Trabajo presentado como requisito Para optar al título de Magister en Filosofía
Enviado por Clau Orellano • 10 de Noviembre de 2015 • Biografía • 37.438 Palabras (150 Páginas) • 345 Visitas
EL PERDÓN Y LA FILOSOFÍA
Trabajo presentado como requisito Para optar al título de Magister en Filosofía
Escuela de Ciencias Humanas Maestría en Filosofía
Dirigido por: Wilson Herrera, PhD.
Presentado por Jorge Iván Rodríguez Peña
Universidad del Rosario Bogotá, 2012
EL PERDÓN Y LA FILOSOFÍA
Tabla de contenido
1. Introducción 6
- El Perdón Redentor 15
- El Perdón Incondicional 28
- El Perdón Condicionado 48
- El perdón retributivo 50
- El perdón restaurativo 58
4.3 El perdón reconciliador 64
- El carácter político del perdón condicionado. 71
Bibliografía 83
Resumen
El objetivo de este trabajo es mostrar el papel que desempeña la filosofía al hacer explícita la relación existente entre incondicionalidad y condicionalidad del perdón, es decir que el único perdón que tiene sentido es aquel que perdona lo imperdonable, donde la fuerza del concepto se encuentra determinada por su incondicionalidad. Esto puede ser llamado “la fuerza teórica del concepto” y a pesar de ello se encuentra determinado por su carácter práctico, donde se busca reunir las condiciones necesarias para otorgar un “justo” perdón. Por otra parte, se busca hacer explicita la conexión existente entre el concepto de perdón y el concepto de diferencia, de modo que cada elaboración del primer concepto “devela” una forma de teorizar y aplicar el segundo. El perdón surge como un acontecimiento con múltiples dimensiones: figura religiosa, concepto filosófico, acto político; por tanto, es imposible crear un concepto único del perdón, su multidimensionalidad exige que esa construcción sea examinada desde una pluralidad de perspectivas. Además, es de resaltar que dicha multidimensionalidad genera una ganancia para la filosofía, pues nos introduce en diferentes escenarios del ejercicio filosófico, desentrañando la filosofía desde el hacer, mostrando cómo surge en otros campos, para hacerse filosofía. Es decir, a partir del perdón es posible hacer filosofía, evitando caer en una filosofía del perdón
Introducción
“Los guerreros de mi pueblo me infundieron la fuerza para ser vencido, ya que únicamente los vencidos mueren de verdad por sus ideas y, precisamente por eso, a comportarme como un vencedor. Aprendí a leer la Historia de modo diferente, por las huellas que dejaban las herraduras de los caballos. Esas huellas dicen que, en la quietud que sigue a la batalla, hay una flecha que no ha caído todavía, una herida que no sangra bastante y se oye un relincho que la espuma del bocado no ha sofocado. En la boca siento una mezcla de sabores. Los guerreros de mi pueblo, a caballo, siguieron el camino sin desviarse fueran cuales fueran los avatares de los tiempos. Así, mi pueblo se cruzó con la historia, de la misma manera que no se puede pasar de una orilla a otra sin atravesar el río.
Los pastores de mi pueblo me infundieron la fuerza para honrar las estaciones del año. Y tampoco he cesado de buscar a los comerciantes. Siendo niño, sentí fascinación por el mostrador. Me sentaba encogido en la
escalera de piedra y miraba por la ventana o me quedaba las horas muertas dentro. La medra era oscura, estaba aceitosa o llena de migajas y sobre ella las manos se extendían para coger los billetes arrugados y la mercancía se alisaba, palpaba o tasaba. Una frontera que no se encuentra en ningún mapa, por la cual podían pasar los apetitos irrefrenables o los fantasmas, pero los hombres jamás, igual que por las orillas del Aqueronte.” (Vosganian, 2010)
El siglo XX es un siglo que se ha caracterizado por el gran auge y avance de la técnica, cuyo objetivo principal es hacer que la vida humana sea más sencilla, más fácil de vivir; un siglo en el que una parte importante de los seres humanos tuvo la convicción de que el conocimiento iba a aflorar en su máximo esplendor, que la racionalidad como parte del humanismo marcaría el derrotero y los designios de la humanidad, y a partir de ésta se suplirían tanto las necesidades materiales como intelectuales, ya que los sistemas de pensamiento serían suficientes para este propósito. Por otra parte, las dos guerras mundiales, la guerra de Vietnam, el enfrentamiento Este-Oeste y un sin número de conflictos en el mundo, han mostrado a la racionalización utilizada en su más estricto sentido como avance tecnológico, haciendo que el asesinato en masa y los métodos de
tortura se diversificaran y fueran mucho más eficientes1. La técnica no ha mejorado la
condición humana2, no ha hecho humanidad, por el contrario se ha convertido en un
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1 Al respecto Glover (1999) afirma: “Hablar de las atrocidades del siglo XX es en cierto sentido una manera engañosa de hablar. Que la barbarie sea exclusiva del siglo XX es un mito: toda la historia humana presenta guerras, masacres y toda clase de tormentos y crueldades; hay fundamentos para pensar que en gran parte del mundo los cambios de los últimos cien años, más o menos, han tenido como objetivo la creación de un clima psicológico más humano que en ninguna época anterior.
“Pero también es cierto que gran parte de la historia del siglo XX ha sido una sorpresa muy desagradable. La diferencia está en la tecnología. Las decisiones de unos pocos pueden llevar al horror y la muerte a centenares de miles e incluso a millones de personas” (Glover, 1999, pág. 11)
2 Para Arendt (1993) “La condición humana abarca más que las condiciones bajo las que se ha dado la vida al
hombre. Los hombres son seres condicionados, ya que todas las cosas con las que entran en contacto se convierten de inmediato en una condición de su existencia. El mundo en el que la vita activa se consume, está formado de cosas producidas por las actividades humanas; pero las cosas que deben su existencia exclusivamente a los hombres condicionan de manera constante a sus productores humanos. Además, de las condiciones bajo las que se dan las condiciones del hombre en la tierra, y en parte fuera de ellas, los hombres crean de continuo sus propias y auto producidas condiciones que, no obstante su origen humano y variabilidad, poseen el mismo poder condicionante que las cosas naturales. Cualquier cosa que toca o entra en mantenido contacto con la vida humana asume de inmediato el carácter de condición de la existencia humana. De ahí que los hombres, no importa lo que hagan, son siempre seres condicionados. Todo lo que entra en el mundo humano por su propio acuerdo o se ve arrastrado a él por el esfuerzo del hombre pasa a
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