ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

El Alma De La Toga


Enviado por   •  26 de Noviembre de 2012  •  2.970 Palabras (12 Páginas)  •  460 Visitas

Página 1 de 12

EL ALMA DE LA TOGA: REFLEXIONES SOBRE LA ÉTICA DE LA ABOGACÍA.

ABOGADOS: IMAGEN SOCIAL FRENTE A SU NECESIDAD

¿Cuándo se conoce que un abogado miente? Cuando mueve los labios.

La imagen pública de los profesionales de la toga no está asociada precisamente a la ética como se deduce fácilmente del popular chiste anterior, uno más entre los innumerables que circulan por todos los medios, en todos los idiomas y en todas las culturas.

Es indudable que los abogados cumplen una trascendental función. Su preeminencia en el ámbito social no es desconocida, pero su actividad se asocia a la transgresión de los principios éticos.

Desde su aparición -advocatus quien habla en nombre de otro ante quien le juzga-, la ciencia jurídica y el profesional o técnico que la desarrolla surgen paralelamente con la defensa de derechos ante los tribunales y con las exigencias éticas del Abogado: “Oportet ut bonas causas et veraciter agant advocati”

Durante siglos no han variado las funciones de los Abogados pero los profundos cambios operados en el medio económico social mundial no son ajenos a la actividad del letrado. La globalización, el capitalismo desenfrenado, la competitividad, la ampliación de mercados hacen necesario un incremento de los valores que enmarcan la actividad jurídica y un refuerzo para que la avidez económica que se apodera de todas las profesiones, no empañe los principios fundamentales del ejercicio de la Abogacía.

Los Colegios de Abogados como Asociaciones o Sociedades típicas que agrupan a los ejercientes como tales en un determinado ámbito así lo han sentido. La búsqueda de los razonamientos éticos les ha llevado al establecimiento de una serie de principios básicos que funcionen como puntos de orientación fundamentales y al establecimiento de Códigos éticos o dentológicos de los Abogados, fijando las individuales normas de la ética del abogado persona autónoma como normas heterónomas procedentes de la autoridad del colectivo de Abogados constituido en corporación pública y que en la Deontología profesional cristaliza la reflexión colectiva a lo largo de la historia de la Abogacía, sin perjuicio de que el Estado y las entidades supraestatales también estén regulando la ética profesional del Abogado (Principios báscos sobre la función de los Abogados, VIII Congreso Naciones Unidas 1990 y Directiva CE 2001/97)

Un profesional cuyo trabajo es pedir justicia para los demás: eso es un abogado. El ciudadano acude al profesional haitualmente una vez que su conflicto no lo puede resolver particularmente. Su función peculiar permite encadenar al hombre promedio con la Administración judicial, en busca de la tutela judicial efectiva. Y este derecho a la tutela de la Ley aplicada por el Juez no es el único que queda protegido gracias a la actuación del abogado, pues esta profesión es instrumento en la garantía de toda una serie de bienes fundamentales de la persona. El Ciudadano tiene, entonces, acceso a la jurisdicción y el derecho a obtener una decisión fundada en derecho.

Estas líneas están encaminadas a una breve reflexión sobre la ética del ejercicio profesional del derecho, en el sentido de principios y conclusiones de la ética concreta aplicada a la vida profesional. Nos referiremos a la permanencia de unas líneas maestras que han sido fundamentales en la concepción de la Deontología del ejercicio del Derecho.

Se intenta discernir el papel de la ética en la evolución del derecho contenporáneo y aproximar al individuo común al rol desempeñado por los abogados en los tribunales y fuera de ellos.

El comportamiento incorrecto de un letrado daña al cliente y produce un claro perjuicio en los abogados honestos, dañando su imagen. El abogado tiene una responsabilidad social y la sociedad no perdona las actuaciones negligentes e irresponsables.

Lograr que un abogado sea un buen profesional depende de muchos factores: lo procesos de formación teórica deben mejorar en un mundo tan cambiante como es el actual de nuestra Sociedad de Redes, así como los Colegios deben implicarse más en el cumplimiento por parte de los colegiados de las normas deontológicas. La enseñanza de normas éticas en los estudios universitarios nunca se puede considerar excesiva y, sin embargo, se relega a asignaturas irrelevantes perdidas en los cursos. Los cambios a realizar, requieren una implicación profunda por parte de los letrados pues sin su acción las normas deontológicas caerían en terreno estéril y no darían fruto alguno.

Dentro de un Estado de Derecho, el buen funcionamiento de la justicia es fundamental pero esa justicia debe fluir a través de la interpretación de la ley. La misión del abogado es contribuir a su realización: dar a cada uno lo suyo.

El progreso económico ha descubierto nuevas posibilidades para la persona y un despliegue tan variado de necesidades ha provocado en el hombre la obsesión del consumo. Sus deseos ya no están circunscritos a la mera necesidad de subsistencia sino que aspira a satisfacer sus necesidades como persona humana. El abogado ofrece sus servicios profesionales y, a través de ellos, contribuye a satisfacer necesidades humanas como la seguridad y tranquilidad.

La abogacía, cumple una función social. Los intereses particulares deben articularse a los intereses generales de la sociedad. Por lo tanto, la misión pasa de individual a colectiva. Su labor se desarrolla en medio de una importante preocupación para la sociedad sobre sus poderes reales y, en consecuencia, es objeto de severas regulaciones legales. El abogado debe tener presente la alta función que la sociedad le confía, que supone la defensa efectiva de los derechos individuales y sociales que son la espina dorsal del Estado de Derecho.

Esa sociedad occidental -en nuestro caso-, que pretende ignorar la problemática derivada de la obediencia al derecho en las sociedades occidentales, que cuentan con Declaraciones de Derechos y Libertades de la Persona, a diferencia de las sociedades orientales, que según palabras del propio Gandhi no conciben los derechos humanos desligados de una carta de los Deberes del Hombre.

Dicha sociedad no tiene claro quiénes son los abogados y qué pueden aportar en beneficio de la colectividad como ya hemos puesto de relieve. La profesión ha descuidado el marketing, permitiendo a otros colectivos adquirir una posición reforzada frente al público. La Abogacía debe concebir con precisión su imagen real en la sociedad, pues frente a otros colectivos profesionales que

...

Descargar como (para miembros actualizados) txt (16 Kb)
Leer 11 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com