La Educación Como La Puerta Al Mundo

“La educación como la puerta al mundo” relaciona las teorías de Hannah Arendt y Paulo Freire, destacando el carácter primordial de la educación en la formación del hombre, como un proceso en el cual los actores fundamentales son el alumno y la autoridad educativa. Retomando estas ideas, y para entender las transformaciones en la educación, es preciso mencionar las características de los períodos: moderno y posmoderno. La modernidad concibió la cultura desde tres aspectos fundamentales: la ciencia, la moral y el arte, los cuales se validaban por medio de la verdad, el deber y la belleza respectivamente. Se basaba en el concepto de unidad y de progreso, y sostenía que la razón gobernaba la actividad humana, siendo este el gran ideal de la humanidad. A diferencia de este, el período postmoderno se caracteriza por procurar un conocimiento real del presente, en él se conciben nuevas formas de culturas, se busca la participación activa, se valora la creatividad y la libertad, la proyección cultural como acción vital y se da la posibilidad del hedonismo y del placer. El posmodernismo destruye los fundamentos absolutos e inventa nuevos valores carentes de fundamentos. La transición de un período al otro se manifiesta claramente en la sociedad y sus agentes, y como reflejo en la educación y la escuela. La cultura no será para reflexionar, sino para vivir. La escuela será escuela de la utilidad y la necesidad, del aprendizaje, de las herramientas necesarias para acceder a la vida del trabajo. La posmodernidad implica el fin de la interioridad y de la intimidad del sujeto, el hombre será un ser aislado, singular, pero al mismo tiempo conectado a las redes telemáticas y audiovisuales de diverso orden, que lo pondrán en contacto con el mundo. La enseñanza individualizada, así como el valor del individuo se verán en alza. El signo mas grave de la crisis de la educación se presenta en la ausencia del fundamento axiológico, la acción educativa posmoderna no solamente ha entrado en una importante lucha por su propia constitución y legitimación, sino incluso se ha visto amenazada en su propia entidad. Otro factor que incide en la crisis educativa, es la lucha sobre el poder, este no es algo singular, ni bipolar, sino múltiple. Se trata de un juego de fuerzas, las relaciones de poder se caracterizan por la capacidad de unos para poder “conducir” las acciones de otros; estas relaciones producen, generan y constituyen sujetos. Si nos remitimos a la modernidad, el docente tenía el conocimiento y lo impartía a sus alumnos, el maestro como el profesor eran respetados y socialmente considerados, se valoraban sus conocimientos, su vocación, su abnegación, eran acompañados y apoyados en la tarea educativa por la familia y la sociedad, el docente mandaba y el alumno obedecía; la modalidad del poder era despótica y la penalidad suplicante. La disciplina siempre ha sido inherente a la educación, existiendo el control de la

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