Cartas a quien pretende enseñar.

Cartas a quien pretende enseñar

Paulo Freire

Primera carta: Enseñar – aprender Lectura del mundo - lectura de la palabra

El autor habla  de como los seres humanos vamos aprendiendo según nuestras experiencias y las de otros. Los educadores, tienen la tarea de guiar a los alumnos para que se apropien de conocimientos, desarrollo de habilidades o destrezas, u obtención de ciertas actitudes y valores. Sin embargo, eso no significa que el profesor lo sabe todo y que ya no tiene nada que aprender.  Hace mucha referencia en que “el enseñar no existe sin aprender”, ya que es de suma importancia y responsabilidad del docente prepararse bien académicamente para de esta manera transmitir los mejores conocimientos en los campos que se va a desempeñar.

La lectura, es una herramienta que  permite al profesor estudiar sus experiencias. Leer, implica interpretar, analizar, reflexionar y comprender cada una de las palabras (enunciados) que el autor escribió. 

Segunda carta: No permita que el miedo a la dificultad lo paralice

En esta ocasión habla acerca del miedo, este es normal que lleguemos a sentir cada uno de nosotros; es aquel que nos detiene y nos impide ir a los cambios y transformaciones que surgen cuando nos damos cuenta de la realidad  en la que vivimos.

Es conveniente señalar, que al estudio debe ser visto como una necesidad y no como una carga porque de ser así es muy probable que lo abandonemos en cualquier momento. Tenemos que estudiar por gusto, curiosidad, o por querer ser más competentes, no solo por obtener más punto. Estas reflexiones no solo son dirigidas para los profesores, sino para que también las lleven a sus estudiantes y hacerlos ver y sentir al estudio como una necesidad, de sentir gusto por ir a la escuela y no solo porque son obligados o presionados por sus padres.

Tercera carta: "Vine a hacer el curso de magisterio porque no tuve otra posibilidad"

Aquí nos habla de que es muy frecuente encontrarnos con personas que se dedican a la docencia solo “porque no tuvieron otra posibilidad”. Sin embargo, los profesores trabajan  con seres humanos y no pueden  estar experimentando con eso. Los maestros tienen la responsabilidad de contribuir a la formación de muchas personas para que su vida tenga éxitos o fracasos. Es por esta razón que los docentes deben de tener unos valores y actitudes bien definido, desempeñar su labor con gusto y realizar sus acciones con la seriedad que se merece.

Cuarta carta: De las cualidades indispensables para el mejor desempeño de las maestras y los maestros progresistas

Se habla sobre las cualidades y características más importante que deben tener los docentes como por ejemplo: la humildad es la primera virtud ya que el maestro debe entender que nadie lo sabe todo y nadie lo ignora todo por consiguiente ninguna persona tiene la verdad absoluta, al comprender esto el docente está abierto al aprendizaje en cada una de las acciones que realice. Un buen maestro, tiene que ser humilde, amoroso, valiente, tolerante, con capacidad de decisión, seguridad, sentido de justicia y con parsimonia verbal.
Quinta carta: Primer día de clase 

Aquí nos habla de cómo “El primer día de clases” nos invita a motivar los diferentes sentidos de nuestros alumnos, a ser conscientes de la realidad, a incentivar la imaginación para que aprecien la sensibilidad de la maestra y haya una empatía en la relación docente-alumno, que nos llama a la reflexión de evaluarnos frecuentemente  para sí lograr mejorar la calidad de la enseñanza.  El autor sugiere hacer reflexión sobre el hecho de que también son seres humanos y que el ser maestro no implica saberlo todo. Con ello, se irán ganando su confianza.

Sexta carta: De las relaciones entre la educadora y los educandos

En esta carta nos habla acerca de la relación que hay entre el discurso y las acciones que realizamos dentro y fuera del aula. Debido a que debemos procurar ser un ejemplo a seguir para los estudiantes. La imagen del profesor ha de despertar la curiosidad de aquello a quien se dirige, a la vez que transmitir firmeza, seguridad y orden, siempre intentando procurar un respeto mutuo entre ambos. 

Sétima carta: De hablarle al educando a hablarle a él y con él; de oír al educando a ser oído por él

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