Etica Nicomaquea
Enviado por mariogro2310 • 4 de Mayo de 2015 • 2.481 Palabras (10 Páginas) • 279 Visitas
Resumen
Libro 1: DEL BIEN HUMANO EN GENERAL
Toda arte y toda investigación científica, lo mismo que toda acción e elección parecen tender a algún bien, y por ello definieron con toda pulcritud el bien los que dijeron ser aquello a que todas las cosas aspiran.
Cierta diferencia con todo, es patente en los fines de las artes y ciencias, pues algunos consisten en veces, además de la acción, queda un producto. Y en las artes cuyo fin es algo ulterior a la acción, el producto es naturalmente más valioso que la acción.
Cuando de las ciencias y artes algunas están subordinadas a alguna facultad unitaria, como por ejemplo, la fabricación de los frenos y de todo lo demás concerniente al arreo de los caballos está subordinada al arte de la equitación , y esta a su vez, juntamente con las acciones militares, está sometida a la estrategia, hallándose de la misma manera otras artes sometidas a otras, en todos estos casos los fines de todas las disciplinas gobernadoras son preferibles a los de aquellas que están sujetas, pues en atención a los primeros por lo que se persiguen a los demás. Y nada importa a este respecto que el fin de la acción sea tan solo la misma actividad u otra cosa a más de ella, con las ciencias sobredichas.
Su contenido lo explicaremos suficientemente si hacemos ver con claridad la materia que nos proponemos tratar, según ella lo consiente.
No debemos en efecto, buscar la misma precisión en todos los conceptos, como no se busca tampoco en la fabricación de objetos artificiales.
Lo bueno y lo justo, de cuya consideración se ocupa la ciencia política, ofrecen tanta diversidad y tanta incertidumbre, que ha llegado a pensarse que solo existen por convención y no por naturaleza.
Y los bienes particulares encierran también por su parte la misma incertidumbre, ya que para muchos son ocasión de prejuicio: hay quienes han perecido por su riqueza y otros por su valentía. En esta materia, por tanto, y partiendo de tales premisas hemos de contentarnos con mostrar en nuestro discurso la verdad en general y aun con cierta tosquedad. Disertando sobre lo que acontece en la mayoría de los casos y sirviéndonos de tales hechos como de premisas, conformémonos con llegar a conclusiones del mismo género.
Pero nosotros continuemos nuestro discurso en el punto de que nos apartamos con la anterior digresión. No sin razón el bien y la felicidad son concebidos por lo común a imagen del genero de vida que a cada cual le es propio.
La multitud y los mas vulgares ponen el bien supremos en el placer, y por esto aman la vida voluptuosa.
Tres son, con efecto, los tiempos mas salientes de la vida , a saber : el que queda dicho, la vida política, y en tercer lugar la vida contemplativa. La mayoría de los hombres muestran tener decididamente alma de esclavos al elegir una vida de bestias, justificándose en parte con el ejemplo de los que están en el poder, muchos de los cuales conforman sus gustos a los de Sardanápalo. Los espíritus selectos, en cambio, y los hombres de acción identifican la felicidad con el honor: este es, puede decirse el fin de la vida política.
Pero entonces no podremos declarar feliz a ningún otro de los hombres mientras viva, si no que será preciso, como dice Solon, mirar el fin?
Y con esta tesis, no resultara que este hombre es feliz precisamente cuando ya esta muerto? No estará todo ello completamente fuera de lugar, sobre todo para quienes afirmamos que la felicidad consiste en una actividad?
Mas de otra parte, por mas que no digamos que un muerto sea feliz, ni tampoco Solon quiso decir esto, sino que solo entonces podemos declarar feliz a un hombre con seguridad cuando esta exento ya de los males y reveses de la fortuna, tampoco esto deja de tener cierta dificultad.
Siendo la felicidad una actitud del alma conforme a la virtud perfecta, consideremos ahora la naturaleza de la virtud, pues quizá de este modo podremos percibir mejor de la felicidad. El verdadero hombre de Estado, además, parece que ha de ocuparse de la virtud mas que de otra cosa alguna, desde el momento que quiere hacer de sus ciudadanos hombre de bien y obedientes a las leyes. Ejemplo de lo cual lo tenemos en los legisladores de Creta Y Lacedemonia y otros cualesquiera de esta especia que puedan haber existido. Y puesto que tal consideración es propia de la ciencia política, es claro que la indagación que al respeto hagamos estará de acuerdo con nuestro designio original.
Si todo ello es así, es menester que el político posea algún saber de las cosas del alma, no de otro modo que el oculista debe conocer todo el cuerpo, y tanto mas cuanto que la política es mas cuanto que la medicina , ahora bien, los que son reputados entre los médicos se afana grandemente en el conocimiento del cuerpo.
Libro ll: DE LA VIRTUD EN GENERAL
Siendo, pues de dos especies la virtud: intelectual y moral, la intelectual debe sobre todo al magisterio sobre su nacimiento y desarrollo, y por eso ha menester de experiencia y de tiempo, en tanto que la virtud moral es fruto de la costumbre, de la cual ha tomado su nombre por una ligera inflexión del vocablo.
De lo anterior resulta claramente que ninguna de las virtudes morales germina en nosotros naturalmente. Nada en efecto, de lo que es por naturaleza es arrastrada hacia abajo, no podría contraer el habito de moverse hacia arriba, aunque infinitas veces quisiéramos acostumbrarla a ellos lanzándola a lo alto, ni el fuego hacia abajo, ni nada en fin de lo que naturalmente está constituido de una manera podría habituarse a proceder a otra.
Las virtudes, por tanto no nacen en nosotros ni por naturaleza ni contrariamente a la naturaleza, sino que siendo nosotros naturalmente capaces de recibirlas, las perfeccionamos en nosotros por la costumbre.
Todo lo que nos da la naturaleza lo recibimos primero como potencialidades, que luego nosotros traducimos en actos. Lo cual se manifiesta en los sentidos: No por mucho ver o por mucho oír adquirimos las facultades sensibles, antes por lo contrario nos servimos de ellas porque las tenemos y no a la inversa que las tengamos y como resultado de su uso .
Las virtudes en cambio, las adquirimos ejercitándonos primero en ellas, como pasa también en las artes y oficios.
Todo lo que hemos de hacer después de haberlo aprendido, lo aprendemos haciéndolo, como, por ejemplo, llegamos a ser arquitectos construyendo. Y de igual manera nos hacemos justos practicando actos de justicia, y temperantes haciendo actos de templanza, y valientes haciendo actos de valentía.
Nuestra labor actual, a diferencia de las otras, no tiene por fin la especulación. No emprendemos esta pesquisa para saber que sea la virtud, lo cual no tendría ninguna
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