Relación de causalidad y la imputación objetiva
Enviado por Frachesco1 • 19 de Junio de 2016 • Documentos de Investigación • 4.118 Palabras (17 Páginas) • 284 Visitas
Relación de Causalidad y la imputación objetiva
- El significado de relación de causalidad.
En los delitos de resultado, el tipo requiere para su consumación la producción de un resultado material, separable espacio‐temporalmente de la acción, que ha de ser causado por ésta. Es en estos supuestos, por tanto, donde debe comprobarse la existencia de una relación de causalidad entre la acción desarrollada por el sujeto y el resultado producido; la relación de causalidad constituye un nexo o unión entre la acción y el resultado material que tiene por objeto constatar desde un punto de vista científico (de las leyes de la naturaleza) que el resultado material ha sido producido (causado) por la acción del sujeto.[1]
En esto tenemos que visualizar dos ramas de teorías las cuales nos explicarán con exactitud a los que nos referimos, estas son:
- Teorías Naturalistas. Estas buscan establecer una relación de causalidad desde una perspectiva ontológica (natural) desde una comprensión Físico-natural. En estas se encuentran lo que son la teoría de la equivalencia de las condiciones y las teorías individualizadoras.
- Teorías Valorativas. Estas son las que buscan visualizar la causa desde el punto normativo. Aquí vemos la Teoría de Adecuación social y la Teoría de la Imputación Objetiva.
*¿De dónde provienen estas teorías?
Estas teorías nacen de diversos cursos causales y que podemos pronunciar los siguientes 5 cursos:
- Cursos Causales Simples. Estos simplemente se basan en una acción en la cual se da un resultado por una sola causa.
- Cursos Causales Complejos. Estos no son más que aquellos en los que concurren varias causas que al final producirán el mismo resultado.
- Cursos Causales Parciales. La suma de la acción conjunta de carias personas produce el resultado, pero sin que cada uno por separado hubiera sido suficiente para provocarlo.
- Cursos Causales Hipotéticos. En estos el resultado se habría producido igualmente aunque el sujeto no hubiere realizado la conducta que lo causó.
- Cursos Causales Irregulares. Se coloca a la persona en una situación con la esperanza de que pueda suceder un evento y al final este evento sucede.[2]
- Teoría de la equivalencia de Condiciones.
Esta teoría fue originariamente pronunciada por el Procesalista Alemán Julius Glaser y acogida por el magistrado, de igual nacionalidad que el anterior, Von Buri. La misma establece que: “Es causa de un resultado toda condición de la cual ha dependido su producción con independencia de su mayor o menos proximidad o importancia. De aquí se desprende la conocida “Conditio sine qua non” que expresa cuando una conducta es condición de un resultado. Todo esto suele resumirse con el principio de: “la causa de la causa es la causa del mal causado”.[3]
Esta teoría fue duramente criticada por varios factores y especialmente por las conocidas causalidades hipotéticas y las causalidades cumulativas.
- Teorías individualizadoras de la causalidad.
A sabiendas del planteamiento que trae la teoría de equivalencia de condiciones de que la causa de la causa es la causa de lo mal causado, las teorías individualizadoras parten de la distinción de condición y causa.
En ese sentido, aparece el principio de la CAUSA EFICIENTE el cual establece: “No toda condición del resultado puede considerarse causa del mismo, sino solo aquella condición que se distingue por poseer una mayor eficacia que las demás”.[4]
Ahora bien, todo esto trae consigo varias formulaciones que establecen que una condición puede convertirse en causa, entre estas están:
- El factor decisivo de Binding;
- La condición más eficaz de Bickmeyer;
- La última condición de Ortman.
El único problema que poseía esta teoría es que era muy restrictiva, además de que por su imprecisa formulación.[5]
- La teoría de la causalidad adecuada
Si bien, esta teoría fue formulada por Johannes von Kries a finales del s. XIX. Establece que, en el ámbito penal, solo es causa aquella conducta que generalmente tiende a causar un daño. Producto de esto, se afirma que aquellas conductas que provocan un daño por casualidad o al azar, serian irrelevantes.
Para determinar si una conducta es adecuada o no, esta teoría ha utilizado como concepto central la previsibilidad. Según este planteamiento, solo sería causa la conducta previsible que pudiera producir el resultado para un hombre medio diligente situado en la posición del autor. Sin embargo, esta formulación ha dado lugar a varias polémicas que veremos a continuación;
- Objetividad o Subjetividad del juicio de previsibilidad.
La previsibilidad subjetiva: plantea que la valoración a realizar debería tomar en cuenta única y exclusivamente los conocimientos concretos que el autor tenía en el momento de desarrollar la conducta.
Previsibilidad Objetiva: plantea que se debe realizar una valorización a partir de aquellos que deberían conocerse por pertenecer a la experiencia humana general.
La superación de estas críticas pareció encontrarse en una suerte de síntesis entre ambas, de modo que en el juicio de previsibilidad se incluyeran todas las circunstancias que en el momento de la acción fueran conocidas y conocibles por un hombre prudente –matiz objetivo-, así como todas las que por capacidades excepcionales o por cuestiones de azar fueran conocidas por el autor –matiz subjetivo-.
- La polémica sobre el carácter ex ante o ex post del juicio de previsibilidad.
Esta polémica busca dar respuesta a si la valoración ha de hacerse tomando como momento referencial cuando se desarrolla la conducta que ha de juzgarse o bien cuando se desarrolla su enjuiciamiento y se ha verificado como se han producido exactamente los acontecimientos.
En el juicio ex ante, por tanto, se juzga en abstracto la previsibilidad de la conducta y en el juicio ex post la previsibilidad del modo en que concretamente se han desarrollado los acontecimientos.
- Grado de Previsibilidad Necesario para afirmar la concurrencia de la relación de causalidad. En principio, no resulta posible determinar estadísticamente en que media una conducta aumenta las posibilidades de producción de un resultado.
El ejemplo clásico que suele citarse en estos casos es el formulado por Thyrén del sujeto inexperto en el manejo de armas que dispara contra otro, con intención de matarlo, desde una distancia que incluso a un tirador experimentado le hubiera sido muy difícil acertar, y a pesar de todo, la bala alcanza a la víctima y muere.
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