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Circulos Del Infierno


Enviado por   •  26 de Junio de 2013  •  3.708 Palabras (15 Páginas)  •  346 Visitas

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Círculos del Infierno

Dante Alighieri, en el Infierno, primer canto, describe la visión del propio viaje en el ultratumba. Aquí el Infierno está dividido en círculos que son significativamente nueve, basado en el pensamientoaristotélico-tomistico. La construcción del Infierno está explicada por el autor en el canto XI.

Antes de ingresar a los círculos encontramos la Selva y la Colina donde Dante se encuentra perdido "en el medio del camino de nuestra vida": detrás de la colina se encuentra la ciudad de Jerusalén, debajo de la cual se imagina cavada la inmensa vorágine del Infierno. Entra entonces por la Puerta del Infierno y penetra así en el Anteinfierno. Superando el río Aqueronte en la barca de Caronte entra en el verdadero Infierno.

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Primer círculo

Se trata del Limbo: en él se encuentran las personas que, no habiendo recibido el bautismo y siendo que nacieron privados de la fe, no pueden disfrutar de la visión de Dios, pero no son castigados por algún pecado (por eso es llamado también anteinfierno). Su condición ultraterrena tiene muchos puntos de contacto con la concepción clásica de los Campos Elíseos.Pero según la doctrina cristiana algunas almas pudieron salir del Limbo y acceder al Paraíso: se trata de hecho de los grandes Padres, como Adán, Abel, Noé, Moisés, Abraham, David,Isaac, Jacobo, Raquel y muchos otros (en el tercer canto también aparece entre ellos el pagano Rifeo) que vivieron antes del Cristianismo pero que Cristo liberó después de la muerte llevando la insigna de su victoria sobre el mal y causando entre otras cosas daños físicos al Infierno (por ejemplo hizo colapsar todos los puentes de las Malebolge, como explicaMalacoda a Virgilio en el canto XXI). Se encuentran aquí: Homero, Horacio, Ovidio, Lucano, Electra, Héctor, Eneas, Julio César, Camila, Pentesilea, Latino, Lavinia, Bruto, Lucrecia, Julia, Marcia, Cornelia, Saladino,Aristóteles, Sócrates, Platón, Demócrito, Diógenes de Sinope, Anaxágoras, Tales de Mileto, Empédocles, Heraclito, Zenón, Dioscórides, Orfeo, Cicerón, Lino, Séneca, Euclides,Ptolomeo, Hipócrates, Avicena, Galeno, Averroes. Además en el canto XXII del Purgatorio Virgilio nombra compañeros suyos del Limbo en una conversación con Estacio. Ellos son: Terencio, Estacio, Plauto, Vario Rufo (o quizás Varrón),Persio, Eurípides, Antifonte, Simónides de Ceos, Agatón de Atenas, Antígona, Deifile, Argia, Ismene, Hipsípila, Manto (Dante habla de la «hija de Tiresias»: se debe quizás pensar a un despiste dado que ya la encontramos entre los adivinos en Inf. XXVI

Segundo círculo

Aquí comienza el verdadero Infierno: de hecho encontramos a Minos que juzga a los condenados según el mito ya presente en Homero y Virgilio. En el segundo círculo están castigados los pecadores incontinentes y en particular los lujuriosos: ellos son empujados por el aire, vencidos por la tormenta infernal, evidente contrapaso(por analogía) de la pasión que los abrumó en vida. Están castigados aquí: Semirámide, Dido, Cleopatra, Helena, Aquiles, Paris, Tristán, Paolo Malatesta y Francesca de Rimini.

Tercer círculo

En el tercer círculo, Dante y Virgilio continúan encontrando pecados incontinentes, en particular golosos: ellos están inmersos en el fango, bajo una lluvia incesante de granizo y nieve, y golpeados por Cerbero, guardián de todos los ínferos según la mitología clásica pero aquí relegado a guardián de solo el tercer círculo. El contrapaso es más complejo respecto al anterior círculo pero se puede ver igual: en el fango en el cual están obligados a arrastrarse un antítesis del uso refinado que hicieron en vida en el sentido del gusto y, en la avidez del guardián que los maltrata, un reflejo de la avidez y la codicia. En conclusión, se puede decir que está potenciado al máximo el aspecto bestial de la avidez de comida, como se nota también en la degradación que sufre el mismo Cerbero respecto a su breve aparición en la Eneida (de hecho, Dante maximizó la monstruosidad del aspecto físico así como en el objeto que se le tira: una focaccia somnífera en la Eneida, pero acá un puño de tierra).

Cuarto círculo

Los pecadores de incontienencia del cuarto círculo son los avaros y los pródigos, condenados a empujar enormes pesos de oro, divididos en dos grupos que cuando se encuentran se injurian: la grandeza del peso que los oprime simboliza la cantidad de bienes terrenales que acumularon o gastaron, dedicándose enteramente a esto en vida. El guardián del círculo es Pluto, dios de la riqueza, que Dante confunde quizás con Plutón, rey del Averno.

Quinto círculo

Este círculo es el último en el cual se encuentran pecadores castigados por su incontinencia: aquí están los iracundos y los perezosos, los primeros inmersos y los segundos sumergidos en el pantano del Estigia. Los primeros estuvieron inmersos en el fango de su propia rabia, y ahora se golpean y se injurian eternamente, mientras los segundos gastaron su vida en la inmovilidad del espíritu, y por eso están hundidos, privados de aire y palabra así como en vida se privaron de las obras.

El custodio, también barquero sobre el Estigia, es Flegias, alegoría de la ira: su figura es tomada de la mitología, siendo él el rey de los Lápitas que incendió el templo de Delfos para vengarse de Apolo, que había seducido a su hija, como narran Virgilio y Estacio.

Algunos han planteado la hipótesis de que en el pantano se encuentran los soberbios y los envidiosos, porque no se encuentran en ninguna otra parte: pero viendo bien son infinitos los modos en los cuales un hombre puede pecar, y por eso las culpas están repartidas en grandes categorías, según una justicia divina inescrutable para la lógica humana. Notamos después como la soberbia y la envidia serán castigadas en el Purgatorio no como culpas precisas, sino como tendencias del carácter, diferencia que bien distingue a los dos reinos.

Aquí es castigado como iracundo: Filippo Argenti.

Sexto círculo

El sexto círculo está dentro de los muros de la ciudad de Dite, en la mitología homónimo de Plutón, y acá vigilada por una multitud de diablos y por las Furias o Erinias (el primero es el nombre en latín, el segundo griego). Ellas son tres: Megera, Alecto y Tisífone, y son las diosas de la venganza, que personifican el remordimiento por un delito cumplido que perseguía al criminal.

Aquí son castigados los herejes (entre los cuales los epicúreos, que negaron la supervivencia del alma) en sepulcros en llamas: la idea probablemente está tomada de la pena a la cual estaban castigados los herejes en los tribunales terrenales, es decir la hoguera, en cuanto el fuego era considerado símbolo de purificación y correspondía quizás a la falsa luz que ellos pretendian expandir

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