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Descartes Y Nietzsche


Enviado por   •  19 de Noviembre de 2014  •  3.221 Palabras (13 Páginas)  •  654 Visitas

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Resumen: discurso del método de Renato Descartes

(basado en la primera y segunda parte)

Primeramente Descartes comienza afirmando que el sentido común es lo mejor repartido entre los hombres. Por sentido común, Descartes no entiende otra cosa, que la razón. No obstante, podemos apreciar diversidad, pluralidad en cuanto a las opiniones de los hombres, esto no se debe a la menor racionalidad por parte de algunos hombres, muy por el contrario la razón es igual en todos los hombres, la diversidad de opiniones se debe entonces a que algunos hombres no dirigen su razón de manera recta, en aras a la verdad. Asimismo, es dicha facultad, a saber la razón, lo que diferencia al hombre del animal.

La intención de Descartes no es otra que elaborar un método que permita incrementar el conocimiento. Para ello, descartes tomara como modelo a las matemáticas, ya que es la única ciencia que logro certezas y fundamentos sólidos. Muy por el contrario, la filosofía, se presentaba para Descartes, dudosa, dado las opiniones diversas que podíamos encontrar en la materia. Por consiguiente, el resto de las ciencias que se habían fundado sobre la base de la filosofía, debían ser necesariamente dudosas.

Descartes finaliza, la primera parte del discurso del método con un telos, con un fin último distinguir lo verdadero de lo falso, para ello deberá despojarse de las costumbres que hacen incurrir en error, ya que “ofuscan nuestra luz natural”(Descartes Rene, El discurso del método, ediciones orbis, Barcelona, 1983, Pág. 50).

Seguidamente, en la segunda parte del discurso del método, podemos apreciar el ocio productivo del que disponía Descartes para plasmar sus pensamientos en su obra. Así como también, notamos en la figura de Descartes, la característica moderna por excelencia, la individualidad, dado que Descartes valora lo individual por sobre lo colectivo.

Descartes comienza con la desconstrucción total del edificio de conocimiento, es decir, con la eliminación de las creencias en las que se basaba su conocimiento, en aras a encontrar cimientos sólidos para una posterior construcción iluminada por la razón.

Vale aclarar, que Descartes de ningún modo, intenta implementar su método al ámbito político.

El método cartesiano para conducir la razón rectamente se basar en cuatro preceptos, reglas, a saber:

1_ Regla de la evidencia o criterio de verdad: no aceptar ninguna cosa como verdadera, hasta no tener evidencia de que así lo sea., es decir, descartes nos habla de evitar la precipitación al juzgar. Solo debemos aceptar aquello que se presenta a nuestro entendimiento de manera clara y distinta.

2_Regla del análisis o división: dividir los problemas en partes, para su mejor resolución.

3_Regla de síntesis: conducir ordenadamente el pensamiento, de modo tal de comenzar por los objetos más simples a los complejos.

4_ Regla de intuición: realizar recuentos, revisiones generales, a fin de no omitir nada.

Dichas reglas deberán ser aplicadas a todas las ciencias, más aún a la filosofía, ya que en ella, no hay cimientos sólidos y perturba a Descartes la condición de la filosofía, ya que es la madre de todas las ciencias y al tomar de ella sus principios dudosos, el resto de las ciencias se encuentran en su misma situación, a saber: dudosas e inciertas.

Primera meditación

La primera meditación revela cuatro situaciones que tienen el potencial de confundir nuestras percepciones lo suficiente como para invalidar una serie de enunciados sobre el conocimiento. El más importante de los argumentos invalidadores que Descartes presenta es el genio maligno, que tiene la capacidad de confundirnos en nuestras percepciones y arroja dudas sobre todo lo que podemos conocer acerca del mundo y de sus propiedades. Sin embargo, aunque el engañador puede falsear nuestras percepciones, no tiene la capacidad de falsear lo que "creemos" percibir. Descartes también concluye que el poder de pensar y existir no pueden ser corrompidos por el engañador.

Genio maligno: Descartes sugiere que tal vez hemos sido creados por un Dios que nos obliga a engañarnos sistemáticamente, que ha dispuesto nuestra naturaleza de tal modo que creemos estar en la verdad cuando realmente estamos en el error. Con esta hipótesis se cuestiona la legitimidad de las proposiciones que parecen tener la máxima evidencia, las que se presentan con "claridad y distinción" (excepto las referidas a la propia mente, como mostrará el descubrimiento del cogito), proposiciones del tipo "dos más tres es cinco" o "la suma de los ángulos de todo triángulo es igual a dos rectos". Por lo tanto, llega a cuestionar la veracidad de la propia matemática.

El objetivo de este extraño supuesto es investigar si es posible encontrar algo que sea absolutamente indudable: si encontramos una creencia que llegue a superar esta hipótesis, su calidad como verdad será extraordinaria. Aunque Descartes no explica ni justifica cuidadosamente la hipótesis del genio maligno, parece que se refería a las siguientes cuestiones: podemos considerar que nuestro reconocimiento de algo como verdadero es consecuencia de nuestra naturaleza (nosotros diríamos ahora de nuestro cerebro) y podríamos pensar que vemos algo como verdadero porque estamos hechos como estamos hechos, de tal forma que a distinta constitución distinto conocimiento.

Tal vez las cosas que puedan considerar verdaderas seres pertenecientes a otras especies, o seres racionales que hayan sufrido una evolución biológica diferente (por ejemplo, los extraterrestres), pueden ser distintas a las nuestras. Cabe dudar que la matemática, por ejemplo, tenga una validez universal, en el sentido de que tal vez para otros seres, seres con una naturaleza psicológica o física distinta a la nuestra, las verdades matemáticas sean también distintas a las nuestras. En definitiva, si reflexiones de este tipo nos llevan a pensar que el reconocimiento de algo como verdadero depende de nuestra propia naturaleza o forma de ser, parece que hasta los conocimientos más firmes pueden ponerse en cuestión. Es posible que Descartes introdujese la hipótesis del genio maligno para señalar esta última duda.

En cuanto a la palabra "genio" nos dice Descartes que podríamos llamar así al Dios que tal vez nos ha hecho de ese modo tan falible para no confundirlo con el Dios cristiano, del cual se predica siempre la bondad.

Segunda meditación:

La segunda meditación contiene el argumento de Descartes sobre la certeza de la propia existencia, incluso ante la duda de todo lo demás:

Me he convencido de que no hay nada en el mundo, ni cielo, ni tierra, ni mente, ni cuerpo. ¿Implica ello que yo tampoco exista? No: si hay algo de lo que esté realmente

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