Inteligencia emocional y delgadez

Influencia de la inteligencia emocional en los TCA

      Los Trastornos del Comportamiento Alimentario (TCA) son trastornos que dependen de diversos factores en conjunción como fisiológicos, cognitivos, emocionales, familiares y socioculturales, cuyo principal objetivo es alcanzar un cuerpo delgado (Calvo, Solórzano, Morales, Kassem, Codesal, Blanco y Gallego, 2014).      

      El espectro de los trastornos alimenticios está formado por la bulimia, la anorexia y otras conductas problemáticas y patológicas específicas. Muchos estudios recientes muestran una mayor incidencia en los Trastornos de la alimentación, considerando a los adolescentes una población de riesgo de padecerlos. Por ejemplo, el porcentaje de casos de anorexia nerviosa en la población ha aumentado de 0.025% a 0.2%, y el porcentaje de casos de bulimia nerviosa ha aumentado aún más, del 1.9% al 2.9%. (Wong, Lin y Chang ,2014). Estos trastornos han alcanzado dimensiones muy elevadas en las sociedades occidentales (Hoek y van Hoeken, 2003).

      Numerosas investigaciones han evidenciado que los problemas emocionales son unos de los factores más importantes que predisponen al paciente a sufrir un TCA, así como considerarse una de las causas que dificultan la recuperación del individuo (Vögele y Gibson, 2010).  De esta manera, vemos que reconocer, expresar, comprender y regular las emociones tiene un efecto saludable en la salud física y psíquica. Una adecuada inteligencia emocional, sobre todo en el plano de la regulación de las emociones, mantiene una correlación negativa con la ansiedad y la depresión y correlaciona de forma positiva con las estrategias de afrontamiento saludables. (Wong, Lin y Chang ,2014).

    Los problemas emocionales que predominan en los pacientes con TCA son referidos a la dificultad de reconocimiento de las emociones y a una inadecuada regulación emocional, ambas dimensiones pertenecientes al concepto más amplio de inteligencia emocional. (Fox y Froom, 2009; Vögele y Gibson, 2010).

      A lo largo de numerosas investigaciones se ha observado que las mujeres con TCA muestran mayor dificultad para identificar y describir los sentimientos (alexitimia) y formas más inadecuadas (evitación, escape, negación) de regulación de las emociones (Wong, Lin y Chang ,2014; Harrison, Sullivan, Tchanturia y Treasure, 2010; Taylor, Parker, Bagby y Bourke, 1996). Diversos modelos teóricos consideran los problemas emocionales tan relevantes en los TCA, que se algunas investigaciones confirman que los comportamientos patológicos propios de los pacientes que padecen estos trastornos sirven de evitación de emociones negativas (Fox y Froom, 2009) o como medio de regulación emocional (Harrison, Sullivan, Tchanturia y Treasure, 2009, 2010a). Un ejemplo sería el caso de los atracones, predominante en pacientes con Bulimia Nerviosa, los cuales, pueden utilizar esta técnica como método de distracción o alivio de estados de ánimo negativos (tristeza, aburrimiento, ansiedad, etc.). La culpa y ansiedad que le produce a una persona con Bulimia nerviosa el hecho de haber abandonado su dieta es más fácil de afrontar que la angustia ocasionada por ciertas emociones que amenazan su bienestar, por ello, la comida les servirá como un método de evitación emocional (Rodríguez, Mata y Moreno, 2007; Rodríguez, Mata, Moreno, Fernández y Vila, 2007;)

      Se ha relacionado además, la gravedad de los trastornos con la gravedad de las dificultades emocionales, observando que aquellas pacientes que presentan mayores problemas emocionales realizarán una restricción alimentaria  más severa (Anorexia Nerviosa) y utilizarán más métodos de purga (vómitos, laxantes y diuréticos) tras los atracones (Bulimia Nerviosa) (Pascual, Etxebarria y Cruz, 2011).  Con todo esto, podemos asumir que los síntomas alimentarios en los TCA son una actividad inadecuada utilizada por los pacientes como técnica de regulación emocional tratando de escapar de estados afectivos negativos y dolorosos. (Waters, Hill y Waller, 2001).

      En cuanto a la percepción de las emociones, otro de los puntos más importantes en inteligencia emocional, donde los pacientes con TCA presentan más problemas, la dificultad de percepción de las propias emociones podría considerarse como una de las causas de inicio del trastorno y durante el trastorno, como uno de los motivos por los que el trastorno se mantiene y se cronifica.  (Pascual, Etxebarria y Cruz, 2011; Calvo et al., 2014).  

      La inadecuada inteligencia emocional basada en dificultades de regulación emocional rechazando sentir emociones negativas y procesando los sentimientos de forma incorrecta se encuentra en todas las pacientes independientemente de la duración del trastorno. (Calvo et al., 2014). Por ello, una educación emocional basada en la enseñanza del significado de las emociones y su afrontamiento saludable debería incluirse en cualquier tratamiento y programa de prevención, especialmente en el caso de los grupos de riesgo (Baer, 2006).

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