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MASCARAS MEXICANAS.


Enviado por   •  7 de Febrero de 2017  •  Ensayo  •  1.279 Palabras (6 Páginas)  •  271 Visitas

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MASCARAS MEXICANAS

ENSAYO

Todo ser humano desde que nace tiene algo que lo hace diferenciarse del resto, su personalidad y así como cada uno es diferente, de cierta manera se pueden agrupar similitudes en cuanto a un grupo de personas.

En el ensayo el autor Octavio Paz analiza la sociedad mexicana y da a conocer la dualidad de los ciudadanos.

Muestra la parte del ser humano o más bien de un mexicano, más lamentable y pobre, no en un sentido económico, menciona las multifacetas de un mexicano, pasando de un ser interesante y con ambiciones a una persona vacía por dentro, pero llena de soledad.

El mexicano desconfía de sus capacidades, se avergüenza de su origen, tiene un hábito de mentir, de disimular, se reprime, es muy consciente de su apariencia. Todo esto lo lleva a ponerse dos máscaras: una es la que muestra al mundo y la otra es su yo verdadero. Y es aquí donde el ser auténtico está solo porque, como dice el autor, no se “abre”, no quiere que nadie traspase su mundo privado, prefiere aparentar. Aparentar riquezas sin tener nada, eso forma parte del mexicano moderno, a esa evolución a llegado el mexicano, después de batallar y luchar por lo que querían, llegaron a ocultar su verdadero ser, solo para poder sentirse más que los demás, para querer sentir el poder, aunque sea solo aparente.

El mexicano usa máscaras para proteger su intimidad, no le interesa lo ajena, lo cual es egoísta de su parte y, por lo tanto, el círculo de la soledad se vuelve a cerrar.

La dualidad del mexicano está presente en todos los aspectos de su vida. En el lenguaje popular, por ejemplo, hombría, dice Octavio Paz, es ser “macho”. Éste “es un ser hermético, encerrado en sí mismo, capaz de guardarse y guardar lo que se le confía”. Es decir, prefiere encerrarse en su propia soledad, en su laberinto. El no abrirse y confiar en los demás, escribe el autor, es el ideal de decoro en la cultura mexicana. En el momento en que este confía y renuncia a su soledad, pasa a ser un “rajado”, en otras palabras, renuncia a su hombría. 

Aquí es donde empieza el cuestionamiento de la cultura y denigración del mismo país, porque es algo normal el machismo o hombría como menciona el autor.

“Es significativo, por otra parte, que el homosexualismo masculino sea considerado con cierta indulgencia, por lo que toca al agente activo. El pasivo, al contrario, es un ser degrado y abyecto.”

Analizando solo esa parte, nos podemos dar cuenta de un simple caso en donde no solo a la mujer por ser lo que es, si no por el rol que toma en la sociedad. Desde pequeño a uno lo ponen en un camino, no dejando escapar ni un detalle porque si no la misma sociedad te juzga y tendrás mala imagen.

Podríamos decir que la causa del machismo pudo haber sido sembrado desde casa y tal vez inconscientemente, prohibiendo cosas y separándolo por el simple género. A la mujer no le ha quedado de otra más que aceptar su status y seguir viviendo bajo esas normas una vida “normal”.

Otro aspecto en el que la influencia de esta duplicidad es inevitable es en sus relaciones con el mundo femenino. La mujer, en México, dice Paz, “siempre está a la espera de lo que el hombre diga”, “es el reflejo de la voluntad y querer masculinos”, “es el producto de la vanidad del hombre heredada de los españoles”. Es “un ser oscuro, secreto y pasivo, no se le atribuyen malos instintos: se pretende que ni siquiera los tiene”. O sea que el mexicano disimula, aparenta no ver nada, hace de cuenta que no están ahí. Paz dice que en otros países se festeja abiertamente a la mujer en comparación con los mexicanos, que prefieren ocultar las gracias y virtudes de sus mujeres. Pero, ante la vida social, sus mujeres son “señoras”. Nuevamente vemos que la apariencia prima en esta cultura.

Nuestra sociedad mexicana está dañada, está lejos del mundo, de los demás y de sí mismo. El lenguaje popular refleja hasta qué punto nos defendemos.

En conclusión, uno de los miedos que el mexicano tiene es abrirse al exterior, por miedo al “¿Qué dirán? Y porque lo ven como si fuera una muestra de debilidad, de humillarse, de “rajarse” pero el no hacerlo es dejar el mundo exterior entre en tu intimidad.

Es interesante la visión de Octavio Paz y la interpretación que hace dicho autor. Además, utilizo un concepto del que el mexicano no se “raja”, el cual en lo personal lo hizo como demostración del típico machismo que lamentablemente caracteriza a los mexicanos.

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