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Arte, artista, ¿quién? ¿Cómo? Y ¿para qué?


Enviado por   •  11 de Diciembre de 2015  •  Apuntes  •  1.720 Palabras (7 Páginas)  •  227 Visitas

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Arte, artista, ¿quién? ¿Cómo? Y ¿para qué?

RESÚMEN

En el presente trabajo trato de exponer sobre la reflexión el arte su creación y consumo. Enfatizando mi particular punto de vista de artista en formación y mi representación como joven con una identidad indígena en transformación.

Ofreciendo al lector una introducción que ofrece una visión general y sintética

sobre algunos puntos tocados en las lecturas realizadas en la materia, estos tópicos que me llamaron la atención es consumo del arte y cultural, identidades, mercado y método.

Palabras Claves: Consumo, mercado, arte, artistas, representaciones, consumidores.

Al analizar la metodología sociológica de Bourdieu, pienso en la creación artística actual, comprende cómo los objetos y las obras o, dicho de otro modo, la obra como objeto se ha convertido en pura necesidad de consumo. “hombres de buen gusto"— para quienes ella es posible, recordar que la obra de arte no se entrega más que a aquellos que han recibido los medios de adquirir los medios de apropiársela y que no podrían intentar poseerla si ya no la poseyeran, en y por la posesión de los medios de posesión como posibilidad real de efectuar la toma de posesión, recordar, finalmente, que sólo algunos tienen la posibilidad real de aprovechar de la posibilidad pura y liberalmente ofrecida a todos de aprovechar de las obras expuestas en los museos, es poner en evidencia el resorte oculto de los efectos de la mayor parte de los usos sociales de la cultura.[1]

Por tal motivo el arte y la obra va más allá de los límites estéticos, trascendiendo hacia reglas de corte social. Vemos al artista actualmente sumergido en su individual, en el mundo global, de altos precios y tecnología.

 Por lo tanto, parto de la idea, y nos situamos en la lógica del consumo como conducta principal desarrollada durante los siglos XX y XXI. Debemos ser conscientes de que vivimos inmersos en una economía de mercado.

“La coacción sobre los artistas se endurece en la medida que, según casi todos los entrevistados, se carece de una base económica fundada en la abundancia y la despreocupación para consumir"[2]

Esta economía nos obliga a una dinámica de consumo perentorio: el comercio artístico. Éste no sólo estructura la escala de valor de las obras, sino, además, de un modo más indirecto, el valor del propio artista como parte

de un rol social.

La economía y el arte están unidos de una manera intrínseca, en una sociedad moderna dónde el precio de una obra no sólo se estima respecto a su propio valor, sino también en relación al habitus como lo denomina Bourdieu, un mundo de coleccionistas y galerías en el que se ubica la obra. Y de esta forma el contexto nos define, del mismo modo que a las obras de arte. De ahí, la importancia de estudiar dicho entorno, ya que éste se convierte en el objetivo y clave de nuestra identidad, bien seamos compradores o artistas.

El arte contemporáneo está cargado de significantes otorgados por una sociedad de consumo que se acercan y se contradicen, generalmente en torno a un contexto ambiguo y plural.

Buscamos conocer nuestra sociedad a través de la obra del artista, pero también gracias a ella percibimos mejor nuestra propia idiosincrasia. Podemos pensar incluso, que el individuo de esta era posee la misma fragilidad y transitoriedad que caracteriza a la imagen digital. El ser humano, frente a la complejidad y dificultad de ciertas circunstancias que se ve obligado a afrontar, llega a ser inconsistente. Este hecho también afecta al arte y al artista.

Las nuevas representaciones del arte, la tecnología se puede volver una amenaza pues se generan nuevas propiedades que dejan la materialidad de la obra, le da una nueva capacidad ser preparada sin necesidad de convertirse en un objeto físico. De este modo, la ausencia de materiales tradicionales ha generado nuevas interpretaciones que nos habla de la inexistencia de la obra y de su inconsistencia como tal, al poder ser ésta perdida por los propios medios tecnológicos que la crearon. El espacio virtual donde se almacenan como obras que no existen más que en la memoria del ordenador. Nos sumergimos en una red de palabras, en una irrealidad que caracteriza cada vez más el engranaje de nuestro propio mundo, y en él, se encuentra como eje central el mercado del arte y la media y lo masivo como difusor de la obra.

La época actual corresponde al mundo del mercado donde nada puede endurecer, y como tal, impone sus condiciones. Por tal motivo las obras de arte caducan antes de tener tiempo para una vida pública. Están hechas para la actividad diaria de los consumidores, sólo prevalecen por un instante, el de su consumo el artista pasa de ser un creador de obras inmortales, a ser un productor de momentos  que a veces ni siquiera causa una sensación, y la dinámica del mercado artístico se ve envuelta en esta situación incontrolable.

“Given the way the market has evolved inrecent years, these oligopolistic understandings are now most often ad hoc and short term in nature. Cooperation among dealers, rather tan competition, tends increasingly to be the rule in response to the high cost and rapid onslaught of new debuts.”[3]

Atendiendo a estudios basados en el arte contemporáneo, se manifiesta que el eje formado por EE.UU. y Reino Unido, permanece liderando el mercado, muy por encima del resto de los demás países. Además, también se defiende que el coleccionista de arte actual suele ser compulsivo; no repara en comprar y en pagar lo que sea necesario por una obra cuando examina, la calidad de la misma. Así pues, este mercado está en continua renovación, ya que los artistas están vivos y trabajan constantemente.

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