La Prioridad Del Ser Sobre El Pensar

La prioridad del Ser sobre el pensar

El conocimiento es una relación real entre un ente conocido y un ente cognoscente.

Es aquel aspecto inteligible del ente que emerge como conocimiento en la inteligencia del ente cognocente. Es una relación real y no ideal porque se da en el contacto real con cada ente individual y no a partir de una participación de otras Ideas perfectas ajenas a los entes particulares.

Son los actos presentes en lo que es y que embargan a la inteligencia que los conoce, los que posibilitan descubrir distintos ordenes de inteligibilidad en lo que es. A su vez, estos órdenes existentes en las cosas son los que fundan en la inteligencia del hombre las distintas ciencias.

En el contacto con el ente que es, nuestra inteligencia percibe simultáneamente distintos saberes correspondientes a distintos ordenes de la inteligencia. Decimos entonces que un mismo ente conocido posee distintos niveles de saber, que a su vez a estos los consideramos ciencias distintas y complementarias entre si, siempre y cuando conserven su jerarquía que las mantiene en equilibrio.

Existe una jerarquía o subordinación entre las ciencias. Si la inteligencia de un hombre se mueve en el interior de la primacía del ser sobre el pensar, podrá percibir y conocer el equilibrio que tienen en su interior los saberes que su inteligencia encierra.

Poner al Ser sobre el pensar es ordenar la inteligencia. Primero están los entes que son y porque son, los pensamos. Las ciencias de principios poseen una mirada que abarca mucho mas que las ciencias empirologicas, ya que las de principios tienen como objeto al Ser de los entes y las empirologicas a sus manifestaciones que corresponden a un orden segundo del mismo ente.

Sobre el mismo mundo natural podemos lanzar simultáneamente dos miradas, una metafísica y otra physica las que, por distintas, pueden complementarse y sostenerse entre si en una fecunda relación. Hacemos metafísica o filosofía de la naturaleza según sea el acto al que nos dirigimos.

En cuanto a las ciencias de principios, encontramos estas dos miradas del ente: la que le corresponde a la metafísica y la que le es propia de la filosofía de la naturaleza. Ambas miran desde un orden primero, pero la metafísica mira el acto de ser, acto que tiene el ente por el solo hecho de ser (esse) y la filosofía de la naturaleza mira lo que es el ente que es, es decir, la essentia del ente, compuesta de un acto formal y una potencia dada por la materia.

Esta prioridad del esse sobre la esencia es la causa de la prioridad de la metafísica sobre la filosofía de la naturaleza. Ambas son ciencias de principios: la filosofía de la naturaleza esta subordinada a la metafísica en función de la mayor actualidad que encierra aquello de lo cual se ocupa esta ultima.

Siguiendo el orden de subordinación, encontramos que la metafísica posee mayor actualidad porque mira lo mas evidente y primordial del ente que es su acto de ser. En cambio, la filosofía de la naturaleza mira el acto formal del ente que ya consideramos que por ser ente es.

Existe la posibilidad de otro tipo de mirada que solo se acerca al orden de la esencia, en representaciones, esquemas o símbolos imaginativos que se construyen a partir de una hipótesis que un investigador formula y verifica según un método especifico.

Estas ciencias poseen un saber funcional, efectivo, en donde prima el pensar del científico sobre el ser (fenómeno).

Decimos que en estas ciencias prima el pensar sobre el ser porque solo poseen una mirada fenomenológica de los entes y estos son definidos según una hipótesis (del pensar) verificada metodológicamente, que le da nombre según sus manifestaciones, correspondientes a un orden segundo del ente. Es decir que los entes son validados por el pensar, según el postulado de turno, y no son por si mismos.

Su ámbito no es el de verdades universales fundadas en lo que es, sino el de conceptos relativos y construidos conforme a la situación de verificación y debe mantenerse solo allí.

Expresa la objetividad de un dato constatado en el interior de una inteligibilidad construida, coherente y abstracta, que domina con efectividad y siempre de un modo científico, al mundo natural.

No posee verdades universales ya que su saber es progresivo; con el tiempo se va perfeccionando según teorías que expliquen mejor al ente que se manifiesta. Es por eso que posee conceptos relativos, ya que no hay verdad

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