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TIPOS DE LECTURAS


Enviado por   •  5 de Enero de 2013  •  5.124 Palabras (21 Páginas)  •  405 Visitas

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Cómo leer (mejor) en voz alta

Felipe Garrido

Guía para contagiar la afición a leer

NOTA EDITORIAL

El 30 de mayo de 1989, mediante iniciativa de la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana, la Cámara Nacional de las Industrias de la Celulosa y del Papel y la Cámara Nacional de Industria de Artes Gráficas, se constituyó la Fundación Mexicana para el Fomento de la Lectura, A.C., con el objetivo fundamental de colaborar, de manera eficaz, con todos aquellos programas y personas interesados en promover el hábito de la lectura en nuestro país.

El Señor Presidente de la República Ernesto Zedillo, y diversas autoridades educativas y sociales de nuestro país han reconocido de manera explícita que la crisis de lectores amenaza seriamente nuestro proceso educativo y cultural.

Es por tanto necesario implementar, de manera inmediata, acciones y programas concretos que corrijan ese grave rezago y reviertan en el corto y mediano plazo dicha problemática.

Como parte de dichos esfuerzos, publicamos esta magnífica obra titulada Cómo leer (mejor) en voz alta, de Felipe Garrido. Un extraordinario instrumento que ofrece, de manera ejemplar, una metodología necesaria y adecuada para inculcar en los más pequeños el hábito de la lectura y la voluntad de leer.

Fundación Mexicana para el Fomento de la Lectura, A.C.

CÓMO LEER (MEJOR) EN VOZ ALTA

Una guía para contagiar la afición a leer

Nada más provechoso puede hacerse para mejorar en todos sus órdenes la vida nacional, que multiplicar los lectores, fomentar la afición a leer diarios, revistas y, sobre todo, libros. Tarea enorme y difícil en la que mucha gente trabaja y que no puede llevarse a cabo en poco tiempo.

Este folleto expone algunos argumentos a favor de lo que es el método más eficaz para formar buenos lectores: la lectura en voz alta. Asimismo, ofrece una guía para mejorar esa actividad y facilitar la orientación de las primeras lecturas. Está dirigido básicamente a los padres y a los maestros, que son quienes pueden trabajar con más provecho en la formación de lectores, pero también podrá auxiliar a los coordinadores y promotores de Rincones de Lectura, grupos, clubes, centros y talleres de lectura que se formen en escuelas, bibliotecas, casas de la cultura, centros deportivos y de trabajo, y cualquier otro lugar donde haya gente que quiera leer. Está escrito atendiendo en primer lugar a las circunstancias de los niños, pero casi todo lo que dice puede ser adaptado para servir a quienes se inician como lectores en la edad adulta.

Para redactarlo se han aprovechado sugerencias y lecturas, inspiraciones y estudios de escritores, editores, bibliotecarios, promotores, investigadores y maestros. Sería injusto no reconocer y agradecer la participación directa o a través de sus publicaciones de, por lo menos, en estricto orden alfabético, Jesús Anaya Rosique, Ana Arenzana, Juan José Arreola, Alejandro Aura, Richard Bamberger, Gabriela Becerra, Gloria Elena Bernal, Gerardo Ciriani, Mireya Cueto, Isabel de De la Mora, Alfonso de Maria y Campos, Aureliano García, Carmen García Moreno, Ricardo Garibay, Daniel Goldin, Pilar Gómez, Javier Guerrero, John Manning, Carlos Monsiváis, José Emilio Pacheco, Carlos Pellicer López, Sebastián Plá Elena Poniatowska, Becky Rubinstein, René Solís, Elías Trabulse, Arturo Trejo Villafuerte, Jim Trelase y Gabriel Zaid.

Felipe Garrido

Centro de Enseñanza para Extranjeros, UNAM

Rincones de Lectura, SEP

En los últimos años, la mayor parte de los mexicanos ha sido alfabetizada; es decir, ha aprendido a leer y escribir, al menos en forma rudimentaria. En la actualidad, sin embargo, unas doce o trece de cada cien personas mayores de ocho años todavía son analfabetas. Eso significa que, en principio, hay más de 60 millones de mexicanos capaces de leer y escribir.

Los lectores habituales, sin embargo, son pocos, y los lectores de libros son todavía muchos menos. Relativamente, abundan quienes leen diarios, revistas, fotonovelas, historietas... Se calcula que unos doce millones de personas suelen comprar esta clase de publicaciones. En cambio, se estima que hay apenas poco más de medio millón de compradores de libros.

¿Es malo leer fotonovelas o historietas? No. Lo malo es que alguien no sea capaz de leer nada que vaya más allá de las fotonovelas y las historietas. Que no tenga la costumbre de leer un texto más o menos largo, de páginas completas, en lugar de las frases elementales de los globitos, donde no hay espacio para profundizar en las ideas, en la información ni en la naturaleza de los personajes.

Quien está tan acostumbrado a leer sólo fotonovelas, historietas y otras publicaciones por el estilo, que no puede leer textos más extensos y complicados, en realidad nunca ha aprendido a leer de a de veras.

¿Qué es leer de a de veras? ¿Quién es un lector auténtico? En primer lugar, es alguien que lee por voluntad propia, porque sabe que leyendo puede encontrar respuestas a sus necesidades de información, de capacitación, de formación, y también por el puro gusto, por el puro placer de leer.

¿Qué significa el gusto, el placer de leer? Significa que se ha descubierto que la lectura es una parte importante de la vida; que la lectura es una fuente de experiencias, emociones y afectos; que puede consolarnos, darnos energías, inspirarnos. Significa que se ha descubierto el enorme poder de evocación que tienen la lectura. Que alguien lea por puro gusto, por el placer de leer, es la prueba definitiva de que realmente es un buen lector, de que tiene la afición de leer.

Hay más de catorce millones de niños en primaria que cada día tienen en las manos por lo menos el libro único de texto. Hay millón y medio de estudiantes de nivel superior. Si incluimos uno y otro extremos, hay en total unos veintitrés millones de estudiantes que leen y consultan muchos libros de texto. Estas personas, ¿no son lectores?

En realidad, la mayoría de ellos no lo son. Casi siempre los libros de texto se leen sólo por obligación, y por lo mismo leen mal, sin comprenderlos bien, sin que cumplan con su función más importante, que sería abrir nuevos horizontes. Por eso la mayoría de los estudiantes, aunque pasen muchos años en la escuela y consulten o lean muchos libros de texto, finalmente no se convierten en lectores auténticos.

Además, al salir de primaria la mayor parte de los niños no tienen libros ni revistas en su casa, ni están acostumbrados a conseguirlos en una biblioteca, de manera que difícilmente pueden seguir leyendo.

En consecuencia, pocos estudiantes llegan a leer bien y a aprovechar bien lo que estudian. Pueden repetir las palabras del texto, pueden memorizarlas; pero no pueden comprender ni sentir lo

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