Invierno carmesi.
Enviado por Manuel Vázquez • 28 de Marzo de 2017 • Reseña • 6.543 Palabras (27 Páginas) • 217 Visitas
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CAPITULO 1
19/diciembre/1916 En la calle principal ha habido un gran disturbio por el cadáver que fué encontrado hace algunas horas, las autoridades fueron informados de que no es el único. Esta mañana muchos de los trabajadores o personas del horario matutino fueron asesinados. Hasta ahora no se sabe si el responsable ha escogido víctimas al azar o sigue un patrón, por lo tanto hasta nuevo aviso se harán investigaciones y el asunto pasará a segundo plano en prioridad. Disfruten estas fiestas sin preocuparse, el departamento de seguridad ya se está encargando de ello.
En otras noticias, el día de hoy 19 de diciembre comenzó el gélido invierno. Se espera una nevada leve para el día de hoy y se recomienda abrigarse y convivir en familia para estas fiestas... Cierro el periódico para tomar otro, he visto más en el estudio de mi abuelo. Ahí dentro hay un librero enorme guardando enciclopedias viejas de cuero y uno que otro clásico descuidado del siglo XX, ayer estaba buscando algo para leer y fué cuando encontré esos periódicos. Lo que más me atrajo de ellos fueron las imágenes y encabezados, todo eso había sucedido en un sitio muy conocido por mi, la ciudad donde ahora me encontraba. En una de esas imágenes se hallaba una nota muy peculiar.
Ayer mi abuelo me encontró cuando buscaba más en el librero. Y es que si algo me da curiosidad no hay quien me lo saque de la cabeza. Este sitio, desde que yo tengo uso de razón, siempre es muy tranquilo y no pasa nada realmente relevante como para volverse una noticia o algo "viral". Yo he comenzado el primer año en la universidad para estudiar Ciencias de la Comunicación; desde que descubrí el mundo del periodismo supe que eso era para mí y que en algún momento pasaría algo interesante en esta ciudad y yo sería importante en ese hecho
Es pasado el mediodía y debido a las vacaciones no tengo nada que hacer, tomo mi abrigo y me dirijo a la salida. Mi abuelo debe estar en cama, es muy viejo y el frío le impide más cosas aún que su artritis y asma, no puedo irme sin avisar ya que solo nos tenemos el uno al otro así que antes de salir grito: —¡Voy a dar una vuelta! Regreso con la cena. No espero respuesta ya que no la escucharía y me voy dando un portazo. Mi abrigo es suficiente para cubrirme del frío y no llevo más que una mochila de cartera con un bloc de notas y un bolígrafo, es algo que siempre cargo por si surge algo... Cuando llego al parque el ambiente familiar invade mi campo de visión, los niño ríen y juegan con la poca nieve que ha caído mientras sus padres los corretean intentando que no se quiten los abrigos o vayan a coger un resfrío. Suelto un suspiro y siento una pequeña presión en mi pecho, desde hace once años he estado con mi abuelo por ausencia de mis padres, ignoro lo que sucedió, lo único que cabe en mi mente es a mi abuelo con rasgos menos demacrados y ojos hinchados diciéndole a mi yo de ocho años que viviría con él hasta ser mayor e independiente. Camino sin rumbo por las calles pero siento que tengo un camino por recorrer, uno fijo y que no puedo cambiar. Los adornos navideños, el muérdago debajo de las puertas, las Nochebuenas en los balcones y las luces de colores azul, rojo y verde se expanden armoniosamente a lo largo y ancho de las calles de la ciudad; todo luce tan lindo y festivo que me siento mal por no poder disfrutar como todos los demás y estar en casa con un abuelo que con trabajo sonríe y se pone en pie, lo aprecio pero quisiera tener una familia de verdad y disfrutar una Navidad o fin de año por una vez en mi monótona vida. No me quejo pero sueño con algo distinto y tengo la certeza de que este año las festividades serán diferentes... Ya son casi las ocho, en media hora debo tener la mesa lista para cenar con mi abuelo, sólo compraré una pasta ya hecha y un poco de ensalada de lechuga con aderezo. Mientras camino por la calle principal algo en la acera de alado llama mi atención, son como cuatro o seis personas paradas en círculo viendo y discutiendo algo. La curiosidad puede conmigo y está en mi naturaleza el querer saber todo así que me acerco a las personas que lucen desconcertadas. A solo tres metros me doy cuenta de lo que veían, hay un cuerpo tirado sobre el asfalto. Muevo un poco a las personas para expandir mi visión a el hombre de ahí, cuando al fin logro verlo me quedo petrificado. Mi abuelo está ahí recostado... No, no está durmiendo, hay un charco debajo de él y es de color rojo. La gente me dice algo, me mueve y me empuja pero yo simplemente no creo aún lo que mis ojos contemplan. Hace casi ocho horas salí de casa, él estaba recostado en cama y leyendo por milésima vez su clásico favorito. No debía estar fuera de cama, no debió salir de casa, no había razón porque estubiera andando por las calles y mucho más importante, no debería estar muerto. —Chico, te digo que te apartes. La ambulancia está en camino...—más ruido, palabras, nada que me interese, sigo sin creer esta escena— ¿Lo conoces? Era tu...— esta vez fué otra voz pero no quise seguir escuchando. —Vayanse de aquí, las autoridades vendrán a asegurar la escena del crimen. Vamos, aún lado...—ruido... Un líquido caliente recorre mi mejilla y me tiro a la nieve junto a mi abuelo ¿qué sucedió? Unos brazos, quizá sean dos personas, me levantan y me abrazan. Una vez más pregunto ¿qué pasa? No entiendo nada. —Tranquilo, mira cuando lo encontré él tenía esto en manos. No quise ver lo que era porque no me sentí con el derecho deberías calmarte primero.— esa voz es de una chica, la conozco, estudia conmigo. Tomó el papel que me extiende y lo leo, tiene una promesa escrita, la de volver las pesadillas realidad...es...conocido, se parece a algo que he visto antes pero no puedo recordar ahora... —¿Tenía otra cosa?— pregunto, dice algo en la nota sobre hacer todo lo que se te pide en una lista...
–Nada más, pero mira lo que hay ahí. Parecía que estaba viéndolo cuando lo apuñalaron.—contesta ahora un chico. En la pared hay una hoja pegada, me acerco y veo la lista, esta obscuro y la sirena de la ambulancia ya se escucha cerca. Guardo la hoja en mi abrigo y respiro hondo, recordando a que me sonaba está situación: "En la calle principal ha habido un gran disturbio por el cadáver que fué encontrado[...]"
CAPÍTULO 2
Cumple o muere: 1. Cuando llegue el invierno mata o muere.
2. En Navidad acércate a tus enemigos, y ¡que mueran!.
3. Apaga todas las luces y ocultate en las sombras.
4. En Año Nuevo mata a tu ser más amado.
5. No confíes en nadie, no importa lo que pienses ¡Nada es real!
6. ¡Mata el seis de enero o muere!
Termino de leer aquella "lista" que me parece es muy tonta ¿quién haría eso? Además parece que quién lo escribió esta obsesionado con la palabra "muere". La guardo en mi abrigo y pasados unos minutos más sentado en las sillas de espera del hospital escucho una voz dirigida hacia mí: —Ya es tarde, no pudimos hacer nada por él. Lo siento.—dice falsamente el doctor que tengo en frente. No es que piense que no quiere sentirlo de verdad, sólo creo que ha perdido la capacidad de ver la muerte como algo doloroso. Trabaja en un hospital, las personas mueren de cientos de formas todos los días y las enfermedades matan lentamente, como una tortura que no solo afecta al paciente, también a sus familiares de manera psicológica. Y en lo personal he llegado a creer que los daños psicológicos son los peores. Aquí lo extraño sería que un doctor mostrara sentimientos o emociones. Salgo del hospital sin decir nada, afuera veo a Catherine, la chica que encontró a mi abuelo cuando fué asesinado y que estudia conmigo. Cuando estoy próximo al sitio donde ella se levanta de la banca y me corta el paso. —Siento lo de tu abuelo, te doy mi pésame.—sus ojos están rojos, como si hubiera llorado. Espera mi respuesta pero yo no sé la doy.—En serio lo siento. Iba pasando con la calle cuando ví a tu abuelo. —¿Esa es tu declaración? ¿Se creyeron esa los policías? Cath, no quiero insinuar nada pero se me hace mucha casualidad que exactamente tú lo hayas visto morir. —Yo no he... —¡No, Cath! Vamos, ¿cómo supiste que veía la lista en la pared? Ésta lista,—le muestro el papel arrugado que había guardado— deberías haberlo visto antes de morir, ver cuando lo asesinaron para tener la certeza de que murió, puede que hayas visto a su asesino, quizá seas tú. —Sacas teorías precipitadas. Si es por lo de hace un año no tiene nada que ver. ¿Acaso me crees capaz de matar a tu única familia?—me mirá directamente a los ojos con una gran calidez que me transmite confianza y sinceridad. Me confunde, esta mezclando mis emociones. —Si...—dudo de nuevo—es decir, no. No Cath, no lo sé.—me llevo dos dedos a las comisuras de mis ojos para luego frotarlos— será mejor que me vaya— digo para huir de esa chica. Estoy a casi cinco metros de distancia cuando me grita: —Yo no he hecho nada. Deberías volver a las visitas con Clerington. Me pariente seco y analizo sus palabras, casi como si me hablara en otro idioma, quizá mejor quedado ahí, congelado, por un minuto. Volteo para preguntarle cómo sabe de Clerington pero ella ya no está. Se ha ido. Catherine estudia conmigo. Fuimos pareja en cierto tiempo pero eso se acabó hace un año. Cuando despedimos el Año Viejo. Todas las relaciones acaban, pero cuando la nuestra culminó fué muy peculiar todo. El invierno de hace dos año comenzamos a salir. Todo parecía normal, ella parecía una chica igual a todas, pero entonces hace un año todo dió un giro de 180 grados. Fué muy extraño.
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