Transgenicos
Enviado por fabixx • 12 de Mayo de 2014 • 738 Palabras (3 Páginas) • 285 Visitas
Estamos ante un libro realista, en cuanto narra una historia posible, creíble, pero deformada por una visión mágica, fantasiosa en la línea del maestro Juan Rulfo. Si tuviese que destacar un factor como principal, sería la capacidad de Hernán Rivera para hallar belleza en lo sórdido, en lo grotesco. Es capaz de tomar un lugar agreste, árido, desabrido, inhóspito, como son las explotaciones salitreras de la pampa chilena y convertirlas en un escenario de fábula, honrando a sus habitantes, los mineros marginales, mal pagados y olvidados por el mundo, y las prostitutas que suponen su refugio amoroso, su consuelo sentimental -pagado por supuesto-, dotarles de orgullo y revestirlos de dignidad, de un áurea de nobleza.
Conocedor de primera mano de esa realidad, de la cual procede, Hernán Rivera desgrana, a medida que transcurre la narración, los hechos diferenciales del mundo pampino: el aislamiento, las rigurosas condiciones de vida de los trabajadores, las injusticias (aún pesa el recuerdo de la Matanza de Santa María de Iquique), las veleidades de los propietarios (casi siempre extranjeros), el germen comunista y sindicalista, los cierres arbitrarios de Oficinas (explotaciones)... entre todos ellos resalta el papel de la prostitución, que más allá del mero comercio sexual tiene un importante papel afectivo y sentimental.
La narración se beneficia del talento innato de Hernán Rivera para la prosodia y la eufonía; combina las palabras en el orden perfecto para crear frases de gran hermosura, y su gusto por la exageración, por la hipérbole, que lleva a veces al ya mentado tremendismo, provoca momentos de hilaridad y hasta de carcajada. Se percibe también un carácter oral muy marcado, y de hecho se alterna la narración en primera y tercera persona, con pasajes relatados en retrospectiva, y otros a cargo de un narrador omnisciente. El primero aporta muchos datos de carácter costumbrista, y recuerda hechos simpáticos como las pachingas (en España pachangas) de fútbol con hasta ochenta jugadores por equipo, o tristes como los cierres de Oficinas y la diáspora de los trabajadores.
Una crítica muy extendida es que tiene un comienzo difícil, y muchos lectores desisten pronto, pero para mí sólo es el lógico período de adaptación a la particular prosodia del autor, y merece la pena el posible esfuerzo a cambio de disfrutar de un texto tan elaborado, tan mimado, tan rico en descripciones, en metáforas, y tan adjetivado, tan repleto de guiños literarios.
Dentro de esta exaltación de lo pampino, del orgullo de ser un superviviente, de sobreponerse a la crudeza de un mundo tan hostil, llamó mi atención que el ganarse un sobrenombre sea un signo de distinción, y aquellos "viejos sin apodo" sean tratados como masa, como personajes de fondo sin importancia.
Dije arriba que hablaríamos de las rancheras, y lo
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