TEODORO CANO

Teodoro Cano

Nació el 29 de mayor de 1932, en el barrio del Zapote, de Papantla, Ver. Su padre, Don Luciano Cano, fue pintor, grabador, escultor, impresor y maestro de dibujo en la Escuela Secundaria hoy "Jorge de Castro Cancio", por lo tanto no es extraño que Teodoro Cano dibujara y pin- tara desde pequeño. A los 13 años de edad fue pre- sentado ante Diego Rivera y Ernesto García Cabral, quie- nes estaban de visita en Pa- pantla, invitados por el litera- to papanteco José de J. Núñez y Domínguez. Diego Rivera siempre bien dispuesto a estimular a los jóvenes valores, le invitó a su casa en la ciudad de México y allá fue cuando casi cumplía 16 años. Sin embargo, la nostalgia y el calor del hogar, lo hicie- ron retornar a su querida Papantla. Tenía con él una carta de Núñez y Domínguez para presentarla a las Autoridades del Estado por si necesitaba ayuda, se recordó de ella y se dirigió a Jalapa para entrevistar- se con el señor Gobernador. "Era como un cheque al portador", recuerda Teodoro. El Gobernador Don Adolfo Rui/ Cortines le otorgó una beca para ir a la Escuela Nacional <lr Artes Plásticas, antigua de San Carlos, y le advirtió: "Si s;u ¡tu buenas calificaciones te iremos aumentando la beca". Estudió de 1946 A 1951. Sus maestros fueron Luis Sa hagún, Pastor Velázquez, Antonio Rodríguez Luna, Zenteno, Andrés Henestrosa, José Chávez Morado, los Directores eran Carlos A. Lang y Antonio Trejo. Por aquel tiempo se hicieron los murales exteriores de la ciudad Universitaria y Teodoro pudo trabajar corno Ayudante de Diego Rivera en las decora- ciones de piedra en el Estadio.

Después ayudó a un condiscí- pulo en la decoración mural de una escuela en la colonia Pro- Hogar. Todo ello le despertó el gusto por la pintura mural. En la escuela de pintura se ofrecía una beca para ir a Europa a los alumnos que tuvieran las mejores calificaciones, esto hizo que Teodoro pusiera todavía más empeño en sus es- tudios. Al terminar su carrera hubo la coincidencia de que fuera dos los estudiantes que obtuvieron la calificación de 9.7, la más alta, por lo que la beca se dividió entre ellos entregán- doles el dinero en efectivo, pero insuficiente para ir al extran- jero. Fue entonces cuando el señor licenciado Miguel Alemán Valdés, Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexi- canos, le confirió la medalla del mejor pasante de la carrera de Maestro de Artes Plásticas de la U.N.A.M. y la medalla Justo Sierra, al mérito del mejor aprovechamiento. Posteriormente, la Directora de la Biblioteca "Benja- mín Franklin", quien admiraba su trabajo, le ofreció ayuda para que fuera a Nueva York, pero ella falleció antes de cum- plir su promesa. Sus sueños de partir al extranjero se fueron esfumando. Terminado el dinero de la beca vino la época dura y regresó a Papantla. Conoció al Profesor Edmundo Cárdenas, quien lo convenció para trasladarse a Poza Rica de Hidalgo, Ver., donde se le brindarían más oportunidades de trabajo. Ya en la ciudad del petróleo, hizo dibujos para publicidad, desde pintar camionetas, hasta los murales de la Estación Ra- diodifusora XEPR, pasando por trabajos de imprenta y dibu- jos para el periódico local El Heraldo. El ingeniero Merino

Ir brindó la oportunidad para pintar un mural para la Sección '10 fie Petroleros y uno más en la Cueva del Club de Leones. Su amigo y excondiscípulo Ángel Pichardo llegó a visi- I .irlo y a despertar su inquietud para que saliera de allí en bus- i .1 de nuevos horizontes lo cual coincidió con la invitación de MI paisano el licenciado Carlos Juan Islas Ricaño, quien a la s.i/.ón era Director de Difusión Cultural de la Universidad Ve- tiicruzana, para hacerse cargo del Taller de Artes Plásticas, perteneciente a dicha Casa de Estudios, entonces acéfalo. Ya casado y con hijos trasladó su hogar a la ciudad de [alapa. Allí promovió el muralismo con el ejemplo. Pintó en rl Palacio Municipal de la ciudad de Xico, Teocelo, Tuxpan, Coatzintla, Jalapa, Coatepec, Cardel, Ursulo Calvan,

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