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El Consumo Me Consume


Enviado por   •  27 de Marzo de 2014  •  12.800 Palabras (52 Páginas)  •  916 Visitas

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Moulian tomas el consumo me consume

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1. Tomás Moulian El consumo me consumeEl autor:Tomás Moulian (chileno, 1939). Sociólogo yprofesor universitario, cuyo libro Chile actual.Anatomía de un mito, Lom Ediciones, 1997, hatenido sucesivas reimpresiones, constituyéndo-se en nuestro país en el primer bestseller del aná-lisis social, es autor además de Democracia ySocialismo en Chile, 1983, La forja de Ilusio-nes: el sistema de partidos. 1932-1973, 1993.Texto de contratapa:Escrito por Germán Marín para la presente edi- Libros del Ciudadanoción.

2. Agradecimientos Colección dirigida por Germán Marín Confieso que este libro ha representado para mí un parto de los montes. No les aseguro que el producto no sea, como dice la leyenda, un mísero ratón. Traté de evitar que este texto fuese un plagio del capítulo sobre el consumo de Chile actual. Anatomía de un mito, lo que re- presentaría una burla para los eventuales lectores de este opúsculo, conocedores de esa obra anterior. No me fue fácil evitar repetirme. En este libro no he incorporado citas. Mi pensamiento está inspirado, en positivo o en negativo, por la obra de Néstor García Canclini y en Chile por los escritos de José J. Brunner y por algunos textos de Eduardo Santa Cruz. Como en todo lo que escribo debo confesar que soy tributario de mis antiguas lecturas de Marx, de Marcuse, del hoy vilipendiado Sartre y de mis recientes, pero aún escasas lecturas de Freud. En este libro está la huella de múltiples©Tomás Moulian 1998. ©LOM Ediciones, conversaciones con Verónica Huerta y Oscar1999. Concha y Toro 23, Fonos: 6885273 - Cabezas, siempre cercanos a todo lo que he6958U45. Fax: 6966388 Motivo de la escrito en el último tiempo. Alejandra Rojas tuvocubierta: Detalle del óleo Autorretrato, 1956, la paciencia de leer y opinar sobre enredadasde Francis Bacon. Registro de Propiedad narraciones de mis oscuras teorías, acerca deIntelectual: 104.115. 1SBN: 956-282-080-6. un tema donde me metí de intru-Primera edición: mayo de 1998. 5areimpresión septiembre de 1999. Diseño,diagramación e impresión: en los talleres deLOM Ediciones, Maturana 9 Fonos: 6722236-6715612. Fax. 6730915. Santiago de Chile.

3. so, con la liviandad de mi egolatría. La culpamayor debe serle adjudicada a Paulo y Silvia,los editores de LOM que me propusieron eltema. En su descargo debo decir que me obligarona mejorar el primer borrador, con grangentileza, sin hacerme sentir lo malo que era. También están presentes en este texto lashuellas de las discusiones con mis amigos delConsejo Académico del Centro deInvestigaciones Sociales. Con ellos venimosdebatiendo por cerca de tres años, con tantadisciplina que parece milagro. También les doylas gracias a mis amigos del Taller de Teoría Dedico este pequeño libro a los compañeros deCrítica, Pese a que soy un participante un poco Erasmo Escala 2324: Iara, Oscar y Jashisa.indisciplinado, he aprendido mucho de sus También, con gratitud, al ilustre inventor deldiscusiones y sobre todo de la originalidad de correo electrónico.sus perspectivas analíticas. Barrio Brasil, 10 de mayo de 1998

4. El consumo como problemática Consumir es una operación cotidiana eimprescindible que está ligada a la reproducciónmaterial pero también espiritual (cognitiva,emocional y sensorial) de los individuos. Es unacto ordinario ligado al desarrollo vital y es elobjetivo de ese intercambio incesante de loshombres con la naturaleza que llamamostrabajo. Una actividad tan imprescindible, ¿porquéestá sometida a menudo a un enojosoescrutinio moral? La pregunta debe responderseantes de iniciar una reflexión crítica sobre elconsumo. Elaborar un discurso crítico sobre estaactividad de reproducción y expansión delindividuo no puede reducirse a interpretarlacomo deseo (es decir como un impulso quesupera el uso necesario e instrumental), para arenglón seguido, clasificar ese deseo cornopatología o desviación. Si se realiza esa puraoperación no se comprenden las dinámicassociales del consumo, en su compleja relacióncon la subjetividad del individuo lanzado a laincertidumbre de vivir en las sociedadesneoliberales del capitalismo globalizado.

5. La crítica del consumo como deseo no Autorretrato de un consumidor obsesivodebe provenir de una mirada puritana. Elladebería provenir de una crítica interna de esedeseo, que muestre cómo agobia o esclaviza ofragmenta. Sólo después de intentar esaanatomía es posible hacer la crítica externa delconsumo. Ella consiste básicamente en larevalorización de otros deseos desplazadospor la instalación del consumo. Confieso ser un consumidor obsesivo y vicioso. No me gustan los mall pero no por razones de principios. Básicamente es por la sensación de encierro y de artificialidad, no por desapego de los objetos. Si bien no me interesan la ropa y los automóviles, me ob- sesionan los libros, la gastronomía y los viajes. Cuando se trata de perseguir mis placeres y deseos, mi relación con el gasto carece de planificación y de correctivos éticos. Si estoy comiendo en el Flaubert o en el Kilo-metre, no me asedian los remordimientos. Gastaría toda mi plata, sin cálculo alguno, en las librerías y convidaría a mis amigos y a mis hijos a los restaurantes que amo, a comer platos sofisticados y beber esos vinos que no se encuentran en los supermercados. E iría mañana mismo a Madrid por el solo placer de ver El jardín de las delicias en el Museo del Prado. No me preocupa el consumo con un ánimo de predicador virtuoso que quiere alabar su austeridad. En primer lugar, me preocupa por mi propia relación con el consumo y con el dinero. Si mi tono resulta moralizador es porque me hablo a mí mismo, tratando de lograr una improbable10 11

6. autocorrección. Hablo, entonces, de una es- ¿ Qué significa que el consumo se instaleclavitud que conozco. como placer? Una larga tradición analítica, inspirada por los principios de la moral cristiana de la austeridad, ha considerado al consumo so- lamente desde el punto de vista de la nece- sidad. Se trata de una moral inspirada en dos grandes reglas: el autocontrol y la solidaridad. El autocontrol o control de sí mismo es visto por ciertas éticas cristianas como un indispensable camino de perfección, realizado a través de la penitencia, del ascetismo. Esta idea forma parte de la matriz cultural del desasimiento y de la crítica a lo mundano. Para esta perspectiva vivir en el espíritu de la fe significa la negación del goce terrenal, de su postergación en función del verdadero Gozo. En algunas versiones religiosas más individualistas, la solidaridad aparece leída no sólo como un gesto hacia el hermano sino como un gesto vinculado a la propia salvación. En otras, en las cuales la caridad adquiere un papel central, la solidaridad vale por sí misma, como materialización del amor hacia Dios. En todo caso, la caridad, expresada

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