Estudio de Casos: En dónde ancla la autoridad docente hoy, una visión ético-política
Enviado por nhumphreys • 31 de Octubre de 2016 • Práctica o problema • 1.661 Palabras (7 Páginas) • 273 Visitas
Estudio de Casos: En dónde ancla la autoridad docente hoy, una visión ético-política
“El lugar del otro en la educación moral” de Carlos A. Cullen
En la situación planteada el alumno cuestiona el ritual de izamiento de la bandera, y la directora -sorprendida por la situación- actúa utilizando su autoridad con autoritarismo. Quizás se haya debido a que la situación la tomó por sorpresa. Fue más fuerte su educación tradicional (donde la autoridad no se cuestionaba) y no pudo llegar a reflexionar sobre lo necesario y beneficioso que sería poder aceptar el cuestionamiento del joven y aprovecharlo para, en ese discurso pedagógico entre ellos, enseñarle que es necesario poder aceptar opiniones diferentes y aprender en el disenso a encontrar el consenso.
De haber adoptado esta posición, quizás utópica, la directora estaría cumpliendo con su rol dentro de la escuela moderna que es formar sujetos sociales, de derecho, que utilicen y desarrollen su razón. Serían “ sujetos morales”, autónomos, con poder de opinión y capacidad para establecer sus pensamientos junto a sus docentes, trabajando desde la reflexión y no desde el castigo.
La directora debería poder centrarse en la idea de la autenticidad entendida como el cuidado de la diferencia consigo misma, proponiendo alguna actividad lúdica que invite a la creación de valores, a hablar de los temores que atormentan al alumno a la hora de cuestionar el ritual de izamiento.
“La función política de la escuela en busca de un espacio en el currículum” de Isabelino A. Siede
Una situación imprevista y desconcertante que padeció la docente con un alumno en un acto escolar, en la que se vio desbordada ante la respuesta sin límite referencial para con una autoridad (hablándole de igual a igual), pero a su vez produciéndole una sensación de asombro con la argumentación y exigencia de una demostración que le propiciara a él valor alguno hacia un símbolo patrio que decía estar muy devaluado, debido a la corrupción e injusticias circundantes a su alrededor; permitió advertir dos alternativas en la manera de actuar de la directora.
La primera y acontecida, fue imponer una sanción si Mariano continuaba en esa postura, prevaleciendo así una intención de formar ciudadanos con un sistema escolar obsoleto, donde lo que se pretendía era la neutralidad ideológica, una suposición de que el espacio escolar debía ser ajeno a la confrontación de ideas, buscando adhesión a las normas, silencio y evasión ante los conflictos; y en segundo lugar el educador podría haber intentado establecer un lazo de opinión y comunicación entre él y el alumno, basado en el respeto, en la formación argumentativa que todo ciudadano tiene derecho a ejercer; formando así individuos pensantes, con análisis de discurso y participación activa tanto en la vida política como social.
El halo de respeto y prestigio que rodeaba al magisterio se fue desdibujando con los cambios sociales y el cuestionamiento hacia las instituciones en general. Uno de los grandes desafíos es que deben resolver problemas nuevos para los cuales no tienen recursos ni conocimiento porque las situaciones son totalmente inéditas y varían permanentemente. Cambian los adolescentes, los conocimientos, la familia, el contexto; mientras que la formación educativa siempre va más lento. Hoy en día tenemos un sistema escolar viejo, en el cual al principio el alumno, sólo por ser alumno ya le daba crédito al maestro sólo por ser adulto (no había lugar al trato de igual a igual entre ambos participantes).
A la autoridad hay que construirla; es el docente quien tiene que crear las condiciones de su credibilidad, haciendo que las familias y los educandos confíen en ellos y de esa manera fortalecer el respeto; el reconocimiento no se puede imponer u obligar. El maestro que es bueno en su oficio y que respeta al otro, es respetado. Si un maestro desconoce a sus alumnos, si los desvaloriza, es respondido de la misma manera; ese chico merece respeto y exige reciprocidad. Hay que reconocer que los chicos tienen derechos y que no basta con emitir una orden, sino que hay que poder justificarla y argumentarla.
“Hacia una didáctica de la formación ética y política” de Isabelino A. Siede
En la formación ética y política escolar la construcción de criterios para intervenir en las prácticas sociales y las relaciones de poder es una actividad pedagógica emancipadora.
La postura por parte de la directora, dificulta la toma de posición por parte del alumno, por lo cual no se promueve el pensamiento autónomo ni se favorece la transferencia hacia situaciones de la vida cotidiana. Tampoco la docente desarrolla una neutralidad activa, cuestionando la respuesta del alumno, para poder facilitar la introducción y el debate.
La directora debería brindar herramientas a fin de que el alumno comprenda la realidad social en la que vive y los principios normativos acuñados en la historia humana, para que la pueda evaluar y le dé significado a lo que hace. Es decir, que se debería promover que el alumno pueda actuar según criterios autónomos, justos y solidarios, argumentativamente fundados y siempre abiertos a la crítica.
“La escuela como telar
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