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Trabajo Infantil


Enviado por   •  16 de Octubre de 2013  •  2.423 Palabras (10 Páginas)  •  238 Visitas

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La pobreza se constituye en una de las causas más importantes en el trabajo infantil. Pero hay otras: la brecha entre las políticas sociales y económicas que perpetua las condiciones de pobreza, la inequitativa distribución de las oportunidades de acceso a los servicios sociales básicos y la insuficiente cobertura, baja calidad y costos directos e indirectos de la educación básica.

Otra es la estructura de las familias más pobres caracterizadas por la presencia de jefatura femenina, ausencia de la figura paterna, elevado número de personas por hogar, violencia entre ellos.

Las falsas creencias de que una adecuada forma de educar a los niños se hace a través del trabajo o que los niños tienen habilidades especiales o que la mano de obra infantil es significativamente más barata, también generan el trabajo infantil.

Las consecuencias son diversas: afección al normal desarrollo de los niños y niñas en sus esferas afectivas, física, social e intelectual; obstaculización del aprendizaje que al reducir los ingresos que pueden obtenerse a lo largo de la vida, perpetua la pobreza; vulnerabilidad en la salud y la seguridad del menor; deterioro de los procesos de socialización; y destrucción de las reservas del capital humano necesarias para el desarrollo económico y social de los pueblos.

Sin duda alguna el trabajo infantil es un problema generalizado de la Colombia rural y urbana (y en buena parte del mundo en desarrollo). Hasta hace algunos años, en la zona rural las familias eran numerosas para asegurarse mano de obra barata en las fincas; en contraste, en la zona urbana no era muy común ver niños trabajando en las calles. En este sentido, el trabajo infantil como lo conocemos hoy es un problema relativamente reciente como consecuencia innegable del incremento de la población urbana y de la incidencia de la pobreza. Uno supondría que el fenómeno debería estar plenamente explicado por estos factores, pero sorprendentemente no es del todo cierto.

Desde el punto de vista social el trabajo infantil es un fenómeno preocupante, según cifras de la Gran Encuesta Integrada de Hogares de 2010, cerca del 11% de los niños entre 10 y 17 años se encuentran vinculados al mercado laboral -de los cuales el 70% son hombres- con unos ingresos que no superan los 150 mil pesos mensuales. Teniendo en cuenta el total de población en el área urbana y rural, el porcentaje de menores ocupados en el área rural es el doble de la del área urbana; pero lo más preocupante es que entre los niños ocupados la tasa de asistencia escolar es baja.

En principio, es de suponer que enviar un niño al mercado laboral es una decisión estrictamente familiar, pero no del niño; desde esta perspectiva, es posible evaluar estadísticamente cuáles características de la familia puede incrementar la probabilidad de un niño en un hogar determinado sea enviado al mercado laboral. Un estudio conjunto de la Fundación ECSIM y la Fundación Telefónica revela que no solo la incidencia de la pobreza es responsable del problema.

Según este estudio, los hogares (no necesariamente pobres) donde viven un gran número de personas y el jefe de hogar es mujer con bajo nivel educativo, están en alto riesgo de involucrar niños al mercado laboral. Un hallazgo muy interesante del estudio, y de dimensión intertemporal, es que el embarazo temprano incrementa la probabilidad de vincular niños al mercado laboral -y son varios los estudios señalando que la decisión de embarazo se debe a una decisión racional no correlacionada con la pobreza-.

Si bien el trabajo infantil no tiene como causa esencial la pobreza, los resultados del estudio indican que el trabajo infantil sí es un vehículo de perpetuación de ésta; de modo que el estudio proporciona una guía aproximada de cuáles características del hogar deberían intervenirse para afrontar un problema social persistente y con riesgo de incrementarse

se trata de un fenómeno especialmente complejo, con implicaciones no siempre evidentes. Por ejemplo, no todas las formas de trabajo infantil generan inasistencia escolar. En otras palabras, no todos los casos de ocupación de niños conllevan un costo en términos de la acumulación de capital humano.

Según los datos de la Encuesta de Trabajo Infantil realizada por el DANE en 2001, alrededor del 14.5% de los niños entre 5 y 17 años se encuentra ocupado en alguna actividad laboral. El problema es particularmente delicado en las zonas rurales, donde el porcentaje aumenta a un 22.5%. La incidencia del fenómeno en cuestión dos veces mayor para los niños en comparación con las niñas.

Dada la magnitud del empleo infantil en las zonas rurales, no es sorprendente que más de 36% de los menores trabajadores se ocupen en la agricultura. Cerca de un tercio lo hace en el comercio, mientras que en la industria se ocupa un 12%, al igual que los servicios (especialmente el servicio doméstico).

El tipo de empleador es una de las dimensiones más relevantes para el análisis del empleo infantil. El grueso del trabajo de los menores se realiza para los padres u otros familiares. Sólo una cuarta parte de los menores trabajadores se emplean por fuera de sus familias, en tanto que un 10% se emplea por su propia cuenta.

El trabajo infantil puede ser particularmente perjudicial para el niño en la medida en que puede implicar inasistencia escolar, es decir, una reducción de la acumulación de capital humano que se traduce posteriormente en salarios inferiores, y en general, peor desempeño en el mercado laboral durante la edad adulta. En Colombia, aproximadamente el 77% de los niños entre los 5 y los 17 años de edad sólo asiste al colegio; 5.2% trabaja pero no asiste al colegio; 9.3% trabaja y asiste al colegio al mismo tiempo y 8.7% no asiste al colegio ni trabaja. Esto implica que cerca de dos tercios del total de niños ocupados en Colombia también estudia. Dado que este último grupo acumula capital humano mientras trabaja, el objetivo principal de las políticas diseñadas para aliviar el problema de trabajo infantil debería estar enfocado al grupo de niños que trabaja pero no asiste a la escuela.

Uno de los resultados más interesantes del análisis de la Encuesta de Trabajo Infantil indica que éste en cuanto a actividades o empresas familiares genera menos inasistencia escolar (en comparación con el empleo en actividades no familiares). Por ejemplo, 75% de los menores empleados por familiares también estudia, en comparación con 46% en el caso de menores empleados por fuera de la familia. Adicionalmente, se encuentra que los niños que se emplean en negocios familiares (respecto a los que se emplean en negocios no familiares) provienen de hogares con jefes de hogar más educados, de mayor edad, de

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