Sintesis Del Noveno Capitulo Del Libro Las Preguntas De La Vida

SÍNTESIS DEL NOVENO CAPITULO DEL LIBRO “LAS PREGUNTAS DE LA VIDA”

En el noveno capítulo del libro “Las preguntas de la vida”, Fernando Savater nos expone diferentes puntos que son muy importantes y que debemos tener en cuenta. Al principio nos hablan sobre el placer y el dolor, según Fernando savater el placer y el dolor nos enseñan que somos iguales en lo general y diferentes en lo particular, es decir, todos tenemos placeres y dolores pero lo que unos consideran como placer otros lo ven como dolor y viceversa, esto nos indica que son placeres y dolores los que perfilan la autentica individualidad de cada cual. También nos dicen que, según Kant, el deleite producido por la belleza es el único verdaderamente desinteresado y libre, es decir, un interés que no busca perseguir el beneficio personal.

Santayana, asegura que nada salvo lo bueno de la vida entra en la textura de lo bello, lo bueno se encuentra asociado con lo bello, es decir, las cosas que consideramos buenas son bellas y estas hacen la vida humana mucho mejor, pero si una cosa es fea no puede ser completamente buena.

Según Kant se puede distinguir dos tipos de belleza, la belleza libre o vaga y la belleza adherente, la adherente es la belleza de aquellas cosas cuyo objetivo conocemos o cuya perfección funcional podemos más o menos definir: por muy desinteresado que sea nuestro aprecio estético de un palacio o un caballo de carreras nunca puede desligarse del todo de que sabemos para qué sirven, en cambio, la belleza vaga corresponde a la de las flores, una pintura o una obra, así mismo, para Kant el prototipo de la verdadera belleza es el espectáculo de lo natural y mira a los artistas con cierta desconfianza, concediéndoles alcanzar de vez en cuando esa belleza adherente o añadida de rango netamente inferior. Platón sostiene que existe una clara contraposición entre el arte y el verdadero conocimiento, es decir la filosofía. Se podría decir que en el arte predomina esa belleza física del artista, mientras que la filosofía se enfoca en la verdadera realidad impersonal, más allá de los arrebatos y caprichos humanos. Tampoco Platón descarta todo tipo de arte, sólo se opone al demasiado individualista y personal, el arte de los grandes creadores: en cambio no tiene objeciones contra lo que hoy llamaríamos arte popular, las artesanías tradicionales y la música tonificante que despierta sanas emociones patrióticas o religiosas; es decir, las manifestaciones en las que prima lo colectivo sobre la idiosincrasia subversiva de unas cuantas subjetividades con tendencia a la introspección, sin embargo, muchos otros filósofos considerables piensan de un modo distinto, ya que plantean que si se puede llegar al verdadero conocimiento sin tener como obstáculo a las obras de grandes artistas, es decir que los artistas o sus obras no representan un obstáculo para llegar al verdadero conocimiento y la razón.

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