El Buen Maestro De Lenguaje
Enviado por aureblue • 25 de Noviembre de 2013 • 1.569 Palabras (7 Páginas) • 468 Visitas
BLOQUE II
LA INFLUENCIA DE LAS PRÁCTICAS ESCOLARES EN EL DESARROLLO DE LAS COMPETENCIAS COMUNICATIVAS.
Tema 1
Los usos escolares de la lengua escrita y hablada.
El maestro como modelo de expresión.
INTRODUCCIÓN
Enseñar al alumno mediante la lectura guiada, a leer independientemente y a formular preguntas sobre el texto, para su comprensión y lograr la construcción de significados, propiciando distintos tipos de participación y diferentes estrategias.
¿QUÉ ES LA LECTURA GUIADA?
-El maestro/a trabaja en pequeños grupos.
-El maestro/a selecciona, introduce y apoya a los alumnos en la lectura del texto completo.
-Utiliza momentos clave de enseñanza antes, durante y después de la lectura.
Para ser un buen maestro de lenguaje, tiene que saber que hay varios métodos de aprendizaje y todos son diferentes. Se puede aprender oyendo, viendo y halando. Por lo tanto, va a crear un curso que entrelace todas las diferentes técnicas de aprendizaje. También estará dispuesto a explorar las diferentes formas de enseñanza de los idiomas, incluso los experimentales, para proporcionar a sus estudiantes la mejor oportunidad para aprender.
Los maestros enseñan y lo hacen porque tienen una pasión por su tema elegido y por transmitir sus conocimientos a los estudiantes.
El maestro de lengua no sólo es experto en la creación de tareas para su clase, pero también puede usar esas evaluaciones para determinar el éxito de sus métodos de enseñanza. El maestro que entiende que algunas cosas funcionan mejor que otras y que algunas no funciona en absoluto, podrá hacer cambios en sus propios métodos de enseñanza.
El maestro de lenguaje beneficiará a los alumnos, porque les proporcionará una ruta de acceso al conocimiento. Un maestro que es bueno en su trabajo guiará al estudiante hacia la comprensión más compleja de lo que él pueda ser capaz.
EL BUEN MAESTRO DEL LENGUAJE
Rafael Ramírez
El programa del lenguaje que estamos sugiriendo para las escuelas de primera enseñanza, sean rurales o bien urbanas, puede hacer concebir, de pronto, la idea de ser sumamente sencillo y demasiado elemental y, de acuerdo con esa primera impresión, es posible también que algunos educadores llegue a concluir que un profesor de mediana preparación –y aun sin preparación alguna− es capaz de impartir la enseñanza de la materia con éxito satisfactorio. No vayas tú, maestro que no lees, a incidir en tal error pues la cosa sucede de otro modo. En efecto, aunque ese programa parezca sencillo, no iniciamos su elaboración sino después de haber considerado ampliamente el material de instrucción que pudiera responder más adecuadamente no sólo los propósitos perseguidos por la escuela primaria, sino también a los intereses de los niños y a sus necesidades de comunicación social y de expresión. Un análisis atento del referido programa hace palmariamente evidente esa consideración y pone de relieve, además, la necesidad urgente de que los profesores se capaciten suficientemente para enseñar con eficacia la asignatura, pues solamente un maestro de amplia cultura y especial preparación puede ofrecer las mejores garantías de éxito.
El maestro de lenguaje –y con esta expresión no nos referimos a un maestro especial, sino al maestro de grupo− debe poseer una cultura general muy grande, grande en extensión y profundidad, para expresar así gráficamente a idea en el estilo dimensional como ahora acostumbran algunas gentes. Para enseñar cualquiera otra asignatura quizás será bastante con exigir al maestro, además del completo dominio de la materia simplemente el requisito de que fuera culto pero para enseñar con éxito el lenguaje, aparte de demostrar que se es dueño y señor del idioma, debe uno exhibir que posee una cultura general de tipo superior. Sí, para propósitos de referencia únicamente, se toma como debería hacerse, el nivel medio de cultura que proporcionan las escuelas secundarias, podríamos decir que el nivel de cultura general de todos los maestros primarios debería ser superior a ése, porque para un maestro de educación primaria la cultura general aludida resultaría pobre. Esta es la razón fundamental que hemos esgrimido en diferentes ocasiones en que hemos pedido con urgencia que la formación del profesor de educación primario se constituya sobre la base de un bachillerato especial de educación, que amplíe con largueza la cultura general secundaria y que a la vez inicie la especialización profesional.
El solo requisito anterior no es suficiente. El maestro que quiera enseñar el lenguaje como Dios manda, debe poseer una curiosidad científica altamente desenvuelta, pues sin ella bien
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