LA META

LA META

Muy a menudo vagamos por ahí recorriendo el mundo enajenados de todo y con todos, sin muchas veces cuestionarnos del ¿por qué? y ¿para qué? de las cosas o cuales son nuestros verdaderos objetivos. Simplemente seguimos adelante mientras nosotros mismo, y las circunstancias no lo permitan. Es como si fuésemos hojas arrastradas por el viento, que su destino está sometido a que tan fuerte sople el viento y si este nos favorece. De tal suerte que a veces no nos damos cuenta, y pasamos por alto en nuestra vida estos pequeños detalles, que a la larga pueden significar la delgada línea que divide el fracaso del éxito.

Podríamos derivar un sin fin de cuestionamientos, muchos de estos sin una respuesta clara, como por ejemplo: ¿por qué hago las cosas? como las vengo haciendo a hasta ahora ¿por qué estoy en tal trabajo?, ¿por qué estoy en tal escuela?, ¿porque o para que me aferro a tal cosa?, ¿a dónde quiero llegar? ¿Cuál es mi objetivo principal? O ¿cuál es mi meta?, como lo plantea el autor, Eliyahuen Goldratt en su libro titulado “La Meta”. Veamos como plantea ciertos cuestionamientos el autor en su obra:— Ah, bien, digamos que uno de los objetivos de mi compañía es el aumento de rendimientos así que, si se mira así, siempre que aumento los rendimientos estoy siendo productivo. Es lógico. Jonah se detiene en seco y me mira. — ¿Sabe cuál es su problema?— Sí, necesito aumentar mis rendimientos. — No, ése no es su problema. Su problema es que no sabe cuál es la meta. Por cierto, sólo hay una meta, no importa de qué empresa se trate. (Goldratt Eliyahu, año: 2005, pag.37-38)

Por muy sencillos e incluso extraños que parezcan los cuestionamientos en nuestra vida, son necesarios y en muchas, o en casi todas las etapas de nuestra vida.

Es evidente que dichas preguntas dependen del ámbito, en el que estamos y que nos desarrollamos, y todas las demás circunstancias que nos rodean, de acuerdo a nuestro nivel social, a nuestra edad, a nuestro estado civil, al lugar que ocupamos en tal o cual empresa, nuestro grado de estudios, la escuela a la que asistimos etc., en fin podríamos enumerar muchas más cuestiones, sin embargo todos estos cuestionamientos nos llevan a un fin, aun objetivo específico a una “meta”.

Muy a menudo seguimos tendencias, normas, reglas y costumbres, sin cuestionar a quienes las imponen, y mucho menos nos cuestionamos a nosotros mismos por que las seguimos.

No somos capaces de formular preguntas claves, de las que generadas sus respuestas nos sirvan para aclarar el panorama y nos den pistas, de cómo debemos solucionar cualquier problema que se nos pudiese presentar. No nos detenemos a pensar y analizar las situaciones, sea cual sea, que estemos pasando, en cualquier lugar o cualquier ámbito o nivel social. Simplemente nos basta con seguir formulas generales que todo el mundo utiliza, y que han sido aceptadas por la sociedad. No se trata sin embargo de decir, que todo lo que seguimos o hacemos como los demás, de acuerdo a nuestra cultura y formación, este incorrecto. Se trata de observar y analizar simplemente lo más esencial, que nos ofrecen los demás, de extraer, y por así decirlo lo que más “convenga”, a nuestros propósitos y objetivos de creer que en verdad podemos lograr cambios. Cambios que nos abrirían nuevos horizontes y oportunidades. “El instinto de supervivencia se impone sobre las falsas ideas.” (Goldratt Eliyahu, año: 2005, pag.143)

Es decir cambiar nuestra concepción de ver el mundo, en base a nuestro muy particular punto de vista, basándonos en nuestra experiencia y conocimientos adquiridos, poniéndonos a prueba ante un mundo en constante cambio, pero que sin embargo no acepta fácilmente que le digan que, de vez en cuando que se equivoca, a un mundo que le cuesta cambiar de opinión. “— Pero eso es lo que todo el mundo hace.— Efectivamente, eso es lo que todos hacen, o al menos dicen que lo hacen. Pero acabamos de ver que es una estupidez intentarlo.” (Goldratt Eliyahu, Año: 2005, pag.59)

— ¿Sabéis una cosa?, esto realmente saca a la luz otro problema. El cambio de la escala de importancia de las mediciones, el paso de uno a otro mundo, es, sin duda, un cambio cultural. Aceptémoslo, eso es exactamente por lo que tenemos que pasar, por un cambio cultural. ¿Pero cómo vamos a dirigir a la división hacia ese cambio? (Goldratt, Eliyahu. Año 2005 pag.308)

Continuamos una y otra vez como maquinas programadas que siguen un solo patrón a menos de que este sea cambiado por el mecánico o el operador. No estamos acostumbrados a cambiar, seguimos haciendo las mismas cosas y por consecuencia obteniendo, los mismo resultados. No nos arriesgamos a pensar que pasaría si utilizara un método distinto del ya establecido, y cambiara la manera en que todos actúan, que pasaría si me arriesgara más, hay que encontrar nuevas formas de solucionar los problemas que se nos van presentando. Para muchos podría resultar confuso, y que las normatividades y parámetros que seguimos y que siempre han estado ahí, son las

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