Discurso, Sentimiento Y Libertad En La Educación. Octavi Fullat

El proceso educativo es una actividad por la cual los hombres modifican la conducta de otros donde lo principal es el acto mismo educante. Es acción, un hacer que necesita la razón y se articula en tres enunciados fundamentales: quehacer, decir, decidir así la educación se centra en tres modalidades: experiencia, técnica y cordura. Interesa la racionalidad de la acción misma educante.

Educar es un acontecimiento o par de estados sucesivos de racionalidad practico-tecnológica. Se objetiva en tres modalidades: objetivos pedagógicos, proyectos político-económicos y finalidades metafísicas de la educación. Se dan en tres ámbitos: el de las informaciones, el de actitudes y el de las habilidades.

Salta a la vista que el conocer, el sentir y el pensar forman un todo funcional que denominamos conducta humana. La educación consiste en modificar ésta. Educar es modificar conductas.

La frontera entre “lo racional” y lo “irracional” lo indican los valores y no la razón. Las modalidades de la racionalidad han variado a lo largo de la historia. La razón es una capacidad delimitada por la voluntad y el sentimiento y la palabra es la mediación. Toda educación se vehicula a través del lenguaje. El ser humano es hablante y apunta su hablar en uno o varios sentidos así la palabra viene sostenida por el yo entiendo.

La educación se vertebra alrededor de la palabra. La razón se exterioriza en la palabra. La razón también será Razón Educadora. Lenguaje pedagógico. La razón busca el fundamento del discurso; por esto discursea en dos direcciones: progresivo y regresivo.

La razón educacional está abierta a la ciencia, la técnica y la legitimación. El educador tiene que asegurarse de que sus palabras coinciden con las palabras de todos los demás. La palabra es fatum es fundamentum de la comunidad e interpretatio de la articulación del mundo. Lo multiple se muda gracias al lenguaje.

Referente a lo racional este escrito abarca tanto a la razón como a la experiencia metódicamente utilizadas, una y otras. Lo i-racional se refiere a la intuición, la afectividad y la voluntad.

No puede pensarse la educación sin la esfera de lo afectuoso. La educación hace de suyo que el educador y el educando se sientan afectados por que el significado del yo queda abierto en el sentimiento. En el quehacer educativo se presentan sentimientos: sensitivos, psíquicos y espirituales. Así, maestro y alumno se conocen en la afectividad. Esto lleva consigo tres afectos: el eros, la philia y la pistis.

Una última categoría es que la decisión abre la educación hacia donde. En el acto de decidir, a la educación le va su destino. La educación penderá de la cosmovisión decidida de aquel que la posibilita. La acción educadora no sólo se hace, además se quiere.

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