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Se Puede Leer Sin Escribir


Enviado por   •  5 de Julio de 2015  •  2.388 Palabras (10 Páginas)  •  262 Visitas

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¿Se puede leer sin escribir?

por GREGORIO HERNANDEZ ZAMORA

de la Universidad de California en Berkeley.

Hoy todo el mundo desea fomentar la lectura, pero no la escritura. ¿Por qué?

Desde el año pasado, el gobierno federal lleva a cabo una campaña nacional de lectura cuya finalidad es convertir a México en "un país de lectores". El autor plantea, sin embargo, que "una política orientada a promover la lectura no puede verse sino como un paliativo que confirma nuestra renuncia a educar" mientras no se enseñe también a escribir, ya que "si como enseñamos a escribir enseñáramos a hablar, ya seríamos un país de mudos. No enseñar a escribir equivale a silenciar. Silenciar es renunciar a educar. Y renunciar a educar es renunciar a ser libres”.

"Se necesita una visión histórica excepcional -ironiza el investigador- para aspirar a ser un país de consumidores (de Coca-Cola, nuevas tecnologías o incluso libros); en cambio, los cortos de miras aspiraron a crear países de productores de nuevas tecnologías, libros y de su propia cultura"

Historia

Borrar del mapa la cultura escrita de un pueblo es una de las primeras acciones que todo ejército invasor que se respete lleva a cabo. Los gringos no lo hicieron directamente en Irak; se limitaron a observar impasibles el saqueo de obras de arte y textos milenarios en los museos y archivos históricos iraquíes. Los nazis, más activos, quemaron libros de autores judíos como Karl Marx y Sigmund Freud, a la vez que horneaban a 6 millones de judíos. Los conquistadores españoles no se quedaron atrás: destrozaron los códices prehispánicos, arrasaron con las edificaciones que contenían escritura en sus muros y columnas, hicieron carnitas a los tlacuilos (escritores prehispánicos), y cambiaron la lengua y los textos sagrados de los habitantes nativos. ¿Por qué escribir es tan peligroso? Mejor dicho, ¿por qué para dominar a un pueblo es esencial destruir sus textos, sus escritores y su capacidad de escribir?

Teoría

Escribir implica y exige pensamiento crítico e independencia intelectual, como lo señaló el científico judío Albert Einstein (1988) al explicar por qué los judíos han sobrevivido como pueblo tras milenios de persecución y masacres: han escrito su historia, sus leyes y su sabiduría en libros como la Biblia o el Talmud, y han preservado su capacidad para producir conocimiento nuevo -escrito, por supuesto. Por su parte, Paulo Freire (pedagogo brasileño ignorado o temido por nuestra tecnocracia educativa, pero conocido y respetado en Norteamérica, Europa y Asia, en donde utilizan sus métodos) vio con claridad que si los oprimidos escriben su propia historia sabrán quiénes son y quiénes pueden llegar a ser; lo que haría muy difícil la tarea de imponerles lo que deben ser y a lo que deben aspirar: ser dóciles esclavos o siervos asalariados (Freire y Macedo 1987). "Llevar" o "transferir" el conocimiento, explica Freire, es una de las formas clave de la acción colonizadora: "los invasores son sujetos, autores y actores del proceso; los invadidos sus objetos... el éxito de la invasión cultural radica en que los invadidos reconozcan su propia inferioridad" (Freire 1970). Escribir, a diferencia de leer, convierte a la persona en autor, es decir, en persona autorizada para hablar o -como bien dicen los zapatistas- para decir su palabra, para hacer pública su verdad.

Desde un punto de vista escolar, cualquiera sabe que el efecto de leer sin escribir (es decir sin cuestionar, comparar versiones, elaborar explicaciones alternativas) es que los alumnos acaban entendiendo nada, incluso si leen "grandes libros" o "autores clásicos". Escribir implica la apropiación del lenguaje para dar explicaciones ordenadas, argumentos lógicos, interpretaciones fundamentadas y análisis abstractos (Heath y Mangiola 1991), justamente lo opuesto a la interpretación ciega de un texto. Leer y memorizar a los "grandes autores" -en el mejor de los casos- impide que los colonizados piensen por sí mismos, como lo ha señalado Noam Chomsky (lingüísta e intelectual crítico norteamericano): "Es una forma completamente estúpida de educación, pero creo que esto es por lo que [los grupos conservadores] la apoyan" (2002).

De lo anterior surge una consecuencia crucial: si la cultura escrita de un pueblo o grupo social es el fundamento de su identidad y, por tanto, de su proyecto de futuro, ésta no puede ser importada; necesita ser producida por él mismo. Imponer modelos de identidad (lo que las personas deben ser o no ser, saber e ignorar, desear u odiar) es la clave de la dominación política y cultural; y es una tarea que se facilita bastante cuando la identidad histórica de la persona o pueblo a dominar ha sido previamente borrada o aniquilada. Pero destruir la escritura de un pueblo no basta. Es indispensable impedir que los sobrevivientes vuelvan a alzar la cabeza, que vuelvan a escribir su historia, pues hacerlo les permitiría recordar quiénes son, saber por qué están donde están y -lo más peligroso- definir y decidir su historia futura.

Fantasía

Tras nuestra independencia de España, creamos en México un sistema educativo cuya misión ha sido enseñar a leer y escribir a los descendientes de los antiguos siervos. Por más de dos siglos, nuestras escuelas y universidades han logrado que nuestros jóvenes se apropien de la cultura escrita como herramienta para construir la nueva nación que hoy disfrutamos. ¿Pero qué habría pasado si una nueva potencia nos hubiera conquistado? ¿Qué clase de programa educativo nos habría impuesto para impedir que nuestros pobres aprendieran de nuevo a escribir su historia? ¿Cómo sería semejante régimen de terror educativo?

Para impedir que nuestros alumnos aprendieran a escribir se comenzaría por prohibir que entendieran para qué diablos sirve escribir, dentro y fuera de la escuela. Se les exigiría portar siempre un lápiz o pluma en la mano, pero los maestros muy raramente les pedirían escribir textos originales de más de una o dos oraciones. Durante semanas, meses y años enteros los pondrían -en cambio- a escribir copias, dictados y planas de palabras sueltas, de oraciones sinsentido o de bolitas y palitos (para mejorar la letra y aniquilar su inteligencia). Les ordenarían abrir su libro de texto y rellenar líneas para completar oraciones. Limitaríamos cuidadosamente su escritura a apuntes, cuestionarios, resúmenes (del tipo copia-y-pega, no piensa y sintetiza). Con quienes lograran pasar a la secundaria seríamos estrictos con el color de la tinta, el tamaño de la letra, el ancho de los márgenes, o el forro de los cuadernos; se asignaría una puntuación para cada uno de estos aspectos, pero el contenido valdría

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