gran parte de la dependencia infantil depositada en la estructura familiar, lo que origina una dependencia afectiva al grupo de referencia. De este modo, familia y grupo son sistemas que se encuentran en relación recíproca.  Entonces, teniendo presente que en la adolescencia las figuras parentales y el grupo, marcan la identidad del mismo y su forma de presentarse ante el mundo -y consecuentemente su modo de actuar- no podemos ignorar el grado de dependencia (si bien no absoluta) en lo afectivo, conductual y social del adolescente. Es decir que el adolescente no se encuentra en el mismo grado de independencia, o de libertad, que una persona adulta sana, debido a procesos internos que no puede controlar voluntariamente, y como efecto de ello no se encuentra en el mismo nivel de asumir iguales responsabilidades que una persona adulta.

Al mismo tiempo en el grupo se experimentan a forma de prueba y error distintas funciones que otorgan diferentes roles y autoconceptos. Esto es posible por la moratoria psicosocial (etapa en donde se le permite al sujeto experimentar lo dicho sin la responsabilidad de asumir ninguno de los roles). En estas experimentaciones se ponen de manifiesto los diferentes modelos sociales que ofrece el entorno al sujeto, que sirven de ejemplo en la construcción de la identidad personal mediante el auto y heteroreconocimiento, y la valoración social que percibe de sí mismo.

Entonces frente a tal influencia, en su intento de elaboración, la personalidad del adolescente se encuentra  expuesta a una excesiva, intensa y variable permeabilidad respecto de lo que recibe del mundo exterior y de aquello que proyecta.

Por otro lado en la adolescencia hay una mayor prevalencia del principio de placer sobre el principio de realidad. ¿Qué significa esto? Que la forma de actuar del adolescente se encuentra más vulnerable, o sensible, a la búsqueda de satisfacción inmediata, volviéndose difícil la postergación de la satisfacción y la capacidad de tomar decisiones y sostenerlas en el tiempo. ¿Por qué? Porque el adolescente suele actuar y tomar decisiones en función de lo que cree que los otros perciben y valoran de él, debido a que aún no tiene una autoestima estable como consecuencia de un cuerpo cambiante que no le brinda seguridad, y le lleva a compararse con otros y a autoevaluarse.

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