TAYLORISMO Y FORDISMO

TAYLORISMO Y FORDISMO

Ana María Zamora Giral

“El éxito no se logra solo con cualidades especiales. Es sobre todo un trabajo de constancia, de método y de organización” (J.P Sergent). Estas son las palabras con las que, para el periodista contemporáneo J.P Sergent definen la fórmula del éxito, estado y situación que las personas y compañías deciden alcanzar, logrando así la satisfacción personal y colectiva.

Sin embargo, hace más de un siglo dos importantes empresarios notaron que si querían aumentar su producción y por tanto maximizar su utilidad, debían entonces rediseñar los modelos de producción que hasta ahora se venían practicando.                                                                                                         Individualmente, aunque casi de forma simultanea se desarrollaron dos nuevos supuestos que hasta el día de hoy se evalúan y estudian por la efectividad e importancia que tuvieron para la época post revolución industrial en la que surgieron.

El primero a evaluar es el taylorismo, un método de organización industrial estructurado por Frederick Winslow Taylor. Taylor nacido en Filadelfia, Estados Unidos fue un economista e ingeniero industrial, conocido por ser el padre de la Administración Científica (Taylorismo).

En 1911 publico su obra maestra “Principles of Scientific Managemen”, conocida en español como “Los Principios de la Administración Científica”;  donde se encuentran establecidas las bases del Taylorismo y se exponen casos que apoyan sus supuestos.

Para empezar es importante tener en cuenta que este modelo de administración se basa en encontrar de manera científica un mecanismo que permita sustraer o minimizar cualquier factor que afecte la productividad del trabajador y la maximización del beneficio del empleador, ya sea desde la disminución de la pérdida de tiempo, hasta la reducción de costos.

Ahora bien, es conveniente analizar que como lo indica la especialista Carolina Erra, el punto óptimo para el productor  “no significa la obtención de grandes beneficios a corto plazo, sino el desarrollo de todos los aspectos de la empresa para alcanzar un nivel de prosperidad” (Erra, 2001). Este bienestar esta conjuntamente relacionado con las mercedes del trabajador, pues es, si no el más importante, un factor relevante para la compañía; no obstante y en semejanza a su patrón, el proletariado llegará a s u máxima satisfacción cuando explote totalmente sus habilidades individuales, logrando utilizarlas para trabajar de manera eficiente.

Como podemos notar esta organización está en contra de relacionar la optimalidad con grandes sumas de dinero, pues como lo indicaba el propio Taylor  “Lo que los trabajadores piden a sus empleadores es un salario elevado, y lo que los empleadores desean son bajos costos de producción la existencia o la ausencia de estos 2 elementos constituye el mejor indicio de una buena o de una mala administración” (Taylor, 1911).

Adicionalmente para el padre de la Administración Científica, si se pretendía que la compañía fuera lo suficientemente eficaz y que por tanto su producción fuera de excelente calidad era necesaria la división del trabajo, aunque a la hora de repartir los puestos “Eran ignoradas las destrezas del trabajador” (Riquelme, 2019).

Esta colección de principios y bases harían entonces que patrones y empelados colaboraran multilateralmente logrando que se cumplan los propósitos individuales, pero que a su vez los países y naciones crezcan,  pues las industrias se ven fortalecidas y por tanto se invierte más en tecnología a la vez que se produce en mayor volumen.

Por otra parte, en 1930 se estableció un nuevo sistema llamado fordismo, este debe su nombre al creador de a Ford Motor Company, empresa americana encargada de producir y comercializar vehículos automores. Henry Ford se graduó de contabilidad en Detroit Business Institute, sin embargo sus aportes al campo científico fueron mucho más enfocados hacia la administración y el emprendimiento;  no obstante su principal pasión, aunque en principio más casera, fueron los motores, elementos que lo llevaron al éxito años después.

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