Sin Armas Tal Vez, Sin Una Coca-Cola Nunca

Destapar un Coca-Cola y destapar la felicidad, tomar una Coca-Cola y tomar una pausa para refrescarse, compartir una Coca-Cola y compartir momentos. ¿Por qué tomar una Coca-Cola? ¿Por qué Coca-Cola?. Según sea el momento, la ocasión, el lugar o por el mero “antojo” elegimos ir en busca de una Coca-Cola; quizá si no podamos adquirirla no ocurra nada, sin embargo para un soldado que combatió durante la II Guerra Mundial prescindir de una Coca-Cola hubiera sido equivalente a “mandarlo a la guerra sin fusil”.

Responder a la pregunta ¿Por qué comemos lo que comemos? puede resultar difícil ya que la alimentación humana es un complejo proceso en el cual influyen, entre otras cosas, el valor y los significados que le son conferidos a los alimentos. Esos significados deben ser entendidos como atributos que van a determinar la elección de consumo de un alimento sobre otro. Mintz (2003) distingue dos tipos de significados: el externo y el interno; el significado externo se refiere a las condiciones del entorno económico, social y político en las que vive un grupo de individuos, y el significado interno tiene que ver con lo que representan los alimentos para quienes los consumen.

Los significados que se atribuyen a los alimentos y las elecciones alimentarias son una forma a través de la cual los seres humanos pueden identificarse como miembros de un mismo grupo y, al mismo tiempo diferenciarse de otros (Mintz, 2003). Así como las ideas que una población tiene sobre la comida, también se debe considerar la disponibilidad y accesibilidad de los alimentos como otros elementos importantes que han de determinar el consumo de alimentos.

De acuerdo a las consideraciones anteriores, la guerra es un escenario ante el cual los seres humanos experimentan cambios alimentarios significativos, pues la alimentación de los ejércitos depende del abastecimiento que se recibe (Mintz, 2003). Durante la II Guerra Mundial se reunieron más de 15 millones de soldados norteamericanos que al estar en un país lejano sentían la falta de representaciones de su cultura; entonces aquí la comida y la bebida adquieren un poder potencial de identidad.

Tal fue el caso de la Coca-cola que de acuerdo Coca-Cola a lo referido por Mintz, George Catlett Marshall, jefe del estado mayor, dio al refresco el mismo nivel de importancia que a la comida y las municiones dentro de la economía de la guerra. Esta decisión, otorgó prioridad a la creación de plantas embotelladoras de Coca-Cola que abastecieran al ejército de Estados Unidos, de está forma Coca-Cola pronto llegó hasta los rincones más insospechados y hasta el soldado más retirado en cualquier frente de guerra (Castro, s/f).

A ocurrido entonces un cambio en el significado externo de la Coca-Cola, que pronto vendría acompañado de lo que representaría para un soldado norteamericano tomar una Coca-Cola, es decir se daría un cambio en el significado interno. Hernández (2007) menciona que si bien la guerra permitió a Coca-Cola beneficiarse económicamente, la presencia de la empresa en la guerra no puede limitarse a una simple estrategia de negocio, debe considerarse la importancia que tuvo esa bebida en la moral de los soldados estadounidenses, para quienes la Coca-Cola alcanzaría un significado casi religioso.

Por su parte Mintz (2003) dice que el significado interno del refresco se revela sin duda en las emociones de un recluta que lucha, entre otras cosas, por conservar la costumbre de tomar una Coca-Cola. El significado que adquirio Coca-Cola para aquellos soldados que se encontraban lejos de su patria quedo reflejado

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