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Literatura


Enviado por   •  4 de Marzo de 2015  •  1.729 Palabras (7 Páginas)  •  161 Visitas

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Capítulo I

La novela comienza en que está el viejo Roland con su familia, y con Madame Rosémilly y su esposo Jerónimo de pesca, esperaban a que un pez picara, pero no había ninguno porque ya era muy tarde.

También estaban con ellos Pedro y Juan, hijos del viejo Roland.

El viejo Roland les preguntaba a sus hijos que cuanto habían pescado, Pedro que era el mayor, tenía 30 años, era un hombre de patillas negras cortadas como las de los magistrados, le respondió que tenía como 3 o 4 pescados.

Y a Juan que era el menor de 25 años, un muchacho rubio, muy barbudo, le respondió que al igual que su hermano tenía 4 o 5 pescados.

Roland era parisiense y su amor por la navegación y la pesca indujeron a abandonar el negocio en cuanto su posición fue lo bastante desahogada para permitirle vivir de sus rentas. Se retiró a El Havre, compro una barca y se convirtió en marinero de afición.

Sus dos hijos Pedro y Juan se quedaron en Paris para continuar sus estudios, el mayor iba a recibirse en medicina y el menor en derecho.

Su madre, era una mujer de orden, hurgue ahorradora y un poco sentimental, apaciguaba continuamente la rivalidad que existía entre sus hijos debido a las pequeñeces que surgen en la vida.

Rosémilly era una joven de 23 años, viuda de un capitán de la marina mercante, tenía por costumbre ir a casa de Madame Roland por las noches a platicar

Al regresar Pedro y Juan, encontraron a Rosémilly en su casa, comenzaron al acto a cortejarla, no por agradarle, si no por desbancarse mutuamente.

Pasaron una tarde de pesca todos juntos, y el viejo Roland, observo a sus hijos remando, para ver la fuerza que tenían, llegaron a la ciudad, invitaron a comer a Madame Rosémilly, la cual acepto.

Al llegar a su casa la sirvienta Josefina los recibió y le dio el aviso al viejo Roland, de que el notario iba a presentarse en la tarde.

Preocupados, Madame Roland se puso a pensar a que podría deberse la visita.

Llegada la tarde el notario se presentó y les dio el comunicado de un testamento del que era un viejo amigo de la familia, el cual había Fallecido, su nombre era Maréchal, y dejo toda su herencia a el hijo menor de los Roland, Juan.

Capítulo II

Pedro, después de saber de la herencia de su hermano, se sentía incómodo, agobiado, descontento, como cuando se ha recibido una mala noticia. Algo le dolía sin saber que, sentía un desasosiego, como una herida oculta que no se localiza pero molesta, un sufrimiento desconocido y ligero.

No sabía por qué podría sentirse así, y después de tanto pensar, llego a la conclusión que tal vez su sentir podría ser por la herencia de Juan, sentía envidia hacia él.

Salió a caminar y observar los barcos que llegaban, y en eso vio una barca de pesca que regresaba sin ni un rumor de voces, Pedro se dijo a el mismo, que si pudiera estar ahí tal vez recobraría la tranquilidad, luego vio a un hombre sentado en el extremo del espigó, se acercó y vio a su hermano Juan, y estuvieron charlando sobre lo que sentían al estar en el barco, pero Pedro no podía dejar de pesar en la herencia de su hermano, y se retiró.

Pedro al regresar a la ciudad fue en busca de un viejo y sabio amigo Marowsko, con quien se sentía confiado, le conto su sentir por la herencia de su hermano, pero no logro nada, impaciente regreso a su casa y se acostó.

Capitulo III

Pedro, al enterarse de la herencia para Juan, le nació un rencor y unos celos impresionantes hacia su hermano, que obtenía ese dinero sin problema. Pedro, a falta de cariño, de atención y de sentirse inferior a su hermano, fue en busca de una camarera que pudiera consolarlo. Al ir con esta, se tomó una cerveza, mientras la camarera lo tuteaba sin vergüenza y hacia comentarios vulgares para Pedro. Hasta que un momento dijo que lo había visto pasar con un tipo rubio, y pregunto que si eran hermanos, Pedro al responder que sí, la camarera exclamo que no se parecían en nada, que Juan tenía porte y se veía de dinero. Pedro se molestó y salió del lugar, para ir a un café cerca. Al pasar el tiempo, comenzó a pensar sobre la situación, y comenzó a sospechar, lo raro que era que un amigo de la familia dejara su herencia para uno de los dos hijos… solo uno de ellos. Llegando quizá a la conclusión de que Juan no era hijo del señor Roland, si no de Maréchal. Salió del café y se dirigió a su casa, donde había una cena con invitados para celebrar el acontecimiento de la herencia de Juan, y ahí se encontraba Rosemilly, aquella rubia, esbelta que era querida por ambos hermanos, pero decidió a Juan, por su herencia.

Capítulo IV

En el corazón de Pedro se escondían secretos para sí mismo. La opinión que Pedro tenía de su padre era sus manías, necias afirmaciones, vulgares opiniones y mediocridad. Y la que tenía de su hermano es que es un bobo, que por muy rico que sea, siempre le ha

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