Trabajos De Aplicación
Enviado por jorge1516 • 10 de Octubre de 2014 • 1.143 Palabras (5 Páginas) • 155 Visitas
Pasión y Negocios del Futbol
Manuel Humberto Restrepo Domínguez
La indiferencia que era la gran pasión colectiva, ha sido desplazada por la pasión misma como un sentimiento de entusiasmo profundo por lo que se siente con toda intensidad. El llamado sujeto de mercado, se pone a prueba para consumir, olvidar, soñar, entrar en éxtasis. Esa pasión la produce el futbol que según los indicadores del raiting la vive hoy en todos los espacios cotidianos uno de cada cuatro humanos del planeta. No hay tiempo para largas conversaciones, complejos discursos, argumentos extensos, tampoco para el aburrimiento o la soledad, la pasión es el tiempo mismo, la emoción plena del presente inmediato.
El futbol, ese juego simple de reglas matemáticas y sentido común del siglo anterior, que permitió conocer países olvidados y geopolíticas excluidas de las Naciones Unidas, pero a la vez saber los humildes orígenes de jugadores criados en barriadas populares que los empresarios compraban para hacer dinero, ha muerto. Ese futbol dejo de existir, para dar paso al juego complejo, de empresarios que se enriquecen y pueblos enteros que viven la pasión o lo padecen. Hoy el futbol es una mercancía, creada, calculada, una mezcla de capital trasnacional e identidades colectivas que producen ganancias, es una vía del despojo por otros medios.
Africanos, Europeos, Asiáticos, Australianos y Latinos, igualados por un instante, pintados o disfrazados no reparan en el color de la piel o el lenguaje. Los une la pasión, los separa la bandera a la que siguen. En el estadio ocurren cosas impensables en la política. Un país escondido en el mapamundi como Ghana que hace sufrir a la invencible Alemania, que a la vez tiene bajo control a Grecia entera hipotecada por el Bundesbank y ahora es derrotada por Colombia. Costa Rica que saca del camino a Italia, el mismo día que el papa Francisco de Argentina excomulga a la mafia calabresa. España la mejor de Europa destronada por Chile al tiempo que abdicaba el rey. La pequeña Uruguay antiimperialista derrotando a la temible Inglaterra victoriosa en la guerra de las Malvinas.
Los estadios y las pantallas son por estos días un Vaticano, una Meca, un Wall Street, en síntesis un centro de pasiones y negocios donde se combinan jugadas que alegran a unos y enriquecen a otros. Los estadios son en si mismos una bienal de arquitectura, escenarios imponentes, con alta tecnología, vigilados y controlados, a los que asisten entre 50 o 70 mil personas pagando cientos de dólares por una entrada. Son zonas de distensión real y simbólica del poder en la que gracias a la masa sin forma se puede -como solo puede ocurrir allí- expresar afectos y entusiasmo por Irán o Argelia, sin el temor a ser asesinados por drones o espías americanos. Los estadios adelantan tiempos, el de Manaos –Arena Amazonia- es el primero construido en mitad de la selva mas espesa y rica del mundo, apetecida por financistas y mafiosos y por ambos a la vez. El futbol los traerá de vuelta a implantar bases y trasladar la muerte del desierto al verde amazónico, traen futbol después guerra.
Afuera de los estadios la política suma inconformidades con oportunismos. Las calles de Brasil muestran lecturas de la realidad: La del Partido de los Trabajadores que llegó al poder con Lula y tiene al país como sexta potencia económica del mundo y cuya presidenta podrá ser reelegida en octubre; La Socialdemocracia que quiere el poder y aúpa un no al mundial acusando cuantiosas inversiones que alientan movilizaciones
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