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Sexualidad

michelita1517 de Mayo de 2015

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1. ¿QUÉ ES LA VIOLENCIA SEXUAL?

La violencia sexual comprende una gran diversidad de actos, tales como: relaciones sexuales

forzadas por parte de la pareja, compañero, enamorado, pretendiente u otro conocido o

desconocido; violación por parte de extraños, la solicitud de favores sexuales a cambio de

trabajo o calificaciones escolares, abuso sexual a menores, pornografía, exhibicionismo,

acoso sexual, explotación sexual. También incluyen: obligar a ver, escuchar o participar en

actos o materiales de carácter sexual, entre otros.

Es un delito que se comete especialmente en contra de niños, niñas, adolescentes y mujeres,

que afecta significativamente el desarrollo afectivo y las vivencias de la sexualidad de quienes

lo sufren. La violencia sexual es todo acto en el que una persona por medio de la intimidación,

amenaza, chantaje, seducción, engaño o fuerza, obliga a otra a aceptar o a realizar actos

sexuales en contra de su voluntad.

Es una experiencia compleja que en muchas ocasiones se oculta por temor, vergüenza o por

no tener cerca personas adultas en quien confiar. La mayor parte de las agresiones sexuales

contra mujeres, adolescentes, niñas y niños son ocasionadas por hombres; generalmente

personas conocidas, familiares, amigos de la familia, docentes y se producen en lugares

que se asumen seguros como: el hogar, el trabajo, el centro educativo, casa de un familiar.

La violencia sexual ha estado presente en la historia de la humanidad durante siglos, pero no

siempre se la consideró un delito. En muchos contextos se la consideró un hecho culturalmente

aceptado, en otros era un derecho o una acción que podían cometer los hombres que tenían

mayor poder o riqueza dentro de la familia o la comunidad.

Aun en la actualidad suelen justificarse estos hechos en función de mitos y prejuicios sobre

la sexualidad, que en los hombres se la considera incontrolable e instintiva; y a las mujeres

provocadoras y culpables del comportamiento masculino.

En las últimas décadas se reconoce al abuso sexual como un delito especialmente contra

los niños y niñas, por los esfuerzos de las organizaciones que trabajan por los derechos de

niños y niñas, con aportes significativos; pero sin hacer diferencias de género. La definición

de abuso sexual infantil no da cuenta de esta problemática en adolescentes, en quienes la

violencia sexual adquiere otras condiciones, características e implicaciones que deben ser

consideradas socialmente.

Las organizaciones de mujeres ponen en evidencia las terribles consecuencias especialmente

en la vida de las mujeres adultas y contribuyen a desmitificar la supuesta provocación de las

mujeres para que estos delitos ocurran. Así mismo demandan la respuesta del estado y de la

sociedad para prevenir y sancionar estos delitos.

De acuerdo a los datos de la investigación realizada en el año 2009 sobre abuso sexual • 26

12 Manual de facilitación del Recorrido Participativo •

PREVENCIÓN DE LA VIOLENCIA DE GÉNERO Y LA VIOLENCIA SEXUAL

a Niños, Niñas y Adolescentes en el Ecuador” auspiciado por el Ministerio de Inclusión

Económica y Social MIES, El Instituto Nacional del Niño y la Familia INFA y Defensa de los

Niños Internacional DNI. 548.289 niños, niñas y adolescentes son abusados sexualmente

en Ecuador, que representa el 22% de la población encuestada. Es decir por lo menos 2 de

cada 10 niños, niñas y adolescentes son víctimas de abuso sexual en el país.

Hay avances científicos importantes que actualmente permiten identificar mejor las huellas y

señales especialmente a nivel físico, hoy se pueden hacer estudios de secreciones vaginales

y líquidos seminales, tejidos, ADN; sin embargo cuando la violencia sexual no deja este tipo

de evidencias o huellas físicas la comprobación del delito enfrenta muchas dificultades o

simplemente no se considera la existencia del mismo, en otros casos la gravedad del delito

se minimiza por la ausencia de daños físicos, especialmente cuando no puede comprobarse

o no existe una penetración en el cuerpo de la víctima.

Por otro lado, poco se ha indagado sobre el impacto psicológico, afectivo, en la sexualidad y

en los proyectos de vida de las víctimas. Puesto que la sexualidad es inherente a la constitución

subjetiva, es decir, a las experiencias más íntimas y personales, a las identidades sexuales,

ser mujer, madre, pareja, hija y de manera similar en los hombres, ser hombre, ser pareja,

ser padre, hijo, estas experiencias pueden verse muy afectadas cuando se vive violencia

sexual, más aun cuando hay embarazos o hijos productos de estos actos que trastocan la

vida de las personas que sufren estas agresiones.

La violencia sexual nos enfrenta en muchos casos a la experiencia de embarazos producto

de violación, que de ninguna manera pueden ser equiparados a la experiencia de una

maternidad, planeada, deseada, vivida en pareja. Experiencia que puede trastocar los

planes de vida, los estudios, la vida en pareja, la vida familiar en general. En esa medida

es imprescindible además de prevenir estos delitos, abrir más espacios de información y

discusión; e implementar todos los recursos existentes para evitar embarazos, como es la

anticoncepción de emergencia, que hace parte de las normas de atención del Ministerio de

Salud Pública.

2. LA VIOLENCIA SEXUAL EN EL ÁMBITO EDUCATIVO

Si bien el principal lugar donde se cometen los delitos sexuales es en el espacio familiar,

el segundo lugar donde se cometen con frecuencia es el ámbito educativo, por parte de

docentes, autoridades educativas, personal administrativo u otras personas adultas; que

haciendo uso de su relación de poder, utilizan estrategias que van desde el enamoramiento,

seducción, coacción, hasta el chantaje. El acoso sexual es la figura más frecuente, en la

cual la persona solicita favores sexuales a la víctima a cambio de mejorar una nota, hacerle

aprobar el año escolar.

En el país se han denunciado muchos casos de violencia sexual, sin embargo la mayoría

no habían tenido la sanción correspondiente, no ha habido durante mucho tiempo un

procedimiento claro al interior del Ministerio de Educación para denunciar estos delitos,

por lo que han prevalecido mitos, prejuicios especialmente frente a las y los adolescentes, 26 •

Manual de facilitación del Recorrido Participativo • 13

PREVENCIÓN DE LA VIOLENCIA DE GÉNERO Y LA VIOLENCIA SEXUAL

culpabilizándolas y encubriendo el delito de los agresores, a nombre del “prestigio de la

institución”, de “la vida familiar del agresor” “de la honra y buen nombre del educador” o

de no “perjudicar su carrera profesional”; sin considerar las terribles consecuencias para las

víctimas, que en muchos casos no continúan estudiando, ni reciben atención especializada.

En la última década se han realizado valiosos esfuerzos en el ámbito educativo, para enfrentar

los delitos sexuales; se estableció el acuerdo Ministerial 340-11: Plan Nacional Integral para

Eradicar los Delitos Sexuales en el Sistema Educativo (marzo 2012). Con el fin de precisar

que los diferentes delitos sexuales deben ser denunciados en la Fiscalía, independientemente

del procedimiento administrativo al interior del Ministerio de Educación. Se realizaron

propuestas, talleres de sensibilización y capacitación concertando diferentes instancias e

instituciones involucradas, estableciendo claras responsabilidades en los docentes y en los

equipos de trabajo DECE y directivos de los centros educativos para la prevención y atención

de la violencia sexual, así como el apoyo y coordinación de otras instancias e instituciones

como el Convenio marco de cooperación interinstitucional entre la fiscalía general del estado,

el ministerio de educación y el consejo de la judicatura transitorio para promover líneas de

acción interinstitucionales para la efectiva investigación y sanción de los delitos sexuales

contra la niñez y adolescencia en el ámbito educativo, garantizando su no re-victimización

como lo estipula el (069 del Consejo de la Judicatura, 2012) incluido también el Consejo

Nacional de la Niñez y Adolescencia, Policía especializada, DINAPEN, para poder dar una

respuesta integral. (Ref. anexo marco jurídico).

Cabe reconocer que la extensa e intensa relación del docente con sus estudiantes, es mayor

que la de cualquier otro profesional, lo que les permite muchas veces conocer situaciones que

afectan a los estudiantes; ejemplo estar viviendo una violencia sexual. En ocasiones es el o la

docente quien sospecha o identifica una situación de esta naturaleza, porque nota cambios

significativos en la conducta o rendimiento escolar de su estudiante.

La experiencia de trabajo con jóvenes nos demuestra que cuando se abordan temas

personales, familiares, de sexualidad, la víctima se anima a romper el silencio contándolo

vivido a un docente, familiar o compañero. De ahí la importancia de que él o la docente

pueda ser recocido por sus estudiantes como una figura

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