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Andrómaca


Enviado por   •  25 de Abril de 2013  •  1.042 Palabras (5 Páginas)  •  264 Visitas

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Enseñar y aprender, dos caras de la misma moneda

Carles Monereo

Para tratar de responder a la primera de las cuestiones que nos planteábamos en el

apartado anterior sobre la consideración de los adultos que rodean al niño como

enseñantes, resulta imprescindible acudir a la noción de “enseñanza”. Enseñar (del

latín insignare, señalar) se refiere a la acción de comunicar algún conocimiento,

habilidad o experiencia a alguien con el fin de que los aprenda, empleando para ello

un conjunto de métodos, técnicas, en definitiva procedimientos, que se consideran

apropiados.

Enseñar “con mayúsculas” supone tomar intencionalmente decisiones sobre qué

parte de los conocimientos de una disciplina o materia se enseñan, en qué momento

del desarrollo del niño es conveniente enseñarlos y de qué forma es preferible enseñar

esos contenidos para que sean aprendidos. Tal como ha señalado Haberman (1991),

enseñar profesionalmente requiere el nivel de madurez necesarios para tener un cierto

distanciamiento de los demás como “sujetos cognitivos” particulares, cuyo desarrollo y

aprendizaje puede responder a características muy distintas a las del esneñante, pero

necesariamente respetables. En este sentido, el enseñante debe asumir que lo que a

él le sirve para aprender un contenido no será necesariamente lo mejor para que sus

estudiantes aprendan ese contenido.

Pero la noción de enseñanza, tomando su acepción original (comunicar algo a

alguien para que lo aprenda), es perfectamente aplicable a la función de medición

que realizan los adultos con los miembros más jóvenes de la comunidad. Aún cuando

esta enseñanza carezca del rigor teórico, la sistematización metodológica y la

intencionalidad educativa que debería caracterizar la práctica profesional, tiene en

común con ella la aplicación de mecanismos de guía o tutelaje que orientan al

aprendiz hacia una competencia cada vez mayor:

[...] un rasgo constante de la enseñanza humana es la forma como la persona

que posee la habilidad sirve como almacén de memoria para la persona que

aprende, llevándola de regreso al lugar apropiado una vez ejecutada una

determinada subhabilidd. Éste es el caso del padre que ayuda a su hijo con los

deberes, del profesor que ayuda a un estudiante posgraduado con la investigación de

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su tesis, así como el caso de una madre que ayuda a su bebé a encontrar un juguete

o a utilizar el retrete (Kaye, 1982; pág. 78).

Precisamente exponíamos, en el anterior apartado, algunas situaciones de

comunicación en las que las distintas maneras de manejar los datos para resolver la

tarea, mostradas o enseñadas por el adulto, podían ser interiorizadas o aprendidas por

los niños. Llegados a este punto, podemos introducir la segunda cuestión: los

procedimientos que se le enseñan, y que luego el niño empleará de manera

independiente para aprender, ¿son los mismos que utilizará para enseñar lo que

aprenda a otros? Si el niño aprendió a construir puzzles por ensayo y error (ir probando

pieza a pieza), cuando juegue con una compañero inexperto, ¿le enseñará mediante

procedimientos de ensayo y error? Cuando él sea padre ¿enseñará a su hijo a

construir puzzles por ensayo y error? Sin poder dar una respuesta al respecto que

apuntan a contestar afirmativamente a esas cuestiones.

Uno de esos argumentos nos los proporciona el propio Vigotsky al explicar el

fenómeno de habla egocéntrica del niño preescolar cuando se autoexplica en voz

alta una tarea mientras la está realizando. Para este autor, se trataría de un paso

intermedio entre el habla pública, a través de la cual dialoga y trata de controlar la

conducta de los demás, y el habla

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