Tratado Sobre Sentimientos Humanos
Enviado por carlossanchezp • 9 de Noviembre de 2016 • Síntesis • 17.154 Palabras (69 Páginas) • 257 Visitas
PARTE I
DE LA PROPIEDAD DE ACCIÓN
*consta de tres secciones.
SECCIÓN I
DEL SENTIDO DE LA DECENCIA
CAPITULO I
DE LA SIMPATIA (EMPATÍA)
Cuan egoísta puede suponerse al hombre, no son, evidentemente, algunos principios en su naturaleza, lo que le de interés en la suerte de otros, y hacen que la felicidad necesaria para él, aunque se derive de ella nada más que el placer de verla. De "este tipo es la piedad o la compasión, la emoción que sentimos a la miseria de los demás, ya sea cuando la ven, o están hechos para concebirlos de una forma muy animada.
Que a menudo deriva dolor el dolor de los demás es una cuestión de hecho demasiado obvia para requerir muchas instancias para demostrarlo, porque este sentimiento, al igual que todas las demás pasiones originales de la naturaleza humana, es de ninguna manera limitada a los virtuosos y humanos, aunque tal vez lo sientan con la sensibilidad más exquisita. El mayor rufián, el violador más endurecido de las leyes de la sociedad, no es ajeno del todo a ella.
Como no tenemos experiencia inmediata de lo que los otros hombres sienten, no podemos formarnos una idea de la forma en que se ven afectados, sino por la concepción de lo que nosotros debemos sentir en una situación similar. A pesar de nuestro hermano está sobre la parrilla, siempre y cuando nosotros mismos estamos a gusto, nuestros sentidos no nos informarán de lo que él sufre. Nunca lo hicieron y nunca nos podrán llevar más allá de nuestras propias personas, y es por la imaginación que sólo podemos formar cualquier concepción de cuáles son sus sensaciones. Tampoco nadie puede ayudarnos sobre esta otra forma, más que imaginando lo que sería, si estuviéramos en su caso. Son solamente impresiones de nuestros propios sentidos, no los de la otra y que nuestra imaginación copia. Por la imaginación nos ponemos en su situación, nos concebimos a nosotros mismos soportando todos los tormentos, entramos como si fuera su cuerpo y nos convertimos en él en cierta medida, para de allí formar una idea de sus sensaciones e incluso sentir algo que, aunque más débil en grado, no es del todo diferente al de ellos. Sus agonías, cuando lo trajimos a casa a nosotros mismos, cuando lo hemos adoptado y hecho nuestro, comience por fin a afectarnos, y entonces tiemblo y me estremezco al pensar en lo que siente. Porque así como estar en el dolor o la angustia de cualquier tipo excita el * dolor más excesivo para concebir o imaginar 'que estamos en él, excita un cierto grado de la misma emoción, en proporción a la vivacidad o la torpeza de la concepción.
Que esta es la fuente de nuestra simpatía (empatía) por la miseria de los demás, que es por cambiar de lugar en la fantasía con la víctima, que vienen ya sea de concebir o de verse afectada por lo que ve, puede ser demostrado por muchas observaciones obvias, si es que no debe ser pensado suficientemente evidente por sí misma. Cuando vemos un movimiento dirigido y justo a punto de caer sobre la pierna o el brazo de otra persona, es que, naturalmente, encogemos y retrocedemos nuestra propia pierna y nuestro propio brazo y cuando cae, lo sentimos en cierta medida, nos lastimamos por ella, así como que él sufre. La multitud, cuando mira a un bailarín en la cuerda floja, se retuercen de forma natural y se retuercen y equilibran sus propios cuerpos, ya que lo ven hacer y como sienten que ellos mismos deben hacerlo en su situación. Personas de fibras delicadas y una constitución débil de cuerpo, se quejan de que en la búsqueda de las Fores y úlceras que son expuestos por los mendigos en las calles, tienden a ver ah picazón o sensación incómoda en la parte correspondiente de sus propios cuerpos. El horror que conciben a la miseria de los desgraciados afecta a esa parte en particular en ellos más que ningún otro, porque ese horror surge de la concepción de lo que ellos mismos sufrirían, si de verdad eran los miserables de v / hom que están buscando en, y si esa parte en particular en sí mismos se vio afectado en realidad del mismo modo miserable. La misma fuerza de esta concepción es suficiente, en sus marcos débiles, para producir esa picazón o sensación incómoda denunciados. Los hombres de las más sólidas que, tenga en cuenta que al mirar a los ojos doloridos a menudo se sienten un dolor muy sensible en el suyo, que procede de la razón por la fama, ese órgano está en el hombre más fuerte más delicada que la de cualquier otra parte del cuerpo está en los más débiles.
Tampoco se trata de estas circunstancias, solamente, que producen dolor o la tristeza que inspira nuestra compatriota de visión. Todo lo que es la pasión que surge de cualquier objeto en la persona principalmente afectada, surge una emoción análoga hacia ella, con la idea de su situación, en el seno de cada espectador atento. Nuestra alegría por la liberación de los héroes de la tragedia o el romance que nos interesa, es tan sincera como nuestro dolor por su sufrimiento, y nuestra simpatía (empatía) con su miseria no es más real que con su felicidad. Entramos en su gratitud hacia aquellos fieles amigos que no los abandonan en sus dificultades, y que de todo corazón ir junto con su resentimiento contra esos traidores pérfidos que heridos, abandonados, o los engañaba. En todas las pasiones más allá de los cuales la mente del hombre es susceptible, las emociones del transeúnte siempre se corresponden con lo que, por lo que el caso de su casa a sí mismo, imagina, deben ser los sentimientos de la víctima.
La piedad y la compasión son palabras apropiadas para significar nuestra simpatía (empatía) con el dolor de los demás. La simpatía (empatía), aunque su significado es, quizás, originalmente la fama, ahora puede, sin embargo, sin impropiedad mucho, se hizo uso de para referirse a nuestro compañero de ver con toda pasión lo que sea.
Tras algunas ocasiones la simpatía (empatía) puede parecer que resulta del mero hecho de la vista de una cierta emoción en otra persona. Las pasiones, en algunas ocasiones, puede parecer que ser transfundida a un hombre a otro, de forma instantánea, y que preceden a cualquier conocimiento de lo que se entusiasmen en la persona principalmente afectada. El dolor y la alegría, por ejemplo, expresa con fuerza en la mirada y los gestos de nadie, a la vez afecta al espectador con un cierto grado de emoción como doloroso o agradable. Una cara sonriente es decir, a cada cuerpo que se ve, un objeto alegre, como un rostro triste, por el contrario, es una melancolía.
Esto, sin embargo, no se sostiene universalmente o con respecto a todas las pasiones. Hay pasiones que excitan a las expresiones de simpatía (empatía)
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