Educacion

EL modo de producción capitalista esta lleno de contradicciones internas. El campo de la educación y la formación tampoco es una excepción. El conocimiento en sí no produce valor, pero constituye una necesidad objetiva del capital, bajo el dictado del desarrollo de las fuerzas productivas. Una vez que en esta sociedad cualesquiera gastos tienen que se presentados en la forma de dinero, las cargas del sistema en sí constituyen costos muertos en sentido capitalista. esto es, una deducción de la plusvalía social. Por eso, en todo el mundo se invoca la necesidad de inversiones en educación en nombre de la competencia (*territorial) por la radicación de empresas capitalistas, estando, sin embargo, la producción y distribución de conocimiento simultáneamente bajo una enorme presión de los costos.

Esta contradicción, viene intensificándose históricamente. El mismo desarrollo de las fuerzas productivas que obliga a la expansión del conocimiento y de la educación tiene reducido, por otro lado, el sector obrero (especialmente de base industrial) que produce plusvalía real, una vez que la fuerza de trabajo disponible se está tornando superflua en una escala cada vez mayor. En cuanto la famosa clase obrera ‘productiva’ (de plusvalia) disminuye relativamente y hoy constituye la minoría de la sociedad, comenzaron a crecer nuevas ‘clases’ (*fracciones de clase obrera) intermedias en gran parte improductivas de plusvalía del sector de la educación y el conocimiento. Desde el punto de vista capitalista, este desarrollo solo puede ser representado como una creciente financiación a crédito de los respectivos ‘costos muertos’, lo que constituye un aspecto poco discutido de la crisis financiera general.

La masificación de las cualificaciones superiores (en Alemania cerca de la mitad de los estudiantes se graduan cada año de la escuela secundaria)(*En realidad en Alemania el 70% y en Euskal Herria el 80% en 2007) y consecuentemente de la abundancia de su oferta, de acuerdo con las leyes del mercado de trabajo, se llega a una desvalorización de esa fuerza de trabajo cualificada. Con la presión de los costos sobre el sistema educativo, improductivo desde el punto de vista del capital, se desarrolla una progresiva precariedad también en los estratos sociales sociales con formación académica. la antigua clase media (*estatus obrero fordista intermedio) con formación superior está condenada a declinar. Hay que añadir a esto la discrepancia entre la cualificación y las exigencias de la coyuntura económica. Como el contexto social no está sujeto a una planificación sino a una dinámica ciega, algunas cualificaciones se transforman súbitamente en superflúas o con esceso de oferta, mientras otras faltan. Además, la formación se realiza a largo plazo, mientras los perfiles necesitados cambian constantemente, relacionados con la concurrencia global.

Entretanto, estamos confrontados

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