Eterno Retorno
Enviado por Jutka • 27 de Mayo de 2014 • 656 Palabras (3 Páginas) • 331 Visitas
Lengua y Literatura
Ensayo:
“El mito del eterno retorno”
Un mito muy común y con múltiples variaciones es el de “El eterno retorno”, si, este arquetipo que dice que todos, absolutamente todos los acontecimientos se repiten, en el mismo orden y que no existe alguna variación. Es doloroso pensar quizá, que nuestra vida se dirige siempre a lo mismo, que no hay posibilidades de cambiar el destino, pero también puede resultar esperanzador si nuestro final es digno de un cuento.
Para este ensayo elegí este mito ya que encontré que un gran poeta y filósofo llamado Nietzsche hizo referencia del mismo en algunos de sus libros.
Para comprender de qué manera se refiere a este mito en sus obras debemos manejar ciertos conceptos que surgen de las ideas de Nietzsche:
El gran mediodía es ese paso en el que la vida se detiene y al mismo tiempo el ser se siente realizado a sí mismo de una manera plena, completa y cósmica. No es la felicidad habitual llevada a un grado máximo, se trata de una vivencia nueva y distinta. Se siente no solo la expansión perfecta del ser, sino también la del mundo. Cuando ocurre, el tiempo se detiene, se pierde la perspectiva del pasado y del futuro. El tiempo no corre, es el tiempo intemporal.
De este gran mediodía surge el superhombre, que es aquel que consigue la conciencia plena de sí mismo, aquel que todo lo que sucede a su alrededor le interesa, aquel que se proporciona a su existencia un destino y así consigue la aceptación máxima de sí mismo.
En la obra “La gaya ciencia” Nietzsche menciona ambos conceptos:
«¿Qué ocurriría si, un día o una noche un demonio se deslizara furtivamente en la más solitaria de tus soledades y te dijese: “Esta vida, como tú ahora la vives y la has vivido, deberás vivirla aún otra vez e innumerables veces, y no habrá en ella nunca nada nuevo, sino que cada dolor y cada placer, y cada pensamiento y cada suspiro, y cada cosa indeciblemente pequeña y grande de tu vida deberá retornar a ti, y todas en la misma secuencia y sucesión -y así también esta araña y esta luz de luna entre las ramas y así también este instante y yo mismo. ¡La eterna clepsidra de la existencia se invierte siempre de nuevo y tú con ella, granito del polvo!” ¿No te arrojarías al suelo, rechinando los dientes y maldiciendo al demonio que te ha hablado de esta forma? ¿O quizás has vivido una vez un instante infinito, en que tu respuesta habría sido la siguiente: “Tu eres un dios y jamás oí nada más divino”? (Gran mediodía) Si ese pensamiento se apoderase de ti, te haría experimentar, tal como eres ahora, una transformación y tal vez te trituraría; ¡la pregunta sobre cualquier cosa: “¿Quieres esto otra vez e innumerables veces más?” pesaría sobre tu obrar como el peso más grande! O también, ¿cuánto deberías amarte a ti mismo y a la vida para no desear ya otra
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