Un nuevo Ensayo Celeridad en las Políticas Públicas
Enviado por davidlv426 • 27 de Noviembre de 2017 • Ensayo • 2.132 Palabras (9 Páginas) • 257 Visitas
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Celeridad en las Políticas Públicas
Ensayo: Para la cátedra de Políticas Públicas
David Carvajal Salinas – Psicología Vespertino – Sección 61
La percepción ciudadana de las políticas públicas, o de la calidad de la atención de la maquinaria pública, no parece tener concomitancia con la capacidad de respuesta que debe tener para mantener un grado significativo de satisfacción y bienestar en la población. Pero existen procesos de desarrollo nuevos, volátiles y de rápido movimiento social, que son propios de un contexto histórico a la cual el actor político, y por lo tanto, las políticas públicas, deben adaptarse, con herramientas receptivas y evaluativas que permitan el correcto desenvolvimiento de la maquinaria estatal, considerando el crecimiento acelerado de la población y los desafíos que la ciudadanía impone para obtener el bienestar que esta requiere.
Existe una percepción de malestar, una incomodidad generalizada de la ciudadanía que repercute en la desaprobación de las figuras políticas, en todo tipo de evaluaciones, que coloca el capital político de la figura política en cuestionamiento. Los medios de comunicación de masas tampoco ayudan a mejorar la imagen pública, más bien, ayudan a propagar el cuestionamiento al ejercicio en materias de políticas públicas, que si bien no es perfecta, la propia existencia de la misma, su institucionalidad, es el camino que se ha tomado para solucionar un hecho relevante la cual exige la ciudadanía que sus gobernantes tomen acción. Entonces ¿Por qué la crítica constante?, sin duda se debe a los mismos medios de comunicación de masas que mantienen una difusión, al parecer, espontanea ante hechos socialmente reprochables, y no así las políticas públicas, que requieren de estudios, discusiones y acuerdos que duermen el espíritu bienintencionado primigenio de la misma. En definitiva, la incomodidad política debería ser favorable para la población, que tiende a la movilización para dejar su mella política, pero la percepción negativa, y pesimista, permanece pese a las encuestas, movilizaciones o reportajes desfavorables al aparataje público, que persiste en mantener reacciones lentas que son percibidas como insuficientes, o nulas.
La celeridad es un factor que históricamente las políticas públicas no consideran como relevante, a menos que la contingencia tenga un peso que la identifique como un tema de connotación social relevante e ineludible. Un ejemplo de ello son las catástrofes medio ambientales como terremotos, tsunamis o huracanes, que afectan a una gran población de votantes, que indignados dejan ver su peso votante en las urnas cuando sus necesidades de auxilio son o no satisfechas; el nivel de daño es ineludible en bienes materiales, laborales, en salud, seguridad, etc., que junto a los medios de comunicación de masas, exponen un hecho ineludible para el aparataje político, se exige socialmente su capacidad de movilidad resolutiva sin importar el costo político y económico, porque es lo que se espera de la figura política, colocando en la balanza el capital, o imagen, política, de quien tenga que hacerse responsable de tomar el mando para guiar eficaz y eficientemente, en mayor o menor medida, hacia la resolución de la problemática. Como menciona Olavarria (2007) “Recibirá la denominación de problema público cuando un determina grupo, con influencia y capacidad de movilizar actores de poder, considera que la situación actual no es aceptable y que es necesaria una intervención de política pública para remediarla”, pero en este caso, de catástrofe, todos los actores de poder son movilizados ante la contingencia.
No así ante un hecho de características dinámicas y no perceptibles al corto plazo, la inequidad social se siente cuando se ve de manera abisal la diferencia entre lograr o no una política conveniente, y ante la explosión final de la bola de nieve de insatisfacción después de largo tiempo de adormecimiento, o ante la ineludibilidad de un conflicto que una de las partes en disputa, el que requiere y el que decide, se hace del monopolio de la fuerza para zanjar la discusión. La política pública pareciera ser de quien logra controlar la discusión, y por lo tanto su celeridad va a depender de los intereses del grupo que representa. Ejemplos históricos en Chile abundan, siendo el más contingente el Golpe de Estado del año 73´, pero dejando de lado la discusión por los Derechos Humanos, el lado victorioso y la imposición de un sistema capitalista de múltiples beneficios tanto como de desventajas, no han sido capaces de definir con eficiencia publica, y de manera ejemplificadora, la construcción de un modelo que no aumente la brecha entre los que ganan más y los que ganan menos.
“Si se observa el mundo desarrollado, se hace evidente que los países que hoy forman la Unión Europea son también aquellos que tienen mejores indicadores en cuanto a distribución del ingreso, protección a la mujer embarazada, políticas de atención maternal y preescolar, calidad de la educación pública en los niveles primario y medio, sistemas nacionales de salud, políticas de protección para la mano de obra desocupada, y políticas de seguros sociales para la tercera edad. La construcción de ese conjunto de políticas fue un proceso que adquirió significado con posterioridad a la Segunda Guerra Mundial” (Rama: 2001)
Considerando el contexto histórico europeo posterior a la Segunda Guerra Mundial, las políticas públicas fueron encaminadas a condiciones similares a las que se pueden ver en escenarios de catástrofes ambientales, en el que movilizar cuidadosamente todo recurso era en pos de la reconstrucción de todas las instituciones públicas, y por lo tanto, en cubrir las necesidades de la gente, sin dejar de lado el factor estratégico que observaba los movimientos del vecino tratando de no mantenerse en desventaja, el trauma europeo post guerra no permite el derroche de recursos. La celeridad de la reconstrucción post guerra debía ir de la mano con el crecimiento del país y al tanto de la competencia local, la eficiencia de sus servicios públicos, fruto de políticas visionarias, se reconstruyeron ante posibles escenarios adversos de amenazas latentes que repercuten en la población. Las políticas públicas favorables generan una mayor productividad, y esta permite financiar estados de emergencias en beneficio de la población.
“Pero Las políticas públicas también evidencian el grado de control que efectivamente tiene el gobernante sobre el aparato estatal y la sociedad que gobierna. Basta considerar que la definición y puesta en marcha de una decisión y su posterior conversión en política pública, requiere de la aplicación, en una determinada intensidad, de los recursos internos y externos de coerción o de consenso, para lograr penetrar al aparato gubernamental –erigida como una guía de sus operaciones- y luego se extienda hacia la sociedad. Conflicto político y control organizacional, ponen de presente la naturaleza crítica de las políticas públicas. Las políticas públicas dan cuenta de un determinado grado de conflicto en la sociedad. Las políticas son el dispositivo de gobierno, por excelencia, a través del cual se pone en marcha y se imprime una determinada velocidad a la maquinaria gubernativa”. (Medellín: 2004)
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