Trabajo Infantil

En Guatemala, las mujeres empiezan a realizar el trabajo domésticas siendo niñas y adolescentes, luego continúan trabajando a lo largo de su vida, modificando un poco su comportamiento en las edades reproductivas. En estas condiciones se encuentran aproximadamente 173,275 personas, siendo importante resaltar que de las mismas, 13,962 son menores de 14 años lo que significa que 8.1% de niños y niñas trabajan, en lugar de estar completando sus estudios. Ante estos datos surge la necesidad y el interés de estudiar más afondo la población adolescente (12 a 18 años) trabajadora doméstica (ENCOVI, 2006).

Investigaciones realizadas en Guatemala a partir del año 2010, señalan que las trabajadoras domésticas remuneradas consideran que la percepción de sus empleadoras, hacia el trabajo que realizan, es de alta estima o valoración (43.5% de las encuestadas) probablemente, se infiere, porque las tareas que realizan permite que el resto de miembros del hogar desarrolle sus propias actividades. Además se ha identificado que el tiempo de laborar en las casas y de acostumbrarse a las tareas que realizan, desarrolla en ellas aprecio y satisfacción, el que por considerarlo valioso para las/os demás, hace que algunas manifiesten que “hasta se consideran parte de la familia que las contrata”, solamente de las encuestas realizadas el 16.3% se sienten “poco o nada satisfechas” (Mérida, Uluau, Marquez y Monterrosa, 2010).

La percepción sobre el trato recibido por sus patrones/as determina que la mayor parte de las entrevistadas, 55.8% se sienten “bien tratadas”, el 36.1% “más o menos bien tratadas”, y solamente el 2.0% considera que “no las tratan bien”, el 6.1% no respondió. Estos datos establecen que la mayor parte de la población, según su percepción es valorada, lo que contribuye a que se sientan satisfechas con su trabajo. Pero un 65.8% desearía poder cambiarse de trabajo y el 33.4% denota que por razones salariales, de atención a su familia u otra causa mejor se quedan en este tipo de trabajo.

Por lo tanto, existen datos que generan inquietud y necesidad de análisis referente al estado emocional y de percepción de sí mismas de las adolescentes trabajadoras domésticas. Ya que en muchas según él o la empleador(a) la valoración social de estas actividades y la adscripción cultural de la mujer a roles que significan “servir a otros”, no es precisamente una tarea que genere satisfacción. Es por ello que esta investigación contribuiría al analizar estos detalles específicamente en el autoconcepto de este grupo poblacional y poder realizar comparaciones que nos brinde mayor información o nuevas interrogantes, ante un contexto guatemalteco en el que la pobreza conlleva a una necesidad inherente de empezar a trabajar a corta edad.

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