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DIABETES MELLITUS


Enviado por   •  10 de Octubre de 2013  •  Ensayo  •  2.112 Palabras (9 Páginas)  •  309 Visitas

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DIABETES MELLITUS

(Azúcar en la sangre)

La diabetes es un trastorno en la asimilación de los hidratos de carbono. Los hidratos de carbono son todas las posibles formas de azúcares simples y compuestos, el ser humano necesita una hormona especial, la insulina.

La insulina se produce en el páncreas y cuida de que el azúcar atraviese la pared celular y esté disponible para el metabolismo energético del cuerpo. La insulina es determinante para la regulación del nivel de azúcar en la sangre, y por tanto, de paso todos los procesos metabólicos, ya que contribuyen a eliminar los excesos de azúcar en la sangre.

Se distinguen dos formas de diabetes: La diabetes tipo I y la diabetes tipo II.

En la diabetes tipo I, también denominada diabetes juvenil suele existir una enfermedad autoinmune, es decir, el sistema inmunológico no funciona bien y ataca a las células del cuerpo. También una infección vírica parecida durante la infancia o juventud puede ser la causa. Ambas cosas provocan la destrucción de las células que producen la insulina en el páncreas, de forma que ésta deja de producirse o sólo se produce en poca cantidad. Se habla entonces de un déficit absoluto de insulina.

En caso de la diabetes juvenil debe aportarse durante toda la vida la insulina externamente, con varias inyecciones diarias. Las inyecciones son necesarias ya que la insulina es una proteína y sería destruida en la digestión. Por tanto, no puede tomarse de forma oral. La prevalencia DM (diabetes mellitus) es del 2-6%, llegando a alcanzar un 16% en mayores de 65 años. En la diabetes tipo I o inmunodependiente (DMID) el pico de presentación aparece a los 10-13 años.

En la diabetes tipo II que se trata sobre todo de la diabetes del bienestar o del anciano, suele producirse la suficiente insulina en el páncreas pero en el ámbito celular la sensibilidad frente al efecto de la insulina baja. Se habla de un déficit relativo de insulina.

Este tipo de enfermedad es en gran medida hereditaria y puede ser desencadenada por diversos factores, sobre todo el sobrepeso se observan muchas veces a edad avanzada y conduce a una sobrecarga gradual del páncreas. Llega el momento en el cual se supera la capacidad de producción del mismo de forma que ya no es posible abastecer con azúcar todas las células, lo cual provoca la diabetes.

La falta de ejercicio físico, que suele estar combinada con una sobrealimentación y sobrepeso reduce la sensibilidad de las células a la insulina, ya que a causa de la menor actividad física la capacidad de las células para consumir energía es menor y el metabolismo se vuelve más lento.

La diabetes tipo II no inmunodependiente (DMNID) afecta al 90% de los casos, siendo la más frecuente.

¿QUÉ SIGNIFICADO TIENE LA DIABETES PARA LA POLÍTICA SANITARIA?

Ya que la diabetes está íntimamente relacionada con otros factores de riesgo producen enfermedades cardiovasculares, desempeña un papel fundamental en el desarrollo de la arteriosclerosis con todas las enfermedades asociadas a la misma. Por tanto, debería presentarse una especial atención a su prevención.

¿CÓMO SE MANIFIESTA LA DIABETES?

La aparición de la diabetes se manifiesta de distintas formas:

- Aumento de la sensación de sed

- Orina más frecuente

- Alteración del apetito con fluctuaciones entre hambre y falta de apetito

- Mayor tendencia a las infecciones

- Cefaleas frecuentes

- Vértigos ocasionales

Si estas manifestaciones alteran sobe la existencia de una diabetes, debería medirse el contenido de azúcar de la orina con ayuda de una tira reactiva que puede adquirirse en la farmacia. Gracias a ello puede saber si la enfermedad ya se ha desencadenado. Existe una diabetes cuando el nivel de azúcar en la orina o sangre es constante a unos niveles superiores a lo normal.

TENGA EN CUENTA:

El nivel de azúcar en la sangre (medido en ayunas) que se sitúa debajo de los 120mg% se considera normal. El nivel de azúcar en sangre que supere los 140mg% debe considerarse diabetes según la recomendación de la OMS.

Si se sufre una diabetes se producen unas típicas alteraciones en el metabolismo. El trastorno en la asimilación del azúcar conlleva una reducción drástica de la absorción del azúcar en la célula, aunque el nivel de insulina sea muy alto. Por esta razón, el organismo aprovecha otras fuentes de energía. Aumenta entonces la asimilación de las grasas, lo cual hace el colesterol LDL “malo” se produzca en mayor cantidad y disminuya el colesterol HDL “bueno”, lo cual propicia el desarrollo de una arteriosclerosis prematura.

Dado el nivel de insulina presenta constantemente unos valores muy elevados, aumentan los depósitos de grasa en el hígado y el tejido adiposo, el cual es mucho más sensible frente a la insulina que la musculatura. Ello es el comienzo de una adiposis o hígado graso.

La falta de azúcar en la célula produce lesiones en el sistema nervioso central, dañando las células nerviosas y provocando irritaciones nerviosas y provocando irritaciones nerviosas en brazos y piernas características de diabetes.

Cuando la diabetes se prolonga durante cierto tiempo suele desarrollarse hipertensión, uno de cada dos diabéticos del tipo II la presentan, cuando se establece el diagnostico.

La hipertensión junto a otros factores de riesgo puede desencadenar complicaciones posteriormente en los riñones y ojos, el denominado síndrome metabólico (el cual consiste en un trastorno metabólico, riesgo cardiovascular, intolerancia al azúcar, sobrepeso e hipertensión).

Los niveles de azúcar y grasa constantemente alterados provocan trastornos en la vista, ya que alteran la composición del cristalino y arteriosclerosis tanto en los vasos pequeños como en los grandes. Como consecuencia, se sufren alteraciones de la irrigación de la retina, que son la causa de los problemas de la visión que pueden llegar a producir ceguera. La falta de azúcar también limita la capacidad de rendimiento del sistema inmunológico, con lo cual la capacidad de defenderse frente a las enfermedades disminuye. Se produce entonces más infecciones bacterianas de las vías urinarias, que penetran en el sistema urinario y puede provocar, por ejemplo, nefritis.

Los diabéticos también corren un mayor peligro en lo que respecta a las enfermedades cardiacas y las coronarias. Alrededor del 70% de los diabéticos mueren por esta causa. Los ataques de apoplejía y las estenosis de los vasos periféricos también son más frecuentes entre los diabéticos.

Una diabetes no tratada o tratada solamente de forma insuficiente constituye por tanto un importante factor de riesgo de muchas enfermedades, pero sobre todo cardiovasculares.

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