ANOREXIA NERVIOSA Y BULIMIA
Marisol VillaseñorApuntes22 de Septiembre de 2020
3.178 Palabras (13 Páginas)262 Visitas
ANOREXIA NERVIOSA Y BULIMIA
La anorexia nerviosa es un trastorno de la conducta alimentaria en el cual una persona presenta una aversión al alimento que ocasiona inanición y una incapacidad para permanecer en un peso corporal mínimo, considerado normal para su edad y estatura (GPC IMSS).
La bulimia es una enfermedad que se caracteriza por comilonas o episodios recurrentes de ingestión excesiva de alimento, acompañados por una sensación de pérdida de control; luego, el paciente utiliza diversos métodos para prevenir el aumento de peso corporal (GPC IMSS).
Fisiología
La ingestión de alimentos es una función compleja, en la que se integran señales periféricas y centrales (tanto neuronales como endocrinas) a nivel hipotalámico, participando en ellas el sistema nervioso central, el hígado y el tracto gastrointestinal, entre otros (Amestoy A. 2013).
La leptina, péptido producido en las células del tejido adiposo está involucrado, mediante factores hipotalámicos, en la regulación del apetito y del mantenimiento del peso. (Staudt, M. A., 2006) Las altas concentraciones de leptina hacen que las cifras de neuropéptido Y (NPY) disminuyan a nivel del hipotálamo para mitigar el apetito.
El hipotálamo controla las señales para el consumo de alimentos en respuesta a las señales provenientes de la leptina, ghrelina e insulina. Al consumir un alimento la actividad dopaminérgica (en el núcleo accumbens y lóbulo frontal) y los opioides hacen que se activen las regiones cerebrales involucradas con la recompensa, motivación, aprendizaje, emoción y estrés con la finalidad de condicionar impulsos amorosos, reproductivos y de ingesta alimentaria (Méndez, Vázquez-Velazquez, & García-García, 2008).
Fisiopatología
Los cambios fisiopatológicos que se producen en la AN son parecidos a los observados en otros estados de inanición. Cuando un individuo se somete a una situación de ayuno prolongado tienen lugar en el organismo una serie de mecanismos de adaptación encaminados a mantener la vida.
A diferencia de lo que ocurre en otras situaciones de déficit de ingesta, en las que en un primer momento existe un aumento de la gluconeogénesis a partir de aminoácidos musculares, glicerol y lactato, en la AN no se produce esta cetoadaptación y las reservas de glucosa, proteínas y micronutrientes se conservan a expensas de utilizar sólo los depósitos grasos, siendo el cerebro la excepción ya que obtendrá el 60% de la energía requerida a partir de la producción hepática de cuerpos cetónicos, cuya fuente son los ácidos grasos y aminoácidos musculares, por lo tanto se llevara a cabo la gluconeogénesis, con ahorro de energía y bajo metabolismo basal.
El perfil hormonal consta de un descenso de la concentración de insulina, IGF-1, catecolaminas y triyodotironina, así como un incremento del glucagón, cortisol y hormona del crecimiento (Soto A., 2005). Se muestran concentraciones plasmáticas elevadas de adiponectina y disminuidas las de leptina. (Staudt, M. A., 2006)
El factor liberador de corticotropina (CRF), neuropéptido hipotalámico catabólico regulado en parte por leptina e insulina, induce anorexia y una incrementada actividad del sistema nervioso simpático, aumentando así el gasto energético. Altos niveles de lactato y ácidos grasos libres, o las concentraciones circulantes alteradas de algunos aminoácidos como el triptófano (precursor de la serotonina), pueden tener un papel en la anorexia (Huguet, J. A. & et. al., 2002).
En las alteraciones neuroquímicas, encontramos niveles disminuidos de norepinefrina en relación con la bradicardia e hipotensión en estados de malnutrición, así como disregulaciones de la serotonina, que explicaría, a menos en parte la alta incidencia de comorbilidades psiquiátricas en estas pacientes como depresión, ansiedad y trastornos obsesivo-compulsivos. Entre los pacientes con BN predominan los problemas de control de impulso (Acerete, D. M.).
La arritmia, poliuria y dificultad para concentrar la orina se hacen presentes en el contexto de una hipopotasemia por vómitos, presentándose también hiponatremia, hipernatremia (hemoconcentración) y alcalosis hipoclorémica. La deshidratación hace que disminuya el filtrado glomerular (Montoro M. A., Lera I., Ducons J.).
El vaciamiento gástrico tardío, origina plenitud postprandial y disminución de la motilidad intestinal causando el estreñimiento en la anorexia nerviosa. Alteraciones de los centros hipotalámicos reguladores de la temperatura provocan vasoconstricción y cianosis en las extremidades detonando la intolerancia al frio.
ENSAYO: MANEJO NUTRICIONAL DE LOS TRASTORNOS DE LA CONDUCTA ALIMENTICIA
En la actualidad, a través de los medios de comunicación se difunde que para ser aceptados socialmente debemos cumplir con ciertos estándares físicos, por lo que la delgadez se convierte en sinónimo de autocontrol y éxito social.
Los trastornos de la conducta alimentaria se definen como alteraciones específicas y severas en la ingesta de los alimentos, observadas en personas que presentan patrones distorsionados en el acto de comer y que se caracterizan, bien sea por comer en exceso o por dejar de hacerlo; lo anterior en respuesta a un impulso psíquico y no por una necesidad metabólica o biológica (Méndez, Vázquez & García, 2008).
Los adolescentes son el grupo etario más vulnerable a presentar este tipo de patologías, debido a que se encuentran en una etapa de maduración física y emocional en la que buscan impacientemente su identidad. La edad de riesgo es de 13 a 23 años y la incidencia es mayor en mujeres que en hombres. Modelos, bailarinas, atletas, gimnastas son focos de riesgo debido a la exigencia estética de la actividad. La interacción de factores genéticos, biológicos, psicológicos, sociales y culturales representan la etiología de estas patologías (Behar, R., 2008).
De acuerdo a Acarete y colaboradores, los pacientes con TCA sufren de alteraciones del sistema regulador del hambre y la saciedad presentándose así, bajas concentraciones de norepinefrina y serotonina causando bradicardia, hipotensión, depresión, ansiedad y trastornos obsesivos compulsivos. Otras alteraciones son hidroelectrolíticas, cardiovasculares, digestivas, hepáticas y neurológicas.
La anorexia nerviosa se presenta de manera típica o restrictiva ante la negativa de ingerir alimento por miedo a ganar peso, puede o no existir pérdida de peso ponderal; también puede ser de tipo purgativo cuando se hace uso de laxantes, diuréticos o se induce al vomito. En cuanto a la bulimia nerviosa, caracterizada por un consumo excesivo de alimentos que es compensado mediante vómitos, ejercicio físico excesivo, uso de laxantes o diuréticos, dietas estrictas, entre otros.
Para el diagnóstico y evaluación de los TCA se recomienda llevar un registro antropométrico que incluya mediciones de peso, IMC, pliegues tricipital, bicipital, subescapular, suprailíaco y circunferencia media de brazo con la finalidad de valorar los compartimientos proteico y graso, además complementar con estudios bioquímicos como proteínas plasmáticas que denotaran si existe una depleción proteica, hemograma, bioquímica sanguínea, perfil renal y hepático, electrolitos, examen general de orina, electrocardiograma, etc. En la historia clínica deberán valorarse los signos y síntomas acorde a los criterios del DSM-IV y/o CIE 10. Para el cálculo del requerimiento calórico se recomienda hacer uso de la calorimetría indirecta, ya que las formulas tradicionales sobreestiman, pudiendo presentarse el síndrome de realimentación.
El tratamiento es multidisciplinario, conformado por médicos internistas o endocrinólogos, psicólogos, psiquiatras y nutriólogos especialistas con miras a mejorar el estado psicológico, físico y nutricional del paciente. Si la terapia ambulatoria fracasa o el paciente presenta conductas suicidas, así como una perdida persistente de peso (25-30% del peso inicial o IMC <17.5 kg/m2) en AN y alteraciones digestivas, cardiacas y electrolíticas en BN se recurrirá a la hospitalización. La educación nutricional y psiconutrición son parte importante del tratamiento para la óptima recuperación, la monitorización del requerimiento calórico y el equilibrio hídrico son fundamentales para lograr la ganancia ponderal progresiva, de manera que se evitan arritmias, convulsiones, coma y hasta la muerte a consecuencia de un indeseado síndrome de realimentación que deberá ser tratado con nutrición enteral, parenteral u oral energética. La recuperación puede tomar hasta más de 4 años.
Después de la recuperación física, la repercusión psicológica puede no desaparecer del todo; se ha visto que pacientes jóvenes con anorexia restrictiva puedes cursar con bulimia nerviosa, sobrepeso u obesidad años después. La anorexia secundaria a cirugías para la pérdida de peso (bypass, gastroplastia, etc.) se detona gracias a las alteraciones fisiológicas de estas intervenciones o a una alteración psicológica (Méndez, et. al., 2008).
Trastornos de la conducta alimentaria no especificados (TCANE)
...