Educacion
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ENSAYOS
Reflexiones sobre pensamiento
crítico en educación a partir de los
planteamientos de Mc Laren, Giroux,
Castells y Macedo
Luis Gerardo Meza Cascante}
Instituto Tecnológico de Costa Rica
Cartago, Costa Rica
gmeza@itcr.ac.cr
Resumen
Se presenta un análisis crítico, a partir de las lecturas de
las obras de Giroux y de McLaren, orientado a esclarecer
las prácticas que se han venido dando sobre la formación
de educadores en las universidades, las cuales pretenden
formar educadores constructivistas mediante procedimientos
conductistas. El planteamiento de estos autores
pueden ayudarnos a clarificar esta posición ideológica.
Palabras claves: Educación, formación de educadores,
prácticas tradicionales, ideología dominante, proceso
educativo, conocimientos crítico, política y poder.
Abstrae!
This article presents a critical analysis based on the Giroux
and McLaren works. It is oriented to establish the different
practices that have been used in the teachers' fonnation
through behaviorist and constructivist approaches. This
authors' analysis can help readers to clarify their ideological
position.
Recibido: 08 de setiembre, 2010 -Aprobado: 29 de junio de12011
Profesor y Doctor Catedrático en el ITCR. Es Director, docente e investigador en la Escuela de
Matemática del Instituto Tecnológico de Costa Rica. Profesor 11en la Universidad Nacional.
Revista Ensayos Pedagógicos Vol. VI, N° 1
17-36, ISSN 1659-0104, enero-junio, 2011
Luis Gerardo Meza Cascante
Keywords: Education, teachers' trairnng, traditional
practices, dominant ideology, educational process, critical
knowledge, politics and power.
Mi punto de partida
Abordo este trabajo desde mi principal preocupación en este momento:
la de formador de educadores. He contribuido a formar
profesores y profesoras de matemática por muchos años, tanto
en la Universidad Nacional como en el Instituto Tecnológico de Costa
Rica. La preocupación nace principalmente porque, unas veces mediante
la investigación y otras mediante el contacto directo en los cursos de
la licenciatura, he comprobado que la práctica de los educadores y de
las educadoras que hemos formado no difiere, casi en nada, de las prácticas
tradicionales. Desde luego, la preocupación va pareja con la convicción
de que las prácticas tradicionales no son las más convenientes.
Por otra parte, desde hace mucho tiempo, incluyendo la etapa
inicial de mi formación como educador, he escuchado que la Escuela es
un aparato reproductor de la ideología dominante. En general he dado
validez a este argumento, pero confieso que no había tenido completa
claridad sobre cómo es que la Escuela cumple con ese papel. Me preguntaba
cómo es que un profesor o una profesora transmite la ideología
dominante, que es lo que él o ella hace que lo produce. Pensé en la
forma en que damos lecciones, en las cosas que hacemos y decimos y
no podía encontrar con claridad ese "cómo". Incluso me confundí más
cuando conocí como se diseñaron los programas de matemática de la
educación media, al comprobar que fueron formulados por funcionarios
del MEP, algunos de los cuales fueron mis compañeros de formación,
y que una parte del trabajo fue desarrollado por profesores y por profesoras
de la Universidad de Costa Rica. La mayoría de estos colegas han
trabajado conmigo en una cantidad importante de proyectos, son muy
respetables en su desempeño profesional, y no parecen tener razones
para privilegiar intereses de clases a las que no pertenecen.
¿Cómo, entonces, es que la Escuela sirve de aparato reproductor
del sistema dominante? La lectura de las obras de Giroux y de MeLaren,
principalmente, me ha dado la pista. He comprendido que favorecemos
el proceso reproductor porque actuamos convencidos de que hacemos
las cosas que hay que hacer, sin cuestionar lo que hacemos y por qué lo
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17-36, ISSN 1659-0104, enero-junio, 2011
Reflexiones sobre pensamiento crítico en educación a partir de los
planteamientos de Mc Laren, Giroux, Castells y Macedo
hacemos. Tenemos una actitud reproductora porque transmitimos conocimientos
elaborados por otros y en otras partes, como si fueran la única
verdad posible. También porque miramos el proceso educativo como un
proceso neutral, antiséptico, que no tiene vinculación con la política y el
poder, en el cual creemos posible enseñar conocimientos sin incorporar
elementos históricos, de género, de raza, etc. Actitudes como estas son,
precisamente, las que necesita el sistema para perpetuarse. De paso,
por la imposición de las normas y de los procedimientos instaurados en
la Escuela, favorecemos la formación de personas sumisas, sin pensamiento
propio, y en muchos casos, por el apego tan grande que generamos
a las notas y a las calificaciones, convencidas de que lo que cuenta
es "pasar", no importa cómo.
Por otra parte, las educadoras y los educadores no hemos tomado
conciencia de los efectos que producen en las y los estudiantes, y en
nosotros mismos, los medios de comunicación masiva: la TV, la radio,
los periódicos, etc. y nunca, o casi nunca, consideramos que es tarea de
la Escuela preparar a las y los jóvenes para estar en capacidad de responder
críticamente ante lo que reciben de tales medios.
Como formador de educadores caigo en cuenta, además, de que
nuestra propuesta también ha sido reproductora. Lo anterior porque nos
hemos centrado principalmente en formar a las y los estudiantes en aspectos
técnicos relacionados con los procesos de enseñanza- aprendizaje
y hemos descuidado, casi absolutamente, el problematizar, el escuchar,
el develar elementos ideológicos en los textos, en los programas
de estudio, en las propuestas de reformas educativas, y hasta en develar
nuestras propias prácticas cargadas de condicionantes ideológicos. Casi
nunca partimos en nuestra labor formativa de las experiencias y de las
necesidades de las y los estudiantes, ni analizamos los vínculos entre
la Escuela y el poder político, ni historizamos el conocimiento,
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