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Sistema Formativo En Una Sociedad Del Cambio


Enviado por   •  27 de Mayo de 2015  •  1.762 Palabras (8 Páginas)  •  718 Visitas

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Sistema formativo en una sociedad del cambio

El sistema educativo actual debe hacer frente a la evolución que vive la sociedad, las personas y las instituciones. Tales cambios sociales se hacen cada vez más evidentes en cada generación, motivo por el cual se deben hacer las adecuaciones necesarias a fin de que se pueda responder de forma adecuada.

En ese sentido De Pablos (1997) explica que durante mucho tiempo la escuela se asumió como una institución conservadora y que requieren que la educación sea una institución que sepa cómo adaptarse a estos cambios y no quedar obsoleta.

Tal obsolescencia se hace notoria en la ruptura entre la creación del conocimiento y la transmisión de éste. Para hacer frente a esta demanda, los docentes deben procurar que los escolares no tengan carencias en lo relacionado a conocimientos, habilidades y actitudes mínimas para poder desenvolverse de forma adecuada en la sociedad (Mora, 2004).

De tal forma que la escuela conecte con las necesidades de las personas y pueda proporcionar formas de cooperación, a la vez que proporciona medios para que los escolares puedan hacer frente a la velocidad con la que se produce el conocimiento (De Pablos, 1997). Sólo mediante una educación con un enfoque humanista es posible lograr tal cometido.

De este modo, Alfieri (2010) en su análisis rescata las aportaciones de Dewey sobre las experiencias exitosas en la conformación de una escuela que no esté ajena a la sociedad, en la cual confluya la familia y que le proporcione al joven un ambiente estimulante y sano para que junto con el ámbito escolar sea transformadora e instrumento cultural.

Educación para toda la vida

En la actualidad, la sociedad exige que la educación que dé la escuela, cubra las demandas de la misma. De esta manera, Altarejos y Naval (2011) delimitan que para tal proceso le corresponde al docente motivar al alumno a adquirir conocimientos y buscar que desarrolle el gusto por aprender o como lo define Ormrod (2005) la motivación intrínseca.

De acuerdo con lo anterior, dichos autores consideran que la educación no sólo debe buscar el fin de la misma, es decir, el resultado delimitado como la mera adquisición del conocimiento puesto que dicho proceso quedaría terminado al llegar a la meta propuesta; sin embargo, dentro del sistema formal de educación no sólo es importante que el alumno adquiera el conocimiento sino que busque los medios idóneos, no importando el contexto, que pueda poner en práctica dichos conocimientos con la intención de que resuelva los problemas que se le plantean.

Siendo así, el proceso educativo un aspecto continuo en la formación del estudiante, es en la relación de maestro-alumno que se propicia el dialogo que produce acciones de aprender mediante la enseñanza donde se privilegia el perfeccionamiento del estudiante. Entonces, la educación no se debe entender como la formación misma del estudiante, sino como el apoyo que se requiere para que estos se formen (Altarejos y Naval, 2011). Por tanto, la educación para toda la vida permite que el estudiante actualice todas sus potencialidades preparándolo para valorizar toda su trayectoria formativa a través de las herramientas esenciales para el aprendizaje, las cuales contribuyen para que éste desarrolle sus capacidades de forma eficiente.

Consecuentemente, dentro de los problemas identificados en la educación para toda la vida se deriva la necesidad de marcar la elección de los contenidos de la enseñanza, en virtud de que coadyuven a construir la relación existente entre las esferas de lo cultural, lo político, lo tecnocientifico y lo económico dentro de las sociedades del conocimiento y así desde diferentes perspectivas obtener mejores propuestas de solución a los problemas que se enfrente el estudiante. Asimismo, dentro de los pilares de la educación que la UNESCO propone se identifican aquellos que permiten validar y confrontar los requerimientos para que la educación se torné verdaderamente significativa (Altarejos y Naval, 2011), siendo: aprender a aprender, aprender a hacer, aprender a vivir con los demás y aprender a ser.

En suma, para apoyar los puntos mencionados anteriormente, es recomendable que el proceso educativo no quede en el mero protagonismo de los docentes y de la escuela para que se considere exitoso, pues en la actualidad la educación es concebida como un sistema donde se incluyen diferentes actores, entre los que se involucran a la familia como referentes que fortalecen las relaciones interpersonales para el fortalecimiento del discente como persona.

El sistema formativo y su relación con las instituciones

La escuela, vista desde su acepción más general y globalizante surge y se constituye para sí misma como un referente y espejo de la sociedad en la que se encuna. Indistintamente de la parafernalia de sus estructuras y acabados más o menos inspiradores de libertad como los mostrados por Platón con La Academia o Aristóteles y el Liceo; o por el contrario, los escenarios un tanto taciturnos de las aulas escolares que a la usanza de un panóptico como escenario donde se resguardaba la norma desde una perspectiva de vigilar y castigar, como lo plantea Foucault (2005), la idea central sobre la que giraban las mismas daban cuenta de un entretejido de saberes cuya finalidad y fin se constituía en servir como referente en la construcción de saberes y garante de la formación de individuos – ciudadanos, con un papel determinado

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