Historia De Vida Y Su Relación Con Los Recursos
Enviado por brendazpc • 18 de Octubre de 2013 • 2.533 Palabras (11 Páginas) • 324 Visitas
HISTORIA DE VIDA Y SU RELACIÓN CON LOS RECURSOS
Las plantas germinan, crecen, maduran, producen flores, se cruzan, producen frutos y semillas que se diseminan y germinan, recomenzando de nuevo el ciclo. El estudio de la historia de vida trata de describir los detalles de este ciclo: el cómo y cuándo germinan las plantas, cuánto dura el crecimiento, cuántas sobreviven cada etapa hasta llegar a la edad reproductiva, cómo y cuándo se forman las flores, cómo se polinizan, cuántos frutos y semillas se producen, cuántas veces se diseminan las semillas y cuántas sobrevivientes quedan que puedan germinar.
Las características de cada etapa difieren de una especie a otra, dando lugar a diversas historias que se relacionan estrechamente con el uso óptimo de los recursos disponibles en cada lugar, como veremos aquí.
Hemos dicho antes que el principio de la vida de una planta es el momento en que una semilla germina, iniciándose de este modo el desarrollo de un individuo independiente.
La germinación suele ocurrir cuando la humedad es alta y la temperatura es adecuada, también influyen otros factores como la luz y el ambiente que rodea a la semilla; la germinación, de cierta manera, ubica el principio del desarrollo en la época más favorable del año, generalmente al inicio de un periodo húmedo y cálido. Así la pequeña planta formada de la semilla, dispone de un periodo favorable suficientemente largo para establecerse y comenzar a crecer hasta la llegada de la época desfavorable (seca y/o fría) o para completar totalmente su crecimiento y producir semillas.
En este punto podemos distinguir dos grandes tipos de plantas: aquellas que germinan, crecen, maduran, producen semillas y mueren en un solo ciclo anual o estación favorable y aquellas que sobreviven la época desfavorable esperando un periodo favorable, lo cual puede continuar por pocos o muchos años, según el caso. Así tenemos dos formas muy distintas de utilizar los recursos disponibles: plantas que completan su crecimiento y mueren reproduciéndose una sola vez, de manera que durante la época desfavorable del año sólo sobreviven sus semillas latentes y plantas que atraviesan la época desfavorable conservando gran parte de sus órganos (troncos, ramas, etc.) o al menos una parte de sus raíces, del tallo, rizomas, bulbos y que reiniciarán el crecimiento en la siguiente buena estación junto con las semillas que hayan podido producir en el periodo de crecimiento anterior. En este segundo caso, además de las semillas también sobrevive la planta o parte de ésta, lo cual marca una diferencia que repercute en la talla que pueden alcanzar. Las formas anuales de corta vida son casi siempre herbáceas y pequeñas; en tanto que las formas perennes son parcial o totalmente leñosas y pueden alcanzar las más grandes tallas del reino vegetal. Por lo general, las especies más valiosas que se cultivan son plantas herbáceas anuales.
Hay regiones de la Tierra, principalmente en el trópico húmedo, en las que las estaciones favorables y desfavorables no están tan bien definidas como en otros climas. En este caso la vida de las plantas anuales no corresponde en forma precisa con las estaciones sino con otros factores más complejos de definir, relacionados con mecanismos de competencia hacia otras plantas y también con la dinámica de la vegetación.
En la figura 25 hemos representado diversas formas de sobrevivir la estación desfavorable.
Figura 25. Entre las plantas hay varias maneras de sobrevivir una estación desfavorables en el año; aquí se representan algunas de ellas: 1. Plantas con tejidos verdes muy resistentes al frío que no sufren mayores cambios y sólo interrumpen su crecimiento. 2. Árboles que pierden sus hojas en la época seca, disminuyendo así su gasto de agua. 3. Plantas de las que sólo sobreviven las partes subterráneas. 4. Plantas con reservas de agua en sus tejidos que no sufren mayores cambios en la época seca. 5. Plantas de las que sólo sobreviven las semillas que darán origen a nuevos individuos.
Algunos tipos de plantas tienen una estructura especial que les permite tolerar condiciones bastante desfavorabIes sin entrar en una condición de letargo profundo ni perder sus partes verdes. Ejemplos conocidos por todos son los pinos y abetos de lugares fríos que se mantienen verdes durante el invierno o los cactus y agaves de los desiertos, durante la época más seca. La estructura anatómica y/o el tipo especial de componentes químicos y metabolismo de estas plantas les permiten sobrevivir los efectos del calor o el frío extremo y conservar el agua durante la época más seca; sin embargo, durante la época mala prácticamente no crecen.
Los tejidos de las plantas que sobreviven las épocas desfavorables frías y/o secas, sufren transformaciones que los hacen más resistentes, como son: deshidratación parcial, aumento de la cantidad de sustancias disueltas en el agua que contienen, cambios químicos en las proteínas y producción de defensas o sustancias que disminuyen el riesgo de la desecación o congelación. Dichos cambios son muy notables en las yemas que contienen los tejidos meristemáticos que formarán nuevas ramas y hojas en los árboles. En el invierno esto es fácilmente apreciable en las ramas de durazneros o ciruelos. Las yemas invernantes adquieren la apariencia que se aprecia en la figura 26.
Figura 26. Las plantas que pierden las hojas en la época seca o en el invierno tienen yemas de crecimiento bien protegidas a lo largo de sus ramas que originarán nuevas ramas, hojas, flores y frutos. Dichas plantas presentan la apariencia que se ilustra en esta figura.
Como habíamos visto anteriormente, durante la estación desfavorable casi siempre el agua escasea o las temperaturas son demasiado bajas para permitir un metabolismo activo y la fotosíntesis. La caída de las hojas es una forma muy común de preparación para la época mala, sobre todo en bosques templados o en selvas semihúmedas, siempre y cuando la época buena sea estable y lo suficientemente larga como para asegurar que la reposición total de las hojas recompence la energía gastada en producirlas y, además, se tenga un rendimiento fotosintético tal que permita también nuevo crecimiento y gasto en reproducción.
Cuando la estación húmeda o tibia es corta o irregular de año a año, el perder totalmente las hojas o el tejido fotosintético puede no ser la forma más eficiente de sobrevivir la estación mala. En esos sitios es más efectivo el mantener tejido verde que transpire poco, ya sea con tallos u hojas de epidermis y cutículas gruesas, espinas, pelos y otras protecciones así como
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